Elliot se dirigió hacia la sala principal y se quedó parado esperando a que Avery se acercara.

"¿De qué más quieres hablar?". Ella se dirigió hacia las escaleras, deseando subir a descansar.

"¿Vas a dormir?". Él estudió la esbelta figura de la mujer y bajó la guardia.

"Sí. Pero podemos hablar antes, si es lo que quieres".

Avery permaneció de pie junto a las escaleras con la única intención de mantenerse alejada de él, ya que le dolía el corazón cada vez que percibía su olor. Era tan familiar, pero el destino había hecho que sus corazones estuvieran a kilómetros de distancia.

"¡Vete a dormir!". El hombre se sentó en el sofá. "Me iré dentro de un rato".

"Oh...". Ella apartó la mirada de él y subió las escaleras.

Elliot se levantó del sofá en cuanto Avery estuvo arriba. Por fin se había dado cuenta de lo egocéntrico y egoísta que había sido todo este tiempo. Nunca había entendido realmente lo que ella quería. Había creído que le daba todo lo que podía y la culpaba por no aceptarlo,