Capitulo 44

                                                    Como dos almas gemelas

Los caprichos de la vida podían llegar a ser realmente molestos, pero más caprichosa podía ser una persona que se había guardado tantas cosas por tanto tiempo. Solté un fuerte y sonoro suspiro recordando el horrible día de ayer, había sido un día completamente de m****a y lo peor fue que tuve que trabajar de mal humor… doble turno y sala repleta de personas. Amaba mi profesión, pero hasta la persona más paciente se le acababa la calma.

—Hola, papá. ¿Cómo estás? —dije sentada en la cama apunto de alistarme para ir a trabajar, tenía que hablar con el sobre la situación de Mikeila.

—Bueno, cariño… no me puedo quejar, unos cuantos dolores

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