En contraste con el comportamiento frenético de su padre, Arianna se mantuvo notablemente serena. Se sentó en silencio detrás de su escritorio, que estaba repleto de una serie de documentos. La empresa se había enfrentado a una serie de problemas últimamente, la mayoría de los cuales habían quedado en sus manos, excepto aquellos que requerían una intervención de alto nivel.

Sin embargo, la mayoría de los altos ejecutivos parecían más interesados ​​en poseer títulos y disfrutar de dividendos que en participar en la gestión diaria. En el pasado, Derrick y, ocasionalmente, Benedict se habían hecho cargo, pero ahora nadie podía intervenir. Arianna tenía la autoridad exclusiva.

Joseph observó a Arianna, su maquillaje meticulosamente aplicado, y sintió un cambio distintivo en su aura. Sintió que su hija era diferente de alguna manera intangible, pero no podía entender la naturaleza de la transformación. Era una sensación desconcertante que lo inquietaba.

—Ari, necesito una explicación.