El humo se elevó al aire.

Toda la casa olía a humo. Era asfixiante.

La casa estaba llena de materiales inflamables y había más de diez kilogramos de bocetos.

El fuego se esparció rápidamente.

Luna no tuvo tiempo de pensar quién la quería muerta; ¡solo sabía que tenía que vivir! ¡Nellie tenía que hacerlo, al menos!

Ella envolvió el cuerpo de Nellie en una toalla mojada.

Luna encontró una cuerda en la habitación y la ató alrededor de Nellie. "¿Todavía recuerdas las habilidades de supervivencia que el Tío Malcolm te enseñó la última vez?".

"Sí". Nellie abrazó a Luna con ojos llorosos. Pero, Mami, ¡si no vas a venir, prefiero morir contigo! ¡No quiero ir sola!”.

"Escúchame. Se me ocurrirá algo".

Luna respiró hondo. “Hay gente afuera. Te bajaré desde la ventana. Tres pisos más abajo viven una pareja de ancianos cariñosos. Te bajaré a su balcón. Haz que te acojan. Luego, contacta a tu hermano y llama a la policía. Recuerda, antes de que llegue la policía, no salgas de la casa de la