Capítulo 863
En ese momento, Simón descendió como un verdadero dios del trueno.

Flotando en el aire, sosteniendo un enorme látigo de relámpagos, golpeaba con fuerza una y otra vez al gigantesco simio.

El simio bramaba y saltaba furioso en el suelo, pero no podía hacer absolutamente nada al respecto.

Con cada latigazo, el rugido del simio se convertía en un fuerte gemido de dolor.

Pero el terrorífico látigo de relámpagos no desaparecía aún de las manos de Simón, sino que crecía constantemente en gran tamaño y poder.

Después de una decena de latigazos, el simio estaba al borde de la muerte.

En ese momento, todos quedaron boquiabiertos mirando fijamente a Simón, sin poder creer lo que veían.

Su poder había superado con creces el nivel del Santuario.

¿Qué era esto sino un dios?

Hilario, Osvaldo y Calista se miraban mutuamente entre sí, atónitos.

No podían creer que un compañero casual en el camino resultara ser una presencia tan aterradora.

Era simplemente increíble.

Después de unos minutos, el simio f
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