Capítulo 114
Era la primera vez que Sonia veía a Andrés así. Irónicamente, su expresión actual era mucho más... viva que cuando mantenía su habitual compostura fría y serena.

Fue entonces cuando Sonia descubrió que sus emociones sí podían alterarse por ella. Qué novedad. Aunque claro, cualquier hombre se enfurecería al escuchar lo que acababa de decir.

Sin embargo, en contraste con su furia, Sonia se sentía extrañamente tranquila. Después de sostenerle la mirada un momento, contraatacó: —¿No fui lo suficientemente clara? Dije...

No pudo terminar. Andrés levantó la mano bruscamente.

Era un gesto que Sonia conocía demasiado bien. Lo había experimentado tantas veces desde pequeña que sus ojos se cerraron por instinto, esperando el impacto de la bofetada.

Pero el dolor anticipado nunca llegó. Lentamente, abrió los ojos.

La mano de Andrés seguía suspendida en el aire. Su ceño permanecía fruncido, una vena palpitaba visiblemente en su sien bajo la mirada de Sonia.

Ella sonrió: —¿Por qué no lo haces? Golp
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