“¡Exacto!”.

Charmaine resopló: “Todos ustedes quieren ofrecerle los buenos deseos a su hijo, así que ¿por qué no van todos a su casa y se los ofrecen personalmente? ¿Estamos en la oficina, durante la jornada laboral bendiciendo a un niño que ni siquiera trabaja aquí?”.

Luego, ella se volteó y miró a Fiona solícitamente. “¡Fiona, tienes que contarle esto al presidente Lynch!”.

“Está bien”.

Fiona bajó la cabeza de manera tímida. “Joshua celebró la ocasión para mí durante la jornada laboral... En realidad, él quería que toda la oficina se reuniera y orara por mi recuperación sin problemas, pero yo no quería molestar a todos…”.

Luego, ella bajó la cabeza, con las mejillas espolvoreadas de rosado. “En realidad, no me importa si los demás me desean lo mejor o no, soy feliz mientras tenga a Joshua”.

Luna entrecerró ligeramente los ojos ante las palabras de la otra mujer. Ella sabía que Fiona dijo eso a propósito. Ella mencionó a Joshua intencionadamente y también el hecho de que ell