La Leona se sorprendió con lo hermosa que estaba viendo su reflejo en el espejo de la habitación de sus padres mientras que Sol terminaba de peinarla. —¡Mamá de verdad que tus manos hacen magia! —No querida, ninguna magia. Eres una joven muy bella, solo he destacado un poco más tu belleza con mis trucos.—Dijo Sol embelesada con su hija. La chica se veía muy linda con un vestido rojo y sus rizos rubios recogidos en un peinado elegante. Su maquillaje era bastante natural y se sentía hasta un poco más mujer vestida de aquella manera, estaba sexy y se veía poderosa. Nikki sonrió con tristeza preguntándose qué pensaría Lex cuando la viera, pero recordó que se estaba poniendo guapa para ser la acompañante de otro hombre y que era el muchacho que el mismísimo Lex había elegido para ella y que por rabia decidió aceptar. —No te veo muy animada para esta cena mi niña. –Indagó Sol y Nikki levantó la vista para mirarla. –En realidad no te he visto entusiasmada con absolutamente ninguna de la
Nikki se sentó en el balcón de su terraza para revivir el ardiente encuentro que tuvo con Lex en el baño del restaurante. Los dos se habían entregado a los besos, caricias y a ese deseo tan fuerte que se tenían, pero les duró poco. La conciencia de Lex no tardó en aguar la fiesta entre ellos y él terminó abandonando el restaurante sin dar ninguna explicación. Dejando a su amigo y Sheila en la mesa sin entender nada, y a la Leona en el baño con un infierno que se había encendido entre sus piernas, pero que Lex se había negado a apagar. Nikki tuvo que dar muchas excusas a sus acompañantes para explicar que su hermano no se encontraba bien y Lex al parecer había hecho lo mismo para explicarle a sus padres porque tenía que irse de casa. La chica observaba el camión de mudanzas, donde con la ayuda de su padre, Lex subía sus pertenencias. —Sé que me habías advertido de que este momento llegaría, pero no imaginé que fuera tan pronto hijo. —Dijo Sasha ayudando a su hijo a guardar los ins
En la casa de invitados Sheila empezó a abrir de uno en uno los botones de la camisa de Lex y mientras que ella besaba su pecho él echó la cabeza hacia atrás con los ojos cerrados, luchando contra los pensamientos que rodaban su cabeza. Lex podía sentir su polla palpitando, la punta mojada y sabía que nada de eso lo había provocado la mujer que se desnudaba para él. Esa erección que amenaza con romper su pantalón la había levantado Nikki, y Lex hasta pensó que sería mejor ir al cuarto de baño para aliviarse solo de la tensión que se acumulaba en su cuerpo por el deseo de tener a la Leona. Cuando Sheila buscó su boca, Lex la apartó. Estaba listo para despedirse de la chica, pero antes de poder hacerlo Sheila se llevó las manos al vientre. La chica se puso roja al sentir un fuerte dolor de tripa y pensó en correr al baño de la pequeña casa. —¿Te encuentras bien Sheila? —Se preocupó Lex al ver que ella se estaba poniendo pálida y que empezaba a sudar. Sheila no supo que contestar y
Lex y Nikki amanecieron entre caricias, besos y palabras cariñosas. La chica pensó que jamás se había sentido tan protegida, deseada y adorada como en ese momento. Estaba sorprendida con lo cariñoso que era Lex e incluso se preguntó si era así con otras mujeres. —¿Siempre eres tan cariñoso después del sexo? —Preguntó expectante ansiando que con ella fuera especial y Lex que estaba sobre su cuerpo apoyó el peso sobre los codos para mirarla. —Es la primera vez que estoy con una chica virgen, quiero hacer las cosas bien. Disfruté anoche, pero me siento culpable por haberte hecho daño y también porque…bueno, no quiero sonar cursi, olvídalo. —Dijo con timidez y Nikki lo besó suavemente. —Por mí puedes ser todo lo cursi que quieras, eres perfecto. —Declaró y Lex se puso colorado, le encantaba su sinceridad. —Siento mucho por haber sido tan bestia, estaba muy excitado y no pude controlarme. — Contestó Lex desviándose del tema, le daba vergüenza confesar sus sentimientos. —Me encantó, er
En el hotel todo era absolutamente perfecto. Lex se había encargado de cada detalle necesario para celebrar su amor. Era todo tan típico para una sorpresa de San Valentín que resultaba todavía más tierno para Nikki ver cómo Lex se había esforzado en ser tan romántico. —No puedo creer que Lex Hoffman sea un hombre que sabe cómo enamorar a una mujer. — Dijo Nikki mirando el ramo de flores que Lex le había regalado. —Es hermoso Lex, gracias por esto. —No tienes que agradecer nena. Esto para mí es nuevo, pero intentaré que sea perfecto y que jamás olvides este fin de semana. —Habló pegando su frente en la de ella, decidido a hacer las cosas bien. —No sería capaz de olvidar ningún momento a tu lado, eres parte de mi historia Lex y seguramente la más importante. —Confesó Nikki emocionada y Lex la llevó a la cama con toda la intención de hacerle el amor, pero la chica lo empujó tirándolo al suelo. —¡Ahí está el semental que no sabe seguir el protocolo, ya sabía que todo era demasiado perf
La pareja había tenido un fin de semana romántico que jamás olvidarían, pero en su regreso a casa, como era de esperar, la familia aún no había regresado. Por lo tanto, decidieron pasar una última noche juntos antes de volver a la realidad. Lex y Nikki pasaron la tarde del lunes viendo películas, cocinaron juntos y hablaron sobre sus proyectos personales. Nikki bailó para su chico, y Lex tocó la guitarra cantando para ella. Estuvieron relajados la mayor parte del tiempo. Los dos habían dado por hecho que después de pasar todo el fin de semana teniendo sexo estarían cansados y solo buscarían algo de descanso. Un auténtico autoengaño, pues pasaron sus últimas horas juntos sumergido en la lujuria. A la mañana siguiente, Nikki y Lex se pusieron de acuerdo para saber exactamente lo que iban a decir a sus padres que llegarían en pocas horas. Nikki estaba lista para contarles que se había encontrado mal y que por eso no había viajado con la compañía de baile. Lex a su vez se just
Lex y Nikki habían podido mantener su relación oculta durante un par de meses. Ella pasaba las tardes en el piso de Lex y cuando estaban con la familia buscaban la manera de verse a solas. Era excitante vivir ese amor prohibido, pero no iban a poder ocultarlo toda la vida. —¿Todavía te duele? –Preguntó Lex preocupado, dando besos en el vientre de Nikki que llevaba un par de días con molestias. –Porque si es así no creo que debas bailar esta noche en la presentación. —Estoy bien mi Leoncito, no te preocupes. Además, ya dejé al grupo tirado en el viaje a Madrid. Así que esta vez no pienso faltar. —Enfatizó ella deslizando sus dedos entre los mechones de Lex. —Creo que te hice daño, a veces soy demasiado bestia. Ya sabes que cuando me excito mucho pierdo el control. —Lo sé, es cuando deseas follarme hasta partirme por la mitad. –Se rio la Leona y Lex soltó una carcajada. —Pero puedes estar tranquilo. En esta semana tengo cita con la doctora. — Aseguró y eso lo dejó más despreocupado
Lex estaba pegado a la puerta de la habitación donde tenían a Nikki, sin que nadie lo viera. Cada palabra que le decían los médicos y escucharla llorar solo aumentaba su culpa…su desesperación de no poder abrazarla en aquel momento. Cada explicación que daba el doctor eran como dagas atravesando su corazón. —Pero ¿no hay nada qué se pueda hacer doctor? –Preguntó Nikki mientras que su madre la abrazaba. —Lo siento señorita, pero no. Los embarazos ectópicos no llegan a término. Por eso le había comentado a sus padres que necesitábamos hacerle más pruebas. Los primeros resultados eran claros, claramente está usted embarazada, pero con el ultrasonido que le hicimos encontramos que el embrión está localizado en la trompa de Falopio. —¿Cuánto tiempo podría estar con mi bebé? –Indagó Nikki con un dolor horrible en su pecho. —La estructura que contiene el feto suele romperse en las primeras semanas, mucho antes de que pueda vivir por sí solo y es un peligro esperar a que eso suceda. Que s