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—Pero creo que era algo que él debía saber, así como a mí me gustaría saber si mi esposa me estuvo engañando u...

Aquí tienes una versión revisada y corregida del texto:

—Protesto —dijo Eduardo—, ¿tienes hambre? —comentó mientras extendía un brazo con un plato.

—No sé ni qué demonios estoy pensando —comenté. —Gracias por esta comida —añadí.

—De nada, disfrútala. Yo también comeré. ¿Quieres venir a la mesa o estás más cómoda en el sofá? —preguntó.

—Iré a la mesa, no quiero manchar tu almohadón —señalé, mirándolo con desconfianza.

—Claro —respondió un poco nervioso. Yo cerré los ojos.

—No me digas que has usa

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