Capitulo 1905
—¡Amaro es mi discípulo! Si puedes pelear, pelea. ¡Si no, entonces ve y muere!

Simón unió sus manos, cambiando con agilidad de posición, y comenzó a recitar un hechizo en voz baja. Luego, gritó de repente: —¡Refugio del Dragón Divino, actívate!

En un instante, un resplandor multicolor apareció sobre la cabeza de Simón, envolviéndolo por completo. Al mismo tiempo, un estruendoso sonido de choque resonó cuando la espada de Amaro impactó con fuerza contra el Refugio del Dragón Divino, sin causar ningún daño aparente.

—¡Maldito, tú! ¿Cuántos secretos tienes todavía?

Amaro continuó atacando con su espada, golpeando con rabia una y otra vez el Refugio del Dragón Divino. Mientras tanto, la figura encapuchada que se encontraba a lo lejos observaba con frialdad y dijo: —Así que, tú también eres uno de los elegidos.

—¿Hablas de mí?

—Así es, los elegidos siempre tienen algo especial que los demás no poseen. Lo que hace que tú seas tan especial ha llamado mi atención. Antes de ti, ya he asesinado
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