Ariel me ayudó a salir de la casa como la noche anterior, Artem estaba con una de sus zorras y lo agradecía, necesitaba que lo entretuviera mientras yo hablaba con Reece, él creía que estaba con Alicia y necesitaba que siguiera siendo así por el tiempo en el que estaría fuera de casa. Llegó a la cabaña un poco retrasada, esta vez tomé otro camino, no podía tomar él mismo, cuando entro en la cabaña lo veo sentado en el gran sofá con un puro en su boca.—No sabía que fumabas, eso sí que es extraño en ti —Lo veo sacarlo de su boca para ponerlo en un posavasos en la mesa. —Hoy dejarás de sentirte así, siéntate, tenemos mucho de qué hablar —Asiento haciendo lo que me dice.—Espero que tengas pruebas de todo lo que me dirás, porque no pienso creer solo lo que me digas.—Primero ven aquí, quiero un beso —Levantó una de mis cejas en su dirección.—¿Quién rayos te crees?, no pienso hacer lo que me dices —Sonríe guiñando su ojo izquierdo. —Tu esposo, y quiero un beso ahora mismo —río por sus
Rece Hablamos por no sé cuanto tiempo, y eso fue tan reconfortante para mí, que no quería dejarla ir, pero sabía que lo debía hacer, necesitábamos acabar con todo lo que pusiera en riesgo nuestra familia y ese bastardo era uno de ellos. Sonrío imaginando lo que le hará mi mujer a Artem cuando recuerde todo lo qué pasó por su culpa y ni hablar de Azgar que aún sigue vivo en Inglaterra, el maldito sigue vivo sin muchas extremidades de su cuerpo, lo he mantenido todo este tiempo vivo por eso, porque esperaba que ella fuera la que le diera un final. Llegué a la mansión de Damion con una gran sonrisa en el rostro, la jodida felicidad que sentía nadie me la iba a quitar, mi mujer estaba conmigo de nuevo y haría lo posible porque terminara esto rápido para tenerla a ella y a mi hija lo más rápido posible. Entró al estudio de Damion encontrándolo metiéndole mano a Melissa, gruñó y cierro con fuerza para llamar su atención. —Dejen de coger y aléjense que necesitamos hablar —Melisa sonríe
Isla Al final sabía quién era, aunque no me espere que estuviera casada con el capo de los capos, y que mis padres fueran los Boss de la mafia rusa, todo esto era más grande de lo que pensaba y ahora si entendía el porqué Artem necesitaba tenerme a su lado y no me mataba, el condenado solo me manipuló por este tiempo para que estuviera a su lado y pudiera quitarle a mis padres y a Reece los que le correspondía, pero ahora todo iba a cambiar, haría que perdiera todo, poco a poco. Cuando llegue a la casa el maldito aún no estaba y lo agradecía, pude pasar más tiempo con mi hija sin tenerlo cerca, ahora empezó a joder como siempre y me espera en su despacho. Bajo las escaleras con la rabia fluyendo en mi cuerpo, tenerlo cerca solo me ocasionan ganas de matarlo, últimamente estoy muy irritante y eso me tiene muy preocupada, necesito que un doctor me vea pronto, necesito volver a ser yo, la mujer que todos conocían y la cual extraño y no recuerdo. Entro encontrándolo con el bastardo de
Intenté hacer el mayor tiempo posible para no tener que acostarme con ese asqueroso y al final lo logré, cuando llegue a la habitación roncaba como todo un cerdo, lo que es. Dormí a su lado con un cuchillo bajo mi almohada, estaba decidida a no dejar que me tocara y si tenía que matarlo lo haría sin dudarlo, no podía permitir que me pusiera una mano encima, no solo porque sabía que Reece sería capaz de castigarme, si no por el hecho que ya sabía quién era y la sola idea de tener sus manos sobre mi cuerpo me producía asco y repulsión. La mañana la pase todo lo que pude con mi hija y las chicas, estábamos organizando todo para cuando tuviéramos que atacar, hoy sería la entrega de la mercancía y el primer golpe de Reece, sentía una adrenalina pura que se apoderaba de mi cuerpo cada vez más. Sonrío guardando mi arma y cuchillos en sus lugares para luego mirar a Ariel. —Recuerda lo que te dije, si no regreso llama a tu gente y salgan de aquí —Asiente.—No creo que eso pase, pero lo ten
Camino hasta el camión observando por el rabillo del ojo a mi mujer que se escabulle de ellos para acercarse a mí, rápido corro hasta el carro que está cerca al camión y entro en él esperándola, no pasa nada cuando la puerta se abre y ella entra suspirando.—Sí que te gusta el show —río.—Tenía que tener una buena entrada, pero todo salió mejor de lo que pensaba —bufa y sin esperar más la tomó de la nuca para estrellar mi boca en la suya con fuerza.Su sabor es tan delicioso que no puedo dejar de comérmela. Mi mujer, solo mía y cada persona que la tocó va a pagar con más que sus vidas. Nos separamos con la respiración acelerada.—Debemos tener cuidado, Yan es un maldito y muy inteligente, sabe que algo tramo —Nada va a pasarte, lo tenemos todo cubierto, ahora necesito que vayas y actúes lo mejor que puedas para que ese bastardo crea que tiene un traidor entre ustedes, luego te quiero en nuestra cabaña.—¿Por qué rayos me mandas como si fueras mi jefe? —Sonrío.—Porque lo soy, y porqu
Isla Cuando nos quedamos solos, Reece no perdió el tiempo, se apoderó de mi boca sin dejarme decir una sola palabra, sus besos eran como un éxtasis para mí, no dejaba de querer más y más de él, Reece era mi maldita debilidad y mi punto de quiebre. Siento como toma con fuerza mi nuca para hacer más intenso nuestro beso, sus manos aprietan con fuerza mis nalgas llevándome en brazos hasta la habitación que tiene la cabaña, cuando llegamos me deja en la cama y sin más desgarra mi ropa interior porque era solo lo que tenía. —¡Porque mierdas tienes que ser tan bruto! —ríe guiñándome el ojo izquierdo. —Me gusta la agresividad y a ti también te gustará, ya lo verás —ruedo los ojos por sus palabras. —Eres un imbécil y espero que esto valga la pena porque me dejaste sin ropa interior. No puedo decir nada por qué su boca toma uno de mis pezones chupando con tanta fuerza y desespero que no puedo dejar de gemir por la sensación que estoy experimentando. Su otra mano baja a mi sexo y empieza
—¡Isla, nena, háblame, dime que te pasa! —Jadeo, porque no puedo respirar, se me hace imposible y siento como si fuera a morir.—Me duele… No puedo respirar —gruñe tomándome del rostro para que lo mire. —¿Dime que sucede?, necesito saber qué pasa para ayudarte.—Ese nombre, no sé qué pasó, pero las imágenes no se detienen, necesito que se detengan… No me dejan respirar —dije aferrándome a sus brazos con fuerza.—Llamaré al médico, no demoró nena, todo pasará —Se levanta para salir a buscar su móvil, yo mientras me acuesto en la cama abrazando mis piernas.Todo volvió, cada cosa que pase, cada cosa que me hicieron, mis sentimientos por Reece, mis recuerdos, mi memoria. Todo, absolutamente todo, también el engaño de Artem, cucaracha asquerosa que me usó por un año, me alejo de los míos y fue el culpable de la muerte de Roce y de todo lo que esos bastardos me hicieron. Gruño apretando las sábanas a mi cuerpo con fuerza, gruño justo en el momento en que entra Reece con el móvil en la o
Reece La saque del baño para llevarla hasta la cama, mi mujer no estaba bien, sabía que el recordar todo de golpe no sería bueno para ella, estaba entre el trauma que vivió cuando la rescate y en el nuevo que el bastardo de Artem le había causado ahora, no quería imaginar lo que pasaría cuando se enterara de que era su sobrina y a ese bastardo no le importo eso. La dejo en la cama arropada y salgo para encontrarme con Dimitri que acaba de llegar. —¿Cómo está? —dice, gruño, recordando cómo golpeaba el baño con fuerza. —Mal, está muy mal, tuve que alejarla de la pared del baño porque se estaba haciendo daño —Suspira negando. —Esto no es bueno para nadie, hermano, me alegra que esté de vuelta, pero ambos sabemos que estará descontrolada, en realidad no sé cómo puedas hacer, que no haga una locura. —Lo sé, pero tendré que buscar la manera de que pueda pensar con la cabeza fría, no podemos joder ahora lo que estamos consiguiendo —Asiente con su mirada oscura y penetrante.—Traje lo q