Lucas Habíamos discutido algunos planes de qué es lo que íbamos a hacer Lo principal era evitar que Claudia tomara el control de la empresa y con ello las malas decisiones. Este era el primer paso y yo no podía estar más orgulloso de mi esposa. La voz le temblaba, pero hablaba con ímpetu y muy decidida, se levantaba como una reina de su asiento y empezaba a tomar medidas, algunas ni siquiera las habíamos mencionado, pero... creo que era como si… parte de su memoria volviera… poco a poco y supiera exactamente que era lo que tenía que hacer. La sala estaba llena de los viejos de siempre que pusieron dinero en estas empresas o era ex dueños y se quedaron tranquilos recibiendo dinero, haciéndose la vista gorda de lo que ocurría realmente adentro. Y he aquí las consecuencias — Yo he estado en esta empresa por décadas y no voy a dejar que una chica que ni siquiera sabía qué sucedía aquí y que manteníamos de lado toma el control de la empresa por la que tanto hemos trabajado… ¡Sin con
DalilaDespués de ese día en Grupo Ferrero, donde no solo me enteré de cosas de mi pasado, sino que también, conocí un lado de mí que yo ni imaginaba que tenía, fui otra Dalila. Sabía que esto no solamente era una forma de evitar que Claudia metiera más la pata, sino que también mucha gente dependía de las decisiones que tomáramos. Ya la empresa había hecho suficiente daño y yo sentía que tenía una gran responsabilidad, la cual me la estaba tomando muy seriamente. Para mi fortuna tenía la mejor ayuda, Lucas y Carter me aconsejaban y me daban los mejores tips, recomendaciones y todo el apoyo del mundo. Lucas cada vez se sentía más cómodo con Carter y me alegraba que ver que no había problemas entre ellos y que eran los mejores socios.Habíamos tenido reuniones con nuestros abogados y marcamos un plan de cuáles eran los siguientes pasos a seguir. Teníamos mucho qué hacer y yo más por informarme y aprender.— Creo que lo principal es que hay que reconfigurar lo que es Grupo Ferrero no
Dalila Años atrás Odiaba estar aquí con todas mis fuerzas. Si hubiese existido una oportunidad de que yo simplemente saliera de esta vida y me encontrara siendo otra persona... la tomaría sin mirar atrás. Yo no tenía ni voz ni voto y era tratada peor que una criada de esas películas antiguas y yo realmente no hacía nada para merecerlo. Para colmo de males no me trataban mal mis enemigos, sino mi propia familia. Mi hermana Claudia había insistido en que yo tenía que hacer mi parte en la oficina, pero cada vez estaba más convencida de que ella simplemente quería tenerme cerca para torturarme. A mi edad, me había dado cuenta de que Claudia amaba tenerme contra el piso y lo manifestaba como pudiera. Antes, lo habría dudado, pensé que tenía mal carácter o era mi culpa. Pero ya era claro. —¿Dalila estás aquí?— me gritaba como una desesperada en el medio del pasillo de la oficina, todos observaban asombrados de este trato y yo me sentía muy avergonzada. Aunque casi nadie estaba a s
DalilaEra el día en que iba a volver Belle Harbor. No sabía si era porque eso me traía muchas emociones, o por lo que me había enseñado Lucas la noche anterior, pero había tenido el sueño más vivido de toda mi vida. Recordaba detalles de mi hermana, de lo que me había dicho y hecho y me sentía ofuscada. Me arrepentí de que Lucas no estuviera conmigo, durmiendo a mi lado. Sus brazos parecían tener una propiedad magnífica para curarme y calmarme. — Te digo que fue tan real que no lo podía creer, fue todo absolutamente detestable, la forma en que me trataba y que me hablaba... Claudia era peor que un enemigo— le explicaba yo a él mientras íbamos camino hacia el puebloEsta vez íbamos solos, los dos en el auto. Bueno, casi solos, Lucas había dejado a Owens para que estuviera atento a todo lo que sucedía en la ciudad. Pero nos seguía un auto con algunos de sus guardaespaldas, que nos cuidarían de lejos.— Y yo que pensaba que íbamos a tomar un tiempo para descansar— me decía él y yo l
Dalila — Y luego llegó Octavio, que debo reconocer que es como una piedrita en el zapato extremadamente molesto... pero una piedrita que ayuda bastante— explica él y yo me río. — De verdad que no he conocido gente más agradable y realmente preocupada por ti, por nosotros— — Ellos te adoran, debo decir que desde siempre... y fueron mi familia cuando yo no tenía nada y nadie creía en mí— me explica él y yo lo escucho maravillada. Habíamos tenido un par de días en la playa realmente preciosos, el clima nos había ayudado y yo aprovechaba cada momento que pudiéramos al aire libre. Él me preparaba la comida y estaba atento a todo lo que yo necesitara... nunca me había sentido así tan... comprendida. Como si yo fuera realmente alguien muy importante. — Ven… ven... al mar conmigo...— le insistía yo, y parecía que él no era muy fan del agua. — Prefiero verte desde acá...— me decía con una voz sensual y yo iba a bañarme en el agua jugando con las pocas olas y sentía su mirada fija e
LucasPor supuesto que la veía bien desde hace un tiempo, especialmente en la playa, cómo se contorneaba con ese bikini, pero no quería dar el primer paso sin saber que esto era lo que ella deseaba realmente. A cada día que pasaba ella y yo nos llevábamos cada vez mejor, mejor que inclusive hace años atrás. No solo personalmente, sino también en el trabajo... y en la cama cada vez mejor. Había visto un lado de ella tan fuerte y poderoso que me motivaba. Pero como si no fuera poco, estaba a punto de también tomar las riendas aquí... en nuestra intimidad. Y me volvía loco. Me tenía el borde con esas piezas de ropa tan sugerentes, con esos detalles de encaje y transparencias. Yo ya dudaba, si escondían o más bien mostraba, pero todo era increíblemente sensual, haciendo que cada vez que fuéramos a dormir fuera una situación extremadamente erótica. Y si esto era lo que ella quería, pues yo no era nadie para negárselo. Pues ella pedía exactamente lo que mi corazón y mi cuerpo anhelaban.
Lucas —¿Estás segura de que te sientes bien?— le pregunto mientras la tengo a mi lado. Había pasado un susto tremendo. Ella parecía que se quedaba sin aire y tosía mirándome desesperada, con lágrimas en sus ojos. La había acostado en el asiento del auto, dándole su medicina, mientras poco a poco su pecho se calmaba y volvía a respirar con normalidad. Fueron momentos extremadamente angustiantes, y ahora ya estaba sentada junto a mí mientras yo manejaba directo a la ciudad de vuelta luego de pasar rápidamente por la casa buscando todo. Después de esto creería que nuestro momento en Belle Harbor había pasado, fueron días satisfactorios, y si bien no habíamos encontrado información relevante de lo que había pasado en el pasado y la estadía de mi esposa aquí... los vacíos y la falta de información también nos confirmaban lo que yo pensaba: que todo estaba extremadamente organizado y que parecía que no habían dejado un solo cabo suelto. Esto estaba tan planificado como una obra de te
Lucas Creo que si el detective no se infartaba ahora, pues no lo iba a hacer nunca. Sus ojos casi se le salían y podía ver la mueca de asombro que hizo, cuando encendió la luz y me vio ahí sentado, muy tranquilamente, en el sofá de su sala. Para ser un detective de la policía, a este hombre era bastante descuidado, yo no soy experto, pero estas no serían las acciones a llevar si encuentras un extraño en tu casa. —¿Quién demonios eres? ¿Cómo entraste a mi casa?— dice casi temblando buscando el arma en su cinturón. —Detective, créame que no estoy aquí para hacerle daño... no físicamente, al menos— le digo y cuando él se acerca unos pocos pasos, es obvio que me reconoce. —Lucas Dantes...—