Ben se heló. Su expresión se llenó de ira mientras apretaba los puños.

Justo cuando estaba a punto de atravesar la puerta de la sala privada, Chelsea se agarró a su brazo. "¡Ben! ¡No!".

"¿Por qué no?", gritó Ben. "¡No solo voy a entrar, también voy a llamar a Elliot para que vea quién es realmente esta mujer!".

"Ver quién es realmente, ¿y luego qué? ¿Qué pasa con el bebé que lleva? Según lo que sé, Elliot quiere quedarse con el bebé. Cuéntaselo a Elliot después de que Avery dé a luz".

Las palabras de Chelsea habían convencido a Ben de reprimir su ira.

'¡Cierto! ¡Ese bebé!', pensó. '¡Sin el bebé, no tendría piedad de Avery! ¡Lo que acaba de decir es puro veneno! No solo no puedo soportar escucharlo, ¡sino que Elliot podría matarla si lo escuchara él mismo!'.

Sin embargo, para asegurarse de que el bebé naciera sano y salvo, Ben tuvo que fingir que no sabía nada y mantenerlo en secreto ante Elliot. Si se lo contaba a Elliot, había muchas posibilidades de que el bebé no llegara al mu