Capítulo 862
Rugió hacia el cielo y se lanzó con fuerza hacia Simón.

Con su inmenso tamaño, parecía una pequeña montaña, cada paso hacía temblar violentamente el suelo.

Adolfo empujó a Simón y gritó: —¡Date prisa, sube!

Simón respondió con un corte, separando con fuerza el cuerpo de Adolfo, que cayó lentamente.

Aunque Adolfo no era hábil en combate, ese corte fue demasiado rápido y preciso, ni siquiera le dio la oportunidad de esquivarlo.

Todos quedaron sorprendidos.

¿Cómo se atrevía a matar a Adolfo, un miembro del Santo Dominio?

Fulvio y Virgilio también estaban muy asombrados, miraban incrédulos a Simón.

Simón refunfuñó con desdén y se acercó al gigantesco simio con su espada en alto.

Con una velocidad relámpago, se movió rápidamente alrededor del simio, lanzando una ráfaga de ataques que se clavaron directo en su cuerpo.

El simio se vio vulnerable, con más de una docena de heridas.

Aunque las heridas no eran graves, si seguía así, moriría tarde o temprano.

Entre la sorpresa, finalmente vieron u
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