Saravi.
—Señor, disculpe nuestra interrupción, venimos de un viaje largo…
—Sí, no se preocupe, adelante —les indicó Omer colocándose de pie.
—Hace unas doce horas dejamos el país, hicimos lo que nos ordenó y todo va de forma satisfactoria. Ellos no podrán con todos estos refuerzos, así que solo dé su orden y enviaremos un batallón grande para el palacio, ya que hemos desestabilizado el centro de dicho país.
Mi corazón dio un vuelco y los ojos se me llenaron de lágrimas al instante.
«Esto debía ser una mentira, Angkor no podía soportar otro desastre como estos».
—Envíelo… y lleve otro poco de militares de los que están aquí para finalizar este ataque.
—¡No! —No pude contenerme y me puse de pie desesperada—. ¡Por favor Omer! ¡Por favor!
Fui hasta su lugar y caí de rodillas suplicando. Haría lo que fuera, lo haría.
—Saravi ¿Qué estás haciendo? —Dijo él recogiéndome d
Saravi.Lloré por un buen rato, lo necesitaba, sentía que mi cuerpo era como un trapo que Omer decidió maltratar hasta el cansancio.Me ovillé en un rincón. Este lugar no tenía cama, ni mesas, era un cuarto totalmente despojado de pertenencias, con una manta sucia cerca de la puerta.Pensé en Kalil, en lo que estaría pensando con mi ausencia. No estaba segura que estaba creyendo de todo esto, si desconocía que Omer había declarado una guerra contra nuestro pueblo; ante todo, lo que realmente rondaba mi cabeza era si estaría pensando que, lo que estaba ocurriendo era otra vez por mi culpa.Lo siento tanto…sollocé hasta que mis ojos literalmente se agotaron, tenía días así. No había tenido descanso para esta tristeza que estaba apagándome lentamente. Entonces recordé que mi &ua
Kalil. Saravi… no… Tomé una bocanada de aire y sin pensarlo golpeé con mis piernas el caballo sin esperar la indicación de Basim. Con mi partida arrebatada todos los caballos comenzaron a andar en galope rápidamente tras de mí, directos hacia los hombres que están frente a nosotros. Pero, sobre todo, a ese hombre,Bozkurtque había maltratado con su brazo a Saravi. No pasó mucho tiempo, en cuestión de segundos estábamos a unos metros de ellos cuando el mal nacido tomó nuevamente su espada y la coloco en el cuello de Saravi, esperando que todos se detuvieran por ese acto. Alcé mi mano en un puño a la vez que me frené en seco haciendo que todo el batallón hiciera lo mismo. Todos sus soldados estaban con los ojos abiertos, muy impactados y confundidos viendo que éramos muchos para ellos. Poco a poco los refuerzos del palacio de Bozkurt se fueron sumando al lugar llenando todo el campo de la parte tras
Kalil.—Kalil, cuando llegues al palacio debes enviar una notificación de lo que realmente pasó… todos están engañados…—Imaginé algo así, ¡pero por favor!, no pienses ahora en eso.—Alinna envió su firma para apoyar el relato de Omer…Un frío recorrió mi cuerpo y luego levanté mi mirada para observar a Basim. Él estaba igual de impresionado que yo.—Yo —titubeé antes de responder—. Basim se encargará. No me separaré de ti.Basim afirmó y luego la hice callar para que pudiera llevar mejor su dolor. La apreté junto a mí subiéndola a mi cuerpo para que quedara un poco más cómoda y los golpes del carro no le hicieran tanto daño.Entonces solo esperé.En agonía, porque solo un mila
Kalil. —Kalil, por favor… —intervino Alinna viniendo hacia mí. Entonces cuando estaba a unos pasos coloqué de golpe mi palma para que no se acercara, y luego la miré fijo como si quisiera matarla con mis manos. —Morirás Alinna, tu pena será la muerte aquí mismo en el palacio, y no te salvarás de ello, por nada del mundo. Su rostro se puso pálido y lívido, sus labios se abrieron para decir algo, pero fue interrumpida por su padre Bilal. —Majestad, ¿Qué está diciendo? —dijo colocándose delante de su hija como si eso fuese a protegerla. —Su hija será acusada de traición Señor —dijo Basim en tono fuerte y claro, entonces el hombre titubeo varias veces viendo a Dima muy asustado. Recorrí el escenario, Hanna miraba a mi madre como si esto fuera un mal sueño, a lo que mi madre le cambiaba el rostro en varios colores. —Majestad… ¿Por qué se acusa a Alinna de traición? —pregunto su padre nuevamente haci
Kalil. La vibración constante del cuerpo de Saravi me hizo despertar de golpe. En eso me levanté de un solo tirón, fijando mis ojos en ella. Estaba convulsionando, estaba prendida en fiebre y sudaba muchísimo. Tomé su cuerpo torpemente muy nervioso aparentándolo contra mí mientras grité lo más fuerte que pude. —¡Janí! Nadie se asomó, acomodé el cuerpo tembloroso de Saravi rápidamente y me disparé hacia la puerta. Justo cuando la abrí, Janí venía corriendo hacia a la habitación y se sorprendió al verme dentro de ella. —Majestad… —No hay tiempo Janí, algo le pasa —dije señalándole. Janí se hizo a un lado de mi cuerpo para ir rumbo a la cama de Saravi. Luego de verla, fue otra vez hacia la puerta y le dijo a un lacayo. —Llame urgente a los médicos del palacio ¡ahora mismo! Sus palabras nerviosas del hombre solo aceleraron mi ritmo cardiaco. Entonces fue hasta la cama colocándose de
Saravi. —¿Saravi? Hija… ¿Me escuchas? La voz insistente de Jemina hace que apreté el tacto que sostiene mi mano. Una sensación como si fuese a caerme me invade por completo y el picor de mi garganta me genera una tos al instante. Abro mis ojos de golpetratando de tomar un poco de aire, pero el dolor en mi costado me hace doblarme sin poder liberar la tos de forma sencilla. —Tranquila, poco a poco —vuelve a decir Jemina agitada. «¿Mi madre está aquí? Estoy soñando». Seguramente seguía en el sueño. Uno muy irreal. Apreté mi mano contra mi costilla hasta que pude toser más cómoda. Pero la sensación que tenía en la garganta era extenuante. Sentía arena dentro de ella. —T-Te… tengo sed… —pronuncié con la voz ronca y seca. Parpadeé varias veces, mientras la mujer temblorosa, acomodaba una almohada para que pudiera sentarme más cómoda en la cama. El dolor que tenía en m
Saravi. Mis ojos se llenaron de lágrimas,¿Por qué se tuvo que llegar hasta este punto? —¿Puedo pasar? —la pregunta dispersó mis sentimientos encontrados. Parpadeé varias veces y asentí en dirección de Jemina. Ella se acercó un poco dudosa y se sentó en el sofá en el cual la había encontrado cuando desperté. Ella no dijo nada por largos minutos, solo pude ver como su garganta se tensaba. —Me impresionó verte aquí —comencé a decir—. No viniste cuando regresé de Yomal hace un tiempo. Negó. —No sabía qué decir… —¿Qué decir? —pregunté—. No tenías que tener algo preparado, estaba apareciendo después de un año… mi padre… —No soy como tu padre —interrumpió mirándome fijo.Allí estaba ella, esa era la verdadera Jemina. —Lo sé, madre… solo esperé que… —Ese ha sido el problema entre nosotras dos Saravi —corto nuevamente, muy decidida por hablar—. Tú siemp
Kalil. Cerré la puerta de la habitación y caminé como si mis pies no estuviesen tocando el suelo. «Estaba feliz. Pleno. Y si muy enamorado, enamorado hasta la médula». Aspiré el aire varias veces mientras caminaba. Recosté la cabeza hacia atrás y comprimí los ojos mientras susurré: —Gracias… Era afortunado como ninguno. Pero la comodidad y la paz solo me duraron escasos minutos. Llegué a la parte trasera del palacio donde la madre de Alinna lloraba desconsolada junto a su esposo que la sostenía por los hombros. Una fila de generales y guardas estaban esperando por mí junto con Fais que se encontraba al final de la fila. Así que después de mi llegada, Basim trajo a Alinna muy cerca de mi lugar. Una sensación de vacío se gestó en mi cuerpo al verla. Ella estaba… Ni Siquiera podía describirlo.Esamujer, no era Alinna. Ella parecía perdida en sus pensam