Nuestras bocas son como una sola, no dejo de besarla y tomar todo de ella, sintiendo como sus labios toman también lo mismo de mí, nuestro beso es necesitado y feroz, por eso no me contengo de rasgarle la camisa dejándola en sostén. Siento como se aleja de mí para mirarme furiosa.—No traje nada más, imbécil, tendré que regresar en sostén —rio porque eso no pasará nunca. —Jamás dejaría que alguien te viera de esta manera, mandaré a alguien que te compre algo –digo tomando de nuevo su boca.No puedo dejar de tocarla, llevo un maldito año en el que no puedo sacármela de la cabeza y complacerme a mí mismo, no es lo mismo, necesito sacar todo lo que ahora mismo estoy sintiendo, no puedo ser delicado, nunca lo he sido y ahora mucho menos lo seré. Desabrocho su sostén tirándolo al piso y alejándome de su boca para llevar uno de sus senos a mi boca. Ella jadea por mi acción y es el sonido más delicioso que he escuchado en este tiempo.No dejo de chupar y morder su pezón, mientras que con m
Isla No entendí muchas de las cosas que me decía Reece, pero algo en lo profundo de mí me decía que tenía razón, cuando estuvimos todo fue tan fuerte y bueno que pude sentir que no fue la primera vez que estábamos juntos, sabía que él y yo nos conocíamos del pasado, de eso no tenía duda. Había cometido un error, pero no me arrepentía de nada, lo qué pasó hoy con él en esa cabaña fue lo mejor que pude vivir en todo este año, hace mucho no me sentía tan viva y que todo estaba bien, por eso haría lo que él quisiera si eso me permitía librarme de Artem y tener de nuevo mi vida, una que estaba segura tuve y Artem me robó. Cuando llegue a la mansión todo estaba oscuro, eso no era bueno, no me daba buena espina que el lugar estuviera tan en silencio, solo esperaba que el maldito de mi esposo no me estuviera esperando para joder, porque ahora mismo eso era lo que menos quería, necesitaba una ducha y pensar en todo lo que vendría ahora. Abro la puerta y cuando la cierro no puedo moverme po
Ariel me ayudó a salir de la casa como la noche anterior, Artem estaba con una de sus zorras y lo agradecía, necesitaba que lo entretuviera mientras yo hablaba con Reece, él creía que estaba con Alicia y necesitaba que siguiera siendo así por el tiempo en el que estaría fuera de casa. Llegó a la cabaña un poco retrasada, esta vez tomé otro camino, no podía tomar él mismo, cuando entro en la cabaña lo veo sentado en el gran sofá con un puro en su boca.—No sabía que fumabas, eso sí que es extraño en ti —Lo veo sacarlo de su boca para ponerlo en un posavasos en la mesa. —Hoy dejarás de sentirte así, siéntate, tenemos mucho de qué hablar —Asiento haciendo lo que me dice.—Espero que tengas pruebas de todo lo que me dirás, porque no pienso creer solo lo que me digas.—Primero ven aquí, quiero un beso —Levantó una de mis cejas en su dirección.—¿Quién rayos te crees?, no pienso hacer lo que me dices —Sonríe guiñando su ojo izquierdo. —Tu esposo, y quiero un beso ahora mismo —río por sus
Rece Hablamos por no sé cuanto tiempo, y eso fue tan reconfortante para mí, que no quería dejarla ir, pero sabía que lo debía hacer, necesitábamos acabar con todo lo que pusiera en riesgo nuestra familia y ese bastardo era uno de ellos. Sonrío imaginando lo que le hará mi mujer a Artem cuando recuerde todo lo qué pasó por su culpa y ni hablar de Azgar que aún sigue vivo en Inglaterra, el maldito sigue vivo sin muchas extremidades de su cuerpo, lo he mantenido todo este tiempo vivo por eso, porque esperaba que ella fuera la que le diera un final. Llegué a la mansión de Damion con una gran sonrisa en el rostro, la jodida felicidad que sentía nadie me la iba a quitar, mi mujer estaba conmigo de nuevo y haría lo posible porque terminara esto rápido para tenerla a ella y a mi hija lo más rápido posible. Entró al estudio de Damion encontrándolo metiéndole mano a Melissa, gruñó y cierro con fuerza para llamar su atención. —Dejen de coger y aléjense que necesitamos hablar —Melisa sonríe
Isla Al final sabía quién era, aunque no me espere que estuviera casada con el capo de los capos, y que mis padres fueran los Boss de la mafia rusa, todo esto era más grande de lo que pensaba y ahora si entendía el porqué Artem necesitaba tenerme a su lado y no me mataba, el condenado solo me manipuló por este tiempo para que estuviera a su lado y pudiera quitarle a mis padres y a Reece los que le correspondía, pero ahora todo iba a cambiar, haría que perdiera todo, poco a poco. Cuando llegue a la casa el maldito aún no estaba y lo agradecía, pude pasar más tiempo con mi hija sin tenerlo cerca, ahora empezó a joder como siempre y me espera en su despacho. Bajo las escaleras con la rabia fluyendo en mi cuerpo, tenerlo cerca solo me ocasionan ganas de matarlo, últimamente estoy muy irritante y eso me tiene muy preocupada, necesito que un doctor me vea pronto, necesito volver a ser yo, la mujer que todos conocían y la cual extraño y no recuerdo. Entro encontrándolo con el bastardo de
Intenté hacer el mayor tiempo posible para no tener que acostarme con ese asqueroso y al final lo logré, cuando llegue a la habitación roncaba como todo un cerdo, lo que es. Dormí a su lado con un cuchillo bajo mi almohada, estaba decidida a no dejar que me tocara y si tenía que matarlo lo haría sin dudarlo, no podía permitir que me pusiera una mano encima, no solo porque sabía que Reece sería capaz de castigarme, si no por el hecho que ya sabía quién era y la sola idea de tener sus manos sobre mi cuerpo me producía asco y repulsión. La mañana la pase todo lo que pude con mi hija y las chicas, estábamos organizando todo para cuando tuviéramos que atacar, hoy sería la entrega de la mercancía y el primer golpe de Reece, sentía una adrenalina pura que se apoderaba de mi cuerpo cada vez más. Sonrío guardando mi arma y cuchillos en sus lugares para luego mirar a Ariel. —Recuerda lo que te dije, si no regreso llama a tu gente y salgan de aquí —Asiente.—No creo que eso pase, pero lo ten
Camino hasta el camión observando por el rabillo del ojo a mi mujer que se escabulle de ellos para acercarse a mí, rápido corro hasta el carro que está cerca al camión y entro en él esperándola, no pasa nada cuando la puerta se abre y ella entra suspirando.—Sí que te gusta el show —río.—Tenía que tener una buena entrada, pero todo salió mejor de lo que pensaba —bufa y sin esperar más la tomó de la nuca para estrellar mi boca en la suya con fuerza.Su sabor es tan delicioso que no puedo dejar de comérmela. Mi mujer, solo mía y cada persona que la tocó va a pagar con más que sus vidas. Nos separamos con la respiración acelerada.—Debemos tener cuidado, Yan es un maldito y muy inteligente, sabe que algo tramo —Nada va a pasarte, lo tenemos todo cubierto, ahora necesito que vayas y actúes lo mejor que puedas para que ese bastardo crea que tiene un traidor entre ustedes, luego te quiero en nuestra cabaña.—¿Por qué rayos me mandas como si fueras mi jefe? —Sonrío.—Porque lo soy, y porqu
Isla Cuando nos quedamos solos, Reece no perdió el tiempo, se apoderó de mi boca sin dejarme decir una sola palabra, sus besos eran como un éxtasis para mí, no dejaba de querer más y más de él, Reece era mi maldita debilidad y mi punto de quiebre. Siento como toma con fuerza mi nuca para hacer más intenso nuestro beso, sus manos aprietan con fuerza mis nalgas llevándome en brazos hasta la habitación que tiene la cabaña, cuando llegamos me deja en la cama y sin más desgarra mi ropa interior porque era solo lo que tenía. —¡Porque mierdas tienes que ser tan bruto! —ríe guiñándome el ojo izquierdo. —Me gusta la agresividad y a ti también te gustará, ya lo verás —ruedo los ojos por sus palabras. —Eres un imbécil y espero que esto valga la pena porque me dejaste sin ropa interior. No puedo decir nada por qué su boca toma uno de mis pezones chupando con tanta fuerza y desespero que no puedo dejar de gemir por la sensación que estoy experimentando. Su otra mano baja a mi sexo y empieza