Las mentiras tienen patas cortas
La vida misma no era tan sencilla como en los cuentos infantiles de Jacob Grimm, había vivido tantas cosas en tan poco tiempo, y visto tanta podredumbre que ningún ser humano podría vivir consigo mismo. De joven aprendí que el peor cáncer del mundo éramos nosotros mismo, nos guiábamos por los sentimientos más oscuros y perversos, llegando a ser egoístas por naturaleza. Y en el peor de los casos, nos dejábamos llevar por el narcisismo absurdo… más allá de cualquier porquería, existía la bondad y tenía prueba de ello, Lucia… mi Lucia era la mismísima prueba de que en el charco más sucio de lodo, podía crecer la flor de loto más pura e inocente. No sabía el porqué, pero por un momento recordé aquel ínstate en que me encontré con aquellos ojos de¡Feliz año a todas!
—No hubiera pedido un mejor abogado —Ares saco una cajetilla de cigarros ofreciéndome uno en el proceso que no rechace, hacía semanas que no fumaba un buen pitillo de nicotina mata pulmones. Encendió el cigarro y cale tan fuerte dejando que el humo resolviera mis ideas revueltas, cuando lo saque por mi boca termine de soltar. —Sin usted yo estaría preso, así que gracias Piscali—él sonrió de medio lado cuando oí el chillido de Mikeila, la voltea a ver y en segundo nos tenían rodeados hombres de negro que hablaban por pinganillo, el único que reconocí fue a Demian que parecía igual de sorprendido que nosotros, así de viejo me estaba haciendo, que ya que ni siquiera había notado su presencia. Terminé de fumarme mi cigarrillo con calma cuando un auto negro con vidrios polarizados se detuvo a unas pocas cuadras, la puerta se abrió y de ella salió la misma mujer en traje y tacones de punta, camino hacia nosotros, pero solo se detuvo frente a mí con seguridad.
La razón antes que la lógica—¿Le han dicho que es un hombre con suerte, Señor Volkova? —declaro Gabriela mirándome con una sonrisa ladina llena de malintencionadas promesas, era de esas mujeres que tenías que tener cuidado. Pose mi mirada en ella que se encontraba sentada enfrente de mí, se cruzó de piernas con elegancia sin dejar de perderme entre sus ojos color esmeralda afilados, a mi lado derecha se encontraba uno de los seguratas y a en el izquierdo se encontraba el idiota de Demian.—Si lo dice por el hecho de tenerla como mi compañía en el trayecto a donde nos llevan, entonces si, tal vez sea el más suertudo —sonrió sibilina y dij
—Suturaremos, necesito que se calmen pronto se establecerá —las chicas me escucharon y con rapidez sacan las reservas de sangre para administrarla vía intravenosa. La otra me dio la aguja semicircular atraumática y con rapidez empecé a poner los puntos mientras veía como la maquina se volvía a restablecer, cuando terminé corte y solté con firmeza. —Llévenla a la unidad de cuidados intensivos —las chicas estaban en shock mirando la maquina embobadas cuando grite. —¡MUEVANSE YA! —corrieron raudas de la sala con la paciente, suspire cansada y sin más salí de la sala, tire mis guantes gorro y traje quirúrgico en el basurero. Rodrigo apareció con su clásica sonrisa brillante y dijo. —Lo hizo genial, señorita Lucia —le devolví la sonrisa lavando mis manos y dije —Gracias, Rodrigo, pero si no hubiera sido por ti estaría perdida —pose una mano en su hombro dándole mi ánimo. Cuando salí al pasillo enf
¶ —Un… Yate, vivo ahora en un yate como si fuera un mujeriego de clase baja. No podías conseguirte algo más sencillo —dije mirándolo como si su cara se hubiera trasformado en una masa deforme, Ares sonrió y luego dijo. —Joder Nikolay, es la mejor casa de soltero que te puedes pillar, serás un dandi de la pasión —Eros soltó una carcajada y dijo. —Es lo más cutre que has dicho, después de tus camisas hawaianas de m****a —dijo Eros con burla, Ares lo miro con recelo y dijo. —Ninguno de ustedes tendría una mejor idea que esta —suspire sin más y dije. —Tal vez sea lo mejor para iniciar —entramos en el Yate y extrañamen
COMO LA PRIMERA VEZ Cuando acepto aquella invitación de una manera tan decidida y segura, dudé de sus verdaderas intenciones. Comencé a pensar que los objetivos de aquel hombre tan misterioso con el que había decido enredarme me empezaban a llamar la atención. ¿quién era realmente? ¿que buscaba? Y porque llamaba su interés aquella reunión tan aburrida de una familia que no conocía, lo poco que me había percatado de él, es que era un hombre sombrío con muy mala leche y una mirada que podía poner al mismísimo Lucifer de rodillas, a veces me intimidaba de una manera que dudaba si mirarlo a la cara. En fin, tampoco es
—¿Que vamos hablar?… y porque estás en la oscuridad, se ha vuelto Loco —se levantó del sillón sin responderme nada más, dejo la copa en uno de los mesones de caoba, y se acercó a mi casi empujándome hacia el mesón central de la cocina, me quede inerte y sin más soltó. —Solo pensaba que me gustaría volver a estar contigo como aquella noche—mi respiración se detuvo viendo como ponía sus brazos a cada lodo apoyándose en el mesón que tenía atrás, se acercó a un centímetro de mí y soltó. —Esta vez estoy completamente consiente… —pase saliva con dificultad intimidada por su intensa mirada, a pesar de que la oscuridad fuera segadora tenía tanto poder con ella. —D-de que hablas… tenemos una fiesta al cual ir… no hay tiempo para esas cosas—soltó una carcajada seca acercándose esta vez a mi oído. —Créeme… puedo hacer que te corras más rápido de lo que tu cuerpo lo puede concebir. —Acerco su
Caprichos de la vida Joder… que tan bella se podía llegar a ser, que tan loco me tenía que volver por esta mujer, si esto no era amor o tan siquiera una simple representación de mis deseos más profundos… entonces no conocería jamás lo que era. Lo que yo sentía por aquella mujer… no alcanzaban palabras, verla tan cerca fue como si todas mis terminaciones nerviosas despertaran al mismo tiempo, como un adolescente calenturiento viendo a su chica en la graduación. Sabe perfectamente que será la última vez que la vera, pero, aun así, algo le dice que se llene de valor y corra a besarla. Su expresión era de sorpresa mientras sus ojos no dejaban de escanearme con intensa curiosidad, como si aún no creyera mi presencia en aquel lugar. Maldición, como
—Nikolay, espero que esta oportunidad te ayude a buscar una buena vida, porque lo nuestro murió hace mucho tiempo, y ya es hora de que lo asumas —propino reculando su mirada en las vistas del balcón. Se despidió en un susurro leve mientras aquellas palabras me habían pateado fuerte mi necio y estúpido corazón. Desesperado tome su mano haciendo que se girara hacia mí de nuevo. —Lucia… baila conmigo —me miro con confusión y desconcierto. Se soltó de mi agarre mientras fruncía el ceño. —¿Me oíste en algún momento de todo lo que te dije, o te dio completamente igual? —increpo tratando de no sonar tan alterada. —Te oí perfectamente, y no sabes cuantas de esas palabras me he dicho a mí mismo para mortificar mis días. —Murmure con una triste sonrisa. —Y creo que ya es suficiente, si tengo que arrodillarme todos los días enfrente de ti para que me des una segunda oportunidad, lo hare. He llegado hast