Alec Tassara.Mi mente no podía pensar. Solo sentía miedo. Aún no puedo creer que hayamos encontrado al pequeño hace un par de horas y ya lo sintamos como nuestro. “Pero es nuestro, Alec. Yo no tengo dudas de que nos pertenece y ¿te digo otra cosa? El pequeño es especial.”“¿A qué te refieres, Akil?”“Cuando hablé con Aika, ambos coincidimos que el aura de este pequeño iguala a la nuestra. Ese pequeño nació para ser alfa.”“Quizás es por eso por lo que lo sentimos tan nuestro. ¿Qué crees que le hizo Francesco?”“No tengo idea, pero lo que le hayan hecho a ese pequeño, tiene que ver con poderes. Intuyo que Francesco quiso despertar a su lobo.”Miro atemorizado por lo que Akil me dice, lo cual solo confirma mis más grandes temores.”Corro por todo el hospital siguiendo el olor del pequeño, el cual se distingue porque huele como un pícaro, lo cual hace que me enfade desesperado por recuperarlo, abrazarlo y que huela a nosotros.Eric me sigue de cerca, junto con Isabella. Ninguno quiso se
Eric Lafallete.Luego de la interrogación a la mujer que descubrimos que su nombre es Irina, nos dirigimos con Alec al cuartel general de defensa en donde el General Dubois nos estaba esperando, acompañado del resto de los generales y coroneles.Ingresamos y observamos como el lugar se queda en silencio de forma inmediata. Todos nos miran atentamente, hasta que es uno, quien rompe el silencio.“Rey Alec, Rey Eric. Es un gusto tenerlos aquí. Tenemos muchas cosas que discutir.” Nos dice, con una mirada seria, el general Dubois.Alec le dice, “Sí, general. Venimos del interrogatorio de una de las médicas de Francesco, Irina Petrovsky. Es una mujer rusa, de treinta y siete años, que trabaja con él hace diecisiete años.”“¿Es la prisionera que intentó secuestrar al cachorro encontrado?”“Correcto, general Harris,” le respondo.“¿Qué fue lo que la prisionera dijo?” Pregunta el coronel Moore.Con Alec intercambiamos miradas y es él el que se apresura a contestar diciendo, “Habló bastante des
Alec Tassara.Luego de la conversación con los generales, ya estábamos todos listos para marcharnos hacia el pueblo humano, después de un par de horas. Nos detenemos afuera de la casa de la manada y vemos Isabella, corre hacia nosotros, con Aryan en sus brazos. Ambos nos abrazan fuerte.Eric toma a nuestro cachorro en sus brazos mientras no deja de besarle su cabeza. Isabella coloca sus manos en mi cuello, mientras me dice, “Regresen a salvo, amores. No se atrevan a dejarme. Iré hasta el infierno si es necesario para recuperarlos. Vuelvan a nosotros. Los estaremos esperando.”Sonrío a sus palabras, porque sé que son cien por ciento, verdad. Isabella moriría y viajaría al infierno para pelear por nosotros. Sin pensarlo dos veces, le tomo la nuca y la aprieto contra mí, estrellando mis labios con los de ella. Nuestro beso es hambriento y apasionado, dejándonos sin aliento. Me separo de ella y termino besándole la frente.Juntamos nuestras cabezas mientras le digo, “Sé qué harías eso po
Eric Lafallete.Una vez que entendimos hacia donde se dirigían los camiones, dimos la vuelta y regresamos hacia el pueblo humano. Cuando llegamos al edificio, vimos que el equipo de Alec había reducido a todos los guardias del lugar. Me comunico por enlace mental con Alec. “¿Dónde están?”“Tienes que bajar al -5 y ver esto. Necesitamos refuerzos, Eric.”“Voy para allá.”Les digo a mis hombres, “necesito que pesquisen todos los documentos importantes que puedan encontrar. Comiencen desde el último piso.”“Sí, mi rey.”Bajo con dos soldados, por la escalera al piso -5. Mientras lo hacemos, recuerdo a Aryan llamar a uno de los pisos, el acuario, y no puedo evitar sentirme extremadamente molesto, con solo observar este lugar.Llegamos al piso en cuestión y ahí veo a Alec detenido, observando en silencio. Puedo sentir, a través del vínculo, una serie de emociones.Le toco el hombro, a lo que él me responde temblando. Coloca su mano sobre la mía y en un susurro dice, “Mira.”Sigo su mirada
Isabella Di’Giotanno.Una vez que terminé la llamada con Eric, comencé a movilizar a toda mi gente. Le di la instrucción al general Dubois para que se encargara de nuestros guerreros, dándoles las directrices necesarias para nuestra protección y la de la manada.El rey Constantine nos ha ayudado bastante planeando la defensa y ofensa en caso de ataque.Las mujeres vinieron de inmediato a mi llamado, asistiéndome con todo lo necesario para esperar a las mujeres y niños.Scott fue llamado también para venir a ayudar y llegó hace unos minutos, ubicándose con el equipo de emergencias médicas.Ellos se encargarán de la evaluación física de todos los sobrevivientes y planificarán las medidas necesarias para la evaluación mental de los mismos.“Mi reina, ya tenemos armado todas las tiendas para que los sobrevivientes puedan pasar la noche.” Me dice Nora, la esposa del gamma de la manada real.“Excelente Nora. Gracias por toda la ayuda.”“Mi reina, para eso estamos, para servirle. Es un honor
Alec Tassara.Una vez que Aika le avisó a Isabella de la presencia de pícaros en las fronteras, Con Eric nos apresuramos a irnos hacia los puntos nombrados.Eric corrió hacia el norte y yo hacia el este. Lo último que vi, fue como Anouk tomaba el control y corría lo más rápido que sus patas le permitían.La velocidad de los Lycan reales, se compara a la de los lobos, dado que, como no tenemos uno que nos acompañe, fuimos bendecidos con múltiples capacidades en nuestra forma humana.Nuestro Lycan, una vez que toma el control, son una bomba de tiempo, ya que es casi imposible que regrese el control, por voluntad propia.Es por ello, que los miembros de la familia real, siempre hemos evitado la exposición de nuestra segunda forma, ya que es letal para todos.Una vez que llego a la frontera este, me di cuenta de que la primera explosión provenía de ahí.La frontera completa de la manada real la conforma una pared de hormigón de entre 3,5 y 4 metros de altura, con un interior formado por c
Isabella Di’Giotanno.“¡Estamos siendo invadidos por la frontera norte!” “¡También por la frontera este!”Siento que mi corazón se destruye. Ya habíamos evacuado a todos a los búnkeres de seguridad, y solo quedaban los guerreros asignados y nosotras.“¡Debo ir con ellos!” Sin esperar respuesta, corro lo más rápido que puedo mientras Aika obliga el cambio. Siento como nuestras patas entran en contacto con la tierra y corremos a toda velocidad para encontrarnos con nuestras parejas. Voy hacia el norte, para ver a Eric.Cuando llego al lugar, veo como los pícaros destrozaron la entrada y la pelea se presenta en frente de nosotros. Me escondo por unos minutos, tras la línea de los árboles. El aquelarre llega un poco después que yo y Sonya me dice, “¡Tome! Colóquese esto.”Me entrega una polera y un short a los que yo me los coloco rápidamente. Es más fácil utilizar mis poderes en forma humana, que como lobo.“¿Está lista, mi reina? Una vez que salgamos, ya no hay vuelta atrás.”Miro la d
Isabella Di’Giotanno.Sin dejar de abrazar a Alec, me niego a salir de ahí. Mis lágrimas caen sin cesar mientras Aika aúlla desconsoladamente en mi cabeza.Beso su frente y mis sollozos se hacen más audibles. Todo a mi alrededor está en completo silencio, en donde solo se escucha mi llanto descontrolado.“Mi reina, permita que nos llevemos al rey Alec.” Me habla Peter, desconsolado al igual que yo.Siento pasos detrás de mí y el olor me indica que es el aquelarre. Veo movimiento por el rabillo de mi ojo hasta que noto que me han traído a Eric y lo han puesto al lado de Alec.Al verlos ahí tan vulnerables, lloro aún más fuerte por el dolor que siento en el pecho. Mis almas gemelas se han ido y no hay forma de remediarlo. El daño ya está hecho. Mis parejas han muerto, por salvarnos a todos.De repente escucho un quejido masculino a mi espalda. Me giro y veo a Francesco encadenado de manos y pies, tirado en el suelo, intentando colocarse de rodillas.Mi tristeza se transforma en ira y co