Luna siguió a Lucas a la habitación.

Joshua estaba apoyado en la cabecera de la cama. Dejó elegantemente los documentos a un lado antes de levantar las cejas y mirar a Luna. “Me has estado mirando afuera durante doce minutos”.

Luna sonrió un poco. “Señor Lynch, usted es tan guapo que no puedo evitar quedar hipnotizada”.

Joshua no aceptó ni negó su elogio.

Joshua tomó suavemente la taza humeante de agua caliente a un lado con sus grandes manos y tomó un sorbo.

“¿Tan guapo que tienes que mirarme a esta hora?”.

Luego miró a Luna. “¿Quieres un poco?”, preguntó Joshua con sus labios húmedos.

Sonriendo con indiferencia, caminó hacia él y aceptó la taza. Ella bebió su contenido de una sola vez. “Gracias, Señor Lynch”.

El agua tibia fluyó a través de su garganta, calentando su cuerpo, pero su corazón todavía estaba frío.

“¿Escuché que le prometiste a la Abuela que te irías de Villa Bahía Azul?”. Joshua entrecerró los ojos. Su mirada era tan profunda que era difícil entenderlo.

“¿Has