Y el mio

Tan pronto como entramos por la puerta principal del Hospital, ni siquiera tuvimos que ir a la recepción para averiguar sobre Allan. El portero dirigió al Sr. Casanova, quien parecía ser conocido en todos los lugares donde pisaba, directamente a la recepcionista, quien nos guió hasta el ascensor, que nos llevaría al segundo piso, donde estaba su padre.

Tan pronto como entramos al elevador, junto con la recepcionista, Héctor tomó mi mano. Entrelacé mis dedos con los suyos y no pude evitar mirarlo.

- ¿Todo cierto? Levantó mi barbilla con su mano libre, obligándome a mirarlo.

Tomé una respiración profunda:

- Sí... Es solo que no quiero despertar. Y no quiero que olvides... Nada.

- Ya te dije que no lo haré. Estoy bien. Puedes hacer cualquier pregunta, de la parte después de los analgésicos - sonrió - Antes de eso solo recuerdo

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