"¿Por qué lo mencionas ahora?". Elliot no quería pelear, porque había algo más entre ellos: su hijo.

"¿Por qué no? El hecho de que no hablemos de ello no significa que sea algo del pasado". Avery sabía que era malo estar pendiente del pasado, pero también sabía que había cosas que debían aclararse para evitar que se convirtieran en cuchillos que volverían a atormentarlos.

Elliot la atrajo hacia sus brazos y le dijo con voz suave: "¿No te ibas a dormir? ¿Te he despertado?".

La cara de ella entró en contacto con la piel ardiente del pecho de él antes de que pudiera reaccionar y le entró pánico, así que lo apartó de un empujón y se volvió a acostar a espaldas de él.

Elliot miró aturdido el esbelto cuerpo de Avery mientras le dolía el corazón. Avery no le había contado lo que su madre le había dicho antes de morir y, lógicamente, no había tenido el valor de preguntárselo.

Si se sentía tan frustrada cuando él no le preguntaba, solo se enfadaría más si se enfrentaba a ella.

Levantó la