—Siempre he estado enamorado de ti —confesó el italiano de cabellera rubia. Los ojos dorados de la mujer, se abrieron en gran manera, su expresión llena de incredulidad, ella no lo podía creer. Cassandra de inmediato se alejó de Marco, afortunadamente para él, el local se encontraba vacío, a excepción del personal. —¿Recuerdas el "salons de thé" que visitamos en París hace seis años?, era una agradable primavera, estabas en la semana de tu cumpleaños —sonrió Marco ignorando por completo la incomodidad en Cassandra. El aire estaba impregnado de un ligero aroma a té recién preparado y pasteles recién horneados. Una suave música de piano llenaba el ambiente. Una atmósfera de ensueño que Marco había querido crear. Las mesas, cubiertas con manteles blancos, cada una con un pequeño centro de flores frescas que añadía un toque de color y vida al entorno. Las sillas, tapizadas en terciopelo rojo, invitaban a disfrutar de un momento de tranquilidad Cassandra miraba a su alrededor, l
—Tenías grandes planes y ambiciones que te fueron arrebatadas, brillabas hablando de tu futuro con una sonrisa en el rostro… —Marco se inclinó, susurrando a su oído: —Todo por culpa de Angelo Fiorentino. Que destruyó tu familia, tu patrimonio, tu vida, te arruinó enviándote a prisión cuando tenías un espléndido futuro por delante. ¿Y por qué?, juzgarte de un asesinato. Te dio la espalda y yo me vi obligado a fingir estar de su lado para buscar las pruebas de tu libertad. Las lágrimas comenzaron a emerger de los hermosos ojos dorados de la mujer. A la vez que la sorpresa la invadió cuando sintió que marcó apartaba su rubia cabellera de su nuca y le colocaba un collar de oro, con un hermoso colgante de una rosa con piedras de rubí. —Un pequeño recordatorio: puedes florecer de nuevo si te lo propones, Cassi. Quédate a mi lado. Destruiré al monstruo que te dañó, y recuperarás todo lo que has perdido. Cassandra tragó saliva con inquietud, con su mano tocó el colgante de la rosa. Sin
✧✧✧ Florencia, Italia. ✧✧✧ En el vestíbulo de la mansión de los señores padres de Angelo. —¡Angelo! ¿Qué estás haciendo aquí? —exclamó con evidente sorpresa don Leonardo Fiorentino al ver a su hijo ingresar—. No sabíamos que venías, te hubieramos organizado una agradable cena con amistades Y… —el señor hizo una pausa al ver a Antonio— Así que has traído a ese amigo tuyo… —su expresión cambió rápidamente a ser una de molestia. —Ignora a Antonio —dijo fríamente ese CEO—. Me quedaré un tiempo en Italia. —¿Quedarte? ¿Cuánto tiempo, hijo? ¿Por qué? ¿Qué está pasando? —le preguntaba el señor mayor, con una expresión de evidente preocupación—. ¡Oh, es cierto! ¿Qué hiciste con esa mujer?, Cassandra, te dijimos que no estaba bien que tuvieras una ex-convicta en tu mansión como niñera… —Cassandra es inocente —interrumpió el CEO Fiorentino a su padre—. Ella no tuvo nada que ver en mi accidente aéreo. —¡¿Ah?! —el hombre quedó en shock, negando lentamente con su cabeza—. ¡No me tomes
—El CEO Fiorentino sufrió un accidente. Angelo no es cualquier persona, como tú —dijo Marco con altivez—. Lo que es peor, él recién salió del quirófano su vida pende de un hilo, a Cassandra tuvieron que inyectarle un tranquilizante, entre más pasaban los minutos más histérica y ansiosa se ponía. —¿Qué hay del accidente? —preguntó Antonio, su rostro pálido—. ¡¿Cómo putas un avión que revisan incontables veces antes de cada viaje de Angelo, de pronto falla?! —las manos de Antonio se posaron en los hombros de Marco, sacudiéndolo con desesperación—. ¡¿Dime?! ¡NO FUE UN ACCIDENTE! ¡ALGUIEN TUVO QUE HACER ALGO! —En el avión, viajaba junto a nosotros, Evelyn Black; hizo una escala, tuve que regresar rápidamente por problemas en la empresa… Debí quedarme… —dijo Marco con una falsa expresión dolorosa. Ignorando las preguntas de Antonio. Antonio lo soltó de los hombros. Su mirada perdida en los pasillos del hospital. —¿Qué hay de Evelyn?, Angelo nunca debió hacer ese viaje. Le dij
✧✧✧ Madrid, España. ✧✧✧ —¿Ahora dónde vamos? —preguntó Clara haciendo un puchero. Su carita reflejando la tristeza que sentía tras dos días sin nadie conocido cerca de ellas. —Señoritas, caminen, se nos hace tarde —les pidió amablemente una de las tres niñeras contratadas. —¡Ya quiero estar con mi mami! ¡Quiero a mi papi YA MISMO! —se detuvo Cristal, haciendo una rabieta, sus manitas en puños y pisando con fuerza en el brillante suelo de la lujosa casa. —Niñas. Su madre y el señor Marco Fiorentino, están algo ocupados, vendrán por ustedes mañana —dijo una de las niñeras, sonriente. —¡¡NOOO!! ¡ES YA! ¡Ya me cansé de ustedes y de todos! —gritó Cristal, su carita roja de ira. Las niñeras se volvieron a ver las unas a las otras sin saber qué más hacer. En ese momento, una de ellas recibió un mensaje, revisando su teléfono móvil por si se trataba del señor Marco Fiorentino. ¡LO QUE VIO LA DEJÓ EN SHOCK! ¡Una fotografía de sus hijos en el colegio privado en Florencia donde
El guardaespaldas recibió una llamada en ese momento. Al finalizar, miró seriamente a Cassandra. —No se preocupe. No es nada grave, irá con el señor Marco. —¿Con Marco? ¡Pero este no es el camino rumbo a la iglesia! ¡¿Qué está pasando?! —le preguntó Cassandra con una expresión de molestia. —Lo siento. No es mi deber informarle ningún detalle —dijo el hombre fríamente. Minutos después, el vehículo se detuvo frente a un hotel sencillo, Cassandra bajó luciendo su hermoso vestido de novia, llamando la atención, y bastante… ¡FURIOSA! ¿Cómo no estarlo?, nadie le había dicho qué estaba sucediendo, por qué carajos si todos la estaban esperando en la iglesia, ahora iría a un hotel a verse con Marco Fiorentino antes de la boda. La mujer rubia fue escoltada y apenas ingresó a la habitación… Clack~ El sonido de la puerta tras de ella, captó la atención de Marco, que estaba bastante… ¡Alterado! —¡Cassi! —exclamó el hombre que hasta hace unos segundos, dirigía con nerv
Marco Fiorentino estaba sentado en un sofá individual en la habitación del hotel, su rostro reflejaba una mezcla de frustración y determinación. Hablaba por teléfono, su voz resonaba con una autoridad que no admitía réplicas. —¡No me interesa qué tengan que hacer! ¡Sigan los rastros! ¡Interroguen a esas malditas niñeras! ¡Quiero noticias de las gemelas y su paradero exacto antes de las seis de la tarde! —finalizó la llamada con un golpe seco. Ese hombre se reclinó en el sofá, dejando escapar un profundo suspiro. Estaba vestido de novio, su elegante traje a medida resaltaba su figura, mientras su cabello rubio estaba peinado a la perfección. Sin embargo, sus ojos verdes miraban al vacío, perdidos en sus pensamientos. "No se supone que esto pasaría. ¿Qué salió mal? Le revelé que Evelyn seguía con vida." "Fue una jugada arriesgada, pero… ¿por qué no fue tras ella? Ella es su trauma…" Pensó Marco, frunciendo ligeramente el ceño. La presión aumentaba y su mente no dejaba de
Minutos más tarde. Cuando Marco llegó a la primera planta del hotel. —¡Señor! ¡Es urgente! —gritó uno de los guardaespaldas que escoltaban a Cassandra. Marco se detuvo en seco, la sorpresa marcando su rostro. No necesitó que el hombre dijera más; ya sabía lo que iba a escuchar. —¡La señorita Brenaman ha huido por los baños! ¡Se escapó sola! Los ojos de Marco se abrieron de par en par, llenos de incredulidad. ¡Eso definitivamente NO lo esperaba! ………….. En la ciudad, Cassandra corría desesperada por las calles. Su vestido de novia, arrastrándose y mal colocado, la hacía ver vulnerable. Descalza, sucia, sudorosa y agotada, estaba huyendo de los hombres de Marco. Un grupo de hombres vestidos de negro la vio salir del callejón por donde había escapado de los baños femeninos. No podía creer que su plan de huida estuviera tan cerca de fracasar. La policía no era una opción; no sabía cuánta influencia tenía Marco sobre ellos. La rubia siguió corriendo, su corazón lat