Sasha había pasado toda la noche en el hospital con Frank, ya que su familia vivía en Georgia y él no podía alejarse de su amigo hasta que no estuviese despierto y bien. Su teléfono móvil no había dejado de sonar y cada vez que lo miraba veía en la pantalla el número de Sol y su corazón se apretaba. Él se sentía culpable de ver a su amigo en aquella cama por haber estado a su lado mientras que él peleaba por ella y las palabras de aquel portero cuando le dijo que todo aquel caos se había desatado por Sol solo le hacían sentirse todavía peor.Sasha no estaba preparado para verla, él solo quería mantener una distancia en aquel momento, aunque sabía que no serviría de nada pues la rabia seguía recorriendo sus venas y no pasaría tan rápido.–Te confieso que me gustaría más haber despertado con una linda enfermera pelirroja a mi lado y no con un greñudo motero. –Habló Frank con la voz cansada llamando la atención de Sasha que levantó la cabeza rápidamente para mirarlo.–¡Frank! – Exclamó S
Durante la madrugada Sol abrió los ojos intentando adaptar su visión a la oscuridad de la habitación y sintió el brazo de Sasha rodeándola para mantenerla pegada a él. Entonces ella se dio la vuelta para mirarlo de frente, embobada con su belleza.Sasha dormía profundamente, porque debía estar tan exhausto cuanto ella después de las horas en las que se habían entregado totalmente aquella locura que ellos insistían en llamar “sexo”. Sol acarició el rostro de Sasha y sonrió con tristeza pensando en lo que le había pedido. Ella también sabía que no podía seguir trabajando en el club, por su hija y por la seguridad de Sasha, que ya le había demostrado ser un hombre posesivo y sus celos terminarían siendo un gran problema para ellos si ella seguía bailando para otros hombres.Sol tenía miedo de volver a sentirse comprada por alguien y más por una persona que se estaba adueñando de su corazón, pero entonces recordó la pelea en el club, la forma como Sasha la había defendido y también pensó
Sol estaba delante del club mirando las luces que había en la entrada pensando en cuantas vece había llorado antes de entrar en aquel lugar y que lo único que la impulsaba a hacerlo cada noche era pensar en su hija.–¿De verdad ha pagado toda la deuda? –Preguntó Claudia que estaba parada a su lado mirándola con curiosidad.–Hasta el último céntimo Clau, Sasha pagó mi deuda y a partir de ahora ya no soy una stripper. –Respondió mirando el club sin expresar ninguna emoción y su amiga la miró preocupada.–No te veo muy feliz nena, ¿estás bien con todo esto?–Estoy agradecida con Sasha y mucho, pero no puedo evitar sentirme mal Clau. –Contestó girándose para verla. –¿Hasta cuando necesitaré la ayuda de un hombre para poder proteger a mi hija? Porque al parecer no soy capaz de hacerlo sola.–¡¿Qué no lo eres?! – Exclamó Claudia indignada. – Te vi luchar cada día por tu hija, día tras día como una leona. Tenías apenas dieciséis años cuando Estrella nació nena, y desde que te conozco no he v
Sasha estaba dando vueltas por el club mirando todo con curiosidad, porque el lugar se veía completamente diferente sin las luces de neón encendidas, la música, las chicas bailando y los clientes. Sin todo esto no pasaba de un lugar oscuro y antiguo, que seguramente jamás había pasado por una reforma.De repente las luces del escenario se encendieron y Sol apareció. Dejando a un lado la pequeña mochila con los disfraces que Rosa había hecho especialmente para ella y Sol no quería dejarlos en el club.Sasha caminó hasta el escenario reviviendo la primera vez que la había visto. En ese momento podía decir que estaba emocionado y sorprendido por el rumbo que sus vidas habían tomado después de aquella noche.Sol estaba deslizando sus manos por la barra de podio con los ojos cristalizados, recordando sus primeros bailes, las primeras caídas, la forma como había llorado la primera vez que se vio obligada a bailar delante de tantos hombres y aun así sentía que un vinculo se había formado ent
El tono de Sasha era de total preocupación y eso a Sol le angustió muchísimo. Después Sasha colgó la llamada corrió a su habitación y ella fue detrás de él para saber que ocurría.–¿Sasha que está pasando? –Preguntó Sol con ansiedad viendo cómo se cambiaba rápidamente de ropa.–Un problema familiar Sol, tengo que regresar a Georgia esta misma noche. –respondió mientras que vestía unos jeans. – Mi padre acaba de enviar el jet para recogernos a mí y a mi hermano. –Respondió buscando una chaqueta en su armario y Sol lo miró sin entender nada.–Pero esta todo bien, ¿verdad? –Preguntó con preocupación porque podía ver lo angustiado que estaba y Sasha se acercó a ella.–No lo sé fiera y hasta que no esté allí con ellos no sé qué tan grave será la situación. –Respondió mirándola y Sol asintió.–Ahora despertaré a Estrella para irnos…–No, no fiera. Prefiero que te quedes aquí mientras que esté fuera, me sentiré más tranquilo si lo haces, porque sé que aquí estarán a salvo. –Pidió Sasha agarr
Ver aquel ataúd bajar poco a poco en el cementerio de Griffin con los cuerpos de su cuñada y su sobrino un par de días después, fue para Sasha una de las imágenes más difíciles y dolorosas de ver en su vida, y mientras que lo veía solo podía pensar en Sol, en como la vida puede cambiar de un momento a otro y quitarte de repente lo que más quieres. Entonces pensó en todas las cosas que quería decirle y que no había podido por sus miedos, pero en aquel instante lo único que más temía de verdad era desaprovechar otra oportunidad de hacerlo, como lo hizo cuando ella le confesó que estaba enamorada de él.La familia Hoffman se veía imponente en el medio de aquel cementerio, a pesar del sufrimiento que estaba enfrentando, seguían transmitiendo mucha fuerza. Estaban rodeados de personas que también querían a Dorinda y su familia, aunque su hermano mayor solo buscaba alguien a quien culpar por la muerte de su hermana.Sasha vio a lo lejos como su hermana pequeña discutía con Miles, el hermano
Aquellos días lejos de Sasha habían sido una tortura para Sol y más sabiendo que su familia estaba pasando por un momento tan difícil. Sasha le había contado que su cuñada había fallecido, pero como siempre le había omitido ciertos detalles. Al principio ella pensaba que lo hacía a propósito, pero con el tiempo se dio cuenta que solamente le costaba abrirse y demostrar lo que sentía.Sol y Estrella se quedaron en la mansión de Sasha tal y como él le había pedido. El chofer las llevaba y traía de la ciudad para no cambiar sus rutinas. Estaban cómodas, pero ambas echaban de menos su pequeña casita y estaban deseando volver a ella. Una casa tan grande sin las locuras de Sasha no era igual de divertida para Estrella, que cada vez lo extrañaba más.–¿Mami cuando regresa mi papi de mentirita? –Preguntó Estrella sentada en la isla de cocina y Sol se dio cuenta de que su pequeña estaba triste, entonces se limpió las manos en el delantal y se acercó a su hija.–Te hace mucha falta, ¿verdad? –P
–¿Estás segura de que va a ayudarnos mamá? –Preguntó Heidy mirando a su madre Hannah con nerviosismo.–Por supuesto que sí, pero no teníamos que estar haciendo esto si hubieses sido un poco más lista y no hubieras cometido la estupidez de engañar a Sasha con su mejor amigo. –Respondió Hannah y Heidy puso los ojos en blanco porque estaba cansada de escuchar sus sermones de cómo había hecho mal por haberse casado con Damian. –A tu padre le iba muy bien en la política cuando ustedes dos estaban juntos, pero dejó de ser el candidato favorito de los Hoffman cuando vuestra relación terminó. Después de esto siguieron apoyando a tu padre, pero no de la misma manera y ahora está estancado en su carrera política porque nuestra hija no supo mantener las piernas cerradas.–En aquella época Sasha era un chico muy aburrido mamá, por favor tienes que entenderme. Estaba cansada de lo empalagoso que era. –Contestó Heidy con fastidio. –Pensé que Damian sería un mejor partido.–¡¿Quién es tan estúpida p