La razón antes que la lógica
—¿Le han dicho que es un hombre con suerte, Señor Volkova? —declaro Gabriela mirándome con una sonrisa ladina llena de malintencionadas promesas, era de esas mujeres que tenías que tener cuidado. Pose mi mirada en ella que se encontraba sentada enfrente de mí, se cruzó de piernas con elegancia sin dejar de perderme entre sus ojos color esmeralda afilados, a mi lado derecha se encontraba uno de los seguratas y a en el izquierdo se encontraba el idiota de Demian.
—Si lo dice por el hecho de tenerla como mi compañía en el trayecto a donde nos llevan, entonces si, tal vez sea el más suertudo —sonrió sibilina y dij
—Suturaremos, necesito que se calmen pronto se establecerá —las chicas me escucharon y con rapidez sacan las reservas de sangre para administrarla vía intravenosa. La otra me dio la aguja semicircular atraumática y con rapidez empecé a poner los puntos mientras veía como la maquina se volvía a restablecer, cuando terminé corte y solté con firmeza. —Llévenla a la unidad de cuidados intensivos —las chicas estaban en shock mirando la maquina embobadas cuando grite. —¡MUEVANSE YA! —corrieron raudas de la sala con la paciente, suspire cansada y sin más salí de la sala, tire mis guantes gorro y traje quirúrgico en el basurero. Rodrigo apareció con su clásica sonrisa brillante y dijo. —Lo hizo genial, señorita Lucia —le devolví la sonrisa lavando mis manos y dije —Gracias, Rodrigo, pero si no hubiera sido por ti estaría perdida —pose una mano en su hombro dándole mi ánimo. Cuando salí al pasillo enf
¶ —Un… Yate, vivo ahora en un yate como si fuera un mujeriego de clase baja. No podías conseguirte algo más sencillo —dije mirándolo como si su cara se hubiera trasformado en una masa deforme, Ares sonrió y luego dijo. —Joder Nikolay, es la mejor casa de soltero que te puedes pillar, serás un dandi de la pasión —Eros soltó una carcajada y dijo. —Es lo más cutre que has dicho, después de tus camisas hawaianas de m****a —dijo Eros con burla, Ares lo miro con recelo y dijo. —Ninguno de ustedes tendría una mejor idea que esta —suspire sin más y dije. —Tal vez sea lo mejor para iniciar —entramos en el Yate y extrañamen
COMO LA PRIMERA VEZ Cuando acepto aquella invitación de una manera tan decidida y segura, dudé de sus verdaderas intenciones. Comencé a pensar que los objetivos de aquel hombre tan misterioso con el que había decido enredarme me empezaban a llamar la atención. ¿quién era realmente? ¿que buscaba? Y porque llamaba su interés aquella reunión tan aburrida de una familia que no conocía, lo poco que me había percatado de él, es que era un hombre sombrío con muy mala leche y una mirada que podía poner al mismísimo Lucifer de rodillas, a veces me intimidaba de una manera que dudaba si mirarlo a la cara. En fin, tampoco es
—¿Que vamos hablar?… y porque estás en la oscuridad, se ha vuelto Loco —se levantó del sillón sin responderme nada más, dejo la copa en uno de los mesones de caoba, y se acercó a mi casi empujándome hacia el mesón central de la cocina, me quede inerte y sin más soltó. —Solo pensaba que me gustaría volver a estar contigo como aquella noche—mi respiración se detuvo viendo como ponía sus brazos a cada lodo apoyándose en el mesón que tenía atrás, se acercó a un centímetro de mí y soltó. —Esta vez estoy completamente consiente… —pase saliva con dificultad intimidada por su intensa mirada, a pesar de que la oscuridad fuera segadora tenía tanto poder con ella. —D-de que hablas… tenemos una fiesta al cual ir… no hay tiempo para esas cosas—soltó una carcajada seca acercándose esta vez a mi oído. —Créeme… puedo hacer que te corras más rápido de lo que tu cuerpo lo puede concebir. —Acerco su
Caprichos de la vida Joder… que tan bella se podía llegar a ser, que tan loco me tenía que volver por esta mujer, si esto no era amor o tan siquiera una simple representación de mis deseos más profundos… entonces no conocería jamás lo que era. Lo que yo sentía por aquella mujer… no alcanzaban palabras, verla tan cerca fue como si todas mis terminaciones nerviosas despertaran al mismo tiempo, como un adolescente calenturiento viendo a su chica en la graduación. Sabe perfectamente que será la última vez que la vera, pero, aun así, algo le dice que se llene de valor y corra a besarla. Su expresión era de sorpresa mientras sus ojos no dejaban de escanearme con intensa curiosidad, como si aún no creyera mi presencia en aquel lugar. Maldición, como
—Nikolay, espero que esta oportunidad te ayude a buscar una buena vida, porque lo nuestro murió hace mucho tiempo, y ya es hora de que lo asumas —propino reculando su mirada en las vistas del balcón. Se despidió en un susurro leve mientras aquellas palabras me habían pateado fuerte mi necio y estúpido corazón. Desesperado tome su mano haciendo que se girara hacia mí de nuevo. —Lucia… baila conmigo —me miro con confusión y desconcierto. Se soltó de mi agarre mientras fruncía el ceño. —¿Me oíste en algún momento de todo lo que te dije, o te dio completamente igual? —increpo tratando de no sonar tan alterada. —Te oí perfectamente, y no sabes cuantas de esas palabras me he dicho a mí mismo para mortificar mis días. —Murmure con una triste sonrisa. —Y creo que ya es suficiente, si tengo que arrodillarme todos los días enfrente de ti para que me des una segunda oportunidad, lo hare. He llegado hast
Hambre y desesperación —Gracias por traernos, Nick —abro la puerta de casa y como una bala perdida entra Mikeila ignorando completamente al hombre que ha sido tan amable con nosotras. —De nada, Mikeila, tú también ten una muy bonita noche —dice Nick en un tono totalmente sarcástico dirigiéndose a Mikeila. —¡Que te peten, Nick! Yo quería un taxi —responde borde subiendo las escaleras, frunzo el ceño enojada y grito. —¡Por dios, Mikeila esa boca! ¿Qué diablos pasa por su cabeza? —suelto mirándola, ella se detiene en las escaleras se cruza de brazos y camina hasta mí. —Le prometí al Sr que te diría la verdad sobre lo que paso esa noche… No me ha acosté con él, solo lo drogué y no tuve el valor de hacer nada —explico alzando sus ojos con soberbia. Parecí
—Sorpréndame… mi Sr —tome el cinturón de mi pantalón acercándome a ella completamente desnudo, descargaría toda mi frustración en aquel cuerpo libidinoso que llamaba mis perversos deseos. Una y otra vez con fuertes latigazos golpee en su trasero mientras ella gemía con placer exigiéndome más, pidiendo que descargara todo en ella, sacando en mi… algo que ya no deseaba ser. Cuando su trasero ya estaba rojo como un fosforito y ella sudorosa con una respiración rápida, se irguió con rapidez y me empujo en el sillón pidiendo deseosa de mas. —Se muy malo conmigo… mafiosito —se puso el cinturón en su cuello, se sentó a horcajadas de mis piernas metiendo mi erección dentro de ella lentamente, jadee con dureza mirándola con intensidad. —¡Ahórcame como un loco, saca aquella vena despiadada que me pone cuando hablas! —esta mujer estaba completamente loca, pero quien era yo para caer en moralismos baratos, y actitudes hipócritas. Yo era peor que ella… Y mi pasado