Un sentimiento de culpa y duda.
El Cottage era un bar de la ciudad con un estilo muy rural, tocaban jazz en vivo y el alcohol era lo mejor en mi opinión. Iban muchos doctores de distintos hospitales de renombre a hacer sus reuniones, y muchos de mis compañeros del hospital de Montreal pasaban a descansar después de las extenuantes horas de trabajo. Esa misma noche aun el lugar estaba abierto, se podía escuchar la música en vivió por un hombre. Me senté en la barra y pedí dos cervezas para mí y para Sara que horas antes le había invitado a hablar, o juro por dios que estallaría de la peor manera. Miguel me sonrió amistoso, lo conocía y el a mí de innumerables encuentros en este bar, era el único al que venía, él hombre me sonrió girándose para hacer su trabajo. Este había sido mi día más largo en mucho tiempo, todo pahoy estrenos del mini-boktrailer de crónicas del sr, interesadas en mi cuenta de facebock, sra. f.j disfrútenlo guapas.
No sabía si ya había amanecido, pero cuando se saciaron de torturarme me tiraron en una de las habitaciones de alta seguridad, me arrastre con pude en el suelo apoyándome en la pared mientras sostenía mi costado con dolor, respirar me costaba… cada vez que soltaba el más mínimo suspiro que daba era una puñalada entre mis costillas, apoye mi cabeza hacia atrás, levantando mi mirada hacia el techo, cerré mis ojos con cansancio y uno de los guardias entro, abrí mis ojos lentamente para ver su sonrisa con burla, entre sus manos traía el uniforme.—Bienvenido a la cárcel, florecita… disfruta del chale. ¡Apaguen las luces! —lanzo el uniforme a mis pies cerrando la puerta mientras se carcajeaba, solté el aire por mi boca en pequeños intervalos mientras sentía las costillas clavarse, apoyé de nuevo mi cabeza en el muro cerrando mis ojos de nuevo mientras el amanecer entraba en la pequeña escotilla de metal, cerré mis ojos un momento y cuando desperté la voz de Demian resonó en la cel
—¿Diga?… —la oí soltar desinteresa como si estuviera haciendo algo más. —¿Quién habla? Responda… —me apoye en la pared del lugar respire hondo y solté. —Lucia… —dije soltando su nombre como una necesidad, era mi cuerda en este momento. El silencio se formó en la línea, un silencio asfixiante lleno de especulación y nerviosismo, solo el ruido de su respiración. —Háblame… —solté después deseando que no le pasar por la mente colgarme, necesitaba oír su dulce voz dirigirse hacia mí. —¿Porque me llamas? Porque te atreves a llamarte —inquirió con un tono cortante y dístate que partió cualquier esperanza que traía encima. —Porque… yo…. —Eres un descarado, Nikolay… ¿porque volviste? Porque no te quedaste en tu mundo… ¡porque simplemente no te alejaste! —Guardo silencio y después dijo —¿Lo hiciste porque me odias? ¿viniste por venganza? ¡Que te hice, Nikolay! —con eso supe que ya sabía lo que había pasado, cerré mis ojos con culpa y dije con ra
—¿Cómo va todo? —soltó con rapidez y cierto tono de molestia, sabía que me odiaba, pero normal cuando le dejabas la vida de alguien importante a un completo extraño. —Necesitamos empezar a mover los hilos. Necesito que consigas las imágenes de las cámaras de anoche en el área para reclusos de máxima seguridad…. También que compres al guardia que custodia al señor Volkova, también me pidió expresamente que le consiguieras un celular. —No me des ordenes tan a la ligera, que no se te olvide tu p**a posición —suspire con una sonrisa y dije —Ares sé que no te caigo bien y a mí me da igual, pero las ordenes no te las estoy dando yo, es un pedido de Nikolay. —Rechisto alto y dijo. —Pan comido… espero que esta vez haga su trabajo como tanto le gusta fardar —sin más colgó dejándome en la línea, Tome un taxi y me dirigí a todos los medios posibles, el plan marcharía tal como lo tenía en mente o eso esperaba.
JUSTICIA Y VERDAD Habían pasado quince días desde mi entrega, y hoy por fin era el día de mi juicio, se había acelerado por los altercados de los días anteriores entre protestas y medio de comunicación satanizando a la división de policía. El estado de california, y el país entero se había puesto en jaque después de que la gente viera que su policía, sus héroes… habían mostrado un lado de la moneda jamás visto, estaban atrapados en su propia trampa, y lo que mejor pensaron fue acelerar el juicio para encarcelarme lo antes posible. No me sorprendía en lo absoluto, siempre utilizaban estas jugadas sucias, pero lo que ellos no sabían era que no podrían deshacerse de mi tan fácil sin salir escaldados. —Como le decía, señor Volkova, todo está saliendo como lo pl
En la noche cundo la luz de la escotilla de mi celda dejaba entra la luz de luna a pocas horas de que amaneciera y el espectáculo empezara. Por fin acabaría esta tortura de alguna manera u otra, el destino que tomara sería el final de mis días, o el comienzo de una oportunidad. Tome el celular, me senté en el suelo y marque a la única persona por la que aun mis días tenían sentido. El tono sonó y con rapidez alguien contesto sin responder. —No tienes que hablar si no quieres… solo quiero que estuches antes de que tal vez ya no pueda hablar más contigo —Lucia, o quien estuviera en la línea, guardo silencio y eso fue un si para mí. —Mañana será el juicio… y no es el destino que me deparara, lo único que quiero decirte es… —no… esas palabras tan importantes jamás se las diría sin poder verla a los ojos cara a cara, si la vida me regalara otra oportunidad, solo en ese momento se lo diría sin medida. —Solo quería decirte… que jamás se me paso por la cabeza hacer a
—Señor Akerman, jura decir la verdad y nada más que la verdad —soltó el asistente del juez. —Lo juro… —Puede sentarse y declarar como testigo —el chico camino hasta el atril y se sentó, el fiscal le echo una mirada dispuesta a acribillarlo a preguntas, me acerqué un poco a Elías que se encontraba a mi lado e inquirí. —¿Estará bien? Ese tipo está dispuesto a acabarlo. —Dije en susurro leve, Elías sonrió levemente y dijo. —No se preocupe, le pagamos muy bien… además tampoco estará mintiendo en algo que es real. —Pues como siempre la vida me daba la razón, el dinero mueve las bocas más calladas y esta vez este tipo hablaría. —¿Sabe usted los movimientos que se realizaron en ese entonces bajo la comandancia del, señor García? —dijo el fiscal con una mirada amenazadora, debería ser hasta ilegal ser tan gilipollas. —Sí, el superintendente García, no solo recibía sobornos de algunas mafias contando la del Sr, si no que decidía a quien dejar p
—¿Tiene algún testigo de esa noche, Señor Piscali? —acepto seguro y dijo mirándome esta vez. —Mi segundo y último testigo es el señor Nikolay Volkova, mi cliente. Él fue aquel niño que vio a su madre ser violada y asesinada por unos delincuentes que se obsesionaron con ella, pero la policía lo archivo como una pelea entre prostitutas. El estado de california, el país en sí mismo, la policía… Todos le dieron la espalda a un niño que no tenía los suficientes recursos para hacer justicia por su madre. Enfrentándose a una división corrupta y putrefacta, mientras el Señor García llenaba sus bolsillos con casos que jamás investigo. La pregunta es, su señoría y jurado presente. ¿Quién es el verdadero verdugo? Aquel que blande su arma buscando la justicia que su país no le dio, o el hombre que utiliza su poder como policía en contra de la ciudadanía. ¿La gente de verdad quiere ser protegida por un cuerpo tan corrupto y vil? Esta es la verdadera cara del honorifico cuerpo de policía
Las mentiras tienen patas cortas La vida misma no era tan sencilla como en los cuentos infantiles de Jacob Grimm, había vivido tantas cosas en tan poco tiempo, y visto tanta podredumbre que ningún ser humano podría vivir consigo mismo. De joven aprendí que el peor cáncer del mundo éramos nosotros mismo, nos guiábamos por los sentimientos más oscuros y perversos, llegando a ser egoístas por naturaleza. Y en el peor de los casos, nos dejábamos llevar por el narcisismo absurdo… más allá de cualquier porquería, existía la bondad y tenía prueba de ello, Lucia… mi Lucia era la mismísima prueba de que en el charco más sucio de lodo, podía crecer la flor de loto más pura e inocente. No sabía el porqué, pero por un momento recordé aquel ínstate en que me encontré con aquellos ojos de