Apenas llegamos frente al departamento, me dijo mirándome, con los ojos ardiendo como fuego:
- ¿Puedo bajar? – Tocó mi pierna, deslizando su mano dentro, debajo de la gruesa tela del pantalón que era completamente extraña y no se adaptaba a mi cuerpo.
- Me encantaría. Pero no ahora... No hoy. - Lo miré con severidad.
¿Debería decírtelo ahora mismo? Nunca parecía un buen momento para revelarle a Heitor Casanova que era padre de una hermosa niña de cuatro meses, sin saber siquiera cómo fue concebida la pequeña.
Podría ser juzgado como egoísta o egocéntrico por no revelarlo en ese momento, o esa noche porque todo iba tan bien entre nosotros como nunca antes. Sabía que necesitaba saberlo, pero podíamos y merecíamos al menos unos días de paz y amor. Porque a pesar de todo, no sabía cuál ser&iacut
Caminé con Mandy por el centro de la capital de Noriah North con Maria Lua. Cogimos la carriola, pero mi abuela casi no la deja en ella, solo queriendo sostener nuestro rayito de sol que lleva el nombre de la luna.Aparte de las citas pediátricas de rutina, era la primera vez que salía con María Lua. Ben y yo preferimos dejarla en casa, temiendo lo que pudiera pasarle y las preguntas que pudieran surgir.Le conté a Mandy sobre el día que íbamos a revelarle la verdad a Héctor y sobre que Allan estaba en el hospital. Y también que Héctor no había creído que pudiera ser padre.Cuando regresábamos a la casa a última hora de la tarde, Mandy preguntó:- ¿Vas a hablar con Allan sobre tu madre?- No estoy seguro. Pero yo creo que sí. Él es el único que puede decirme la verdad sobre lo que pasó. Me gusta él. Much
- Como ya sabías lo que realmente pasó... - Miré el reloj - Puedes salir de mi casa, por favor.Ambos me miraron sorprendidos mientras me dirigía a la puerta.- Pero... Hemos recorrido un largo camino. ¿Dónde nos vamos a quedar? No podemos volver a esta hora. – se quejó Bruno.- Eso no es asunto mío. La casa antes era de Salma, ahora ya no. Como tú mismo dijiste, ella “le pateó las botas”... “El periquito descansó”. – repetí sus frases ridículas.- Qué mierda, pensé que seríamos ricos. – Breno habló con un tono de voz alterado, golpeando el suelo con el pie.- ¿Con el dinero que pudo haber ahorrado Salma? – me reí, sarcásticamente – Ella era una simple bailarina de discoteca. Nadie se enriquece de esta manera.- Pero he leído sobre prostitutas
- Oh, mi amor, ¿crees que si yo estuviera en Noriah North en este momento, el lugar donde me encontrarías no sería tu cama?- ¿Como asi?- No estoy en Noriah North. Desafortunadamente. ¿Me llamas y no puedo ir? ¿Es un sueño? ¿O pesadilla? ¿Debo enviar el jet de inmediato? ¿Algo pasó?Respiré hondo, sintiendo que toda la tristeza se apoderaba de mí:- Es muy importante.- Habla, mi amor.- No puedes hablar de eso por teléfono. ¿Cuando vuelves? Dime pronto, por favor.- Te espero en la cena del lunes.- Dios mío, siento que falta un mes para el lunes. Cada día parece durar 72 horas.- Yo también me siento así cuando estoy lejos de ti. Es por eso que necesitamos terminar con esta distancia de una vez por todas. Puedes
- Estás loco... No puedes. – Sebastián comenzó a caminar nervioso.- Necesito un certificado falso. Tengo que poder viajar con mi hija si algo sale mal. Y... si dices que no es mi hija, te mato... lo juro. – hablé entre dientes.Me miró sin atreverse a decir nada. Esperó unos minutos y dijo:- No se como hacer esto. Tenemos certificado de que la niña es mi hija... Con Salma. Una mentira... ¿Ahora quieres que invente otra? ¿Cuál es tu plan de todos modos? ¿Mentir toda tu vida? ¿Tienes idea de en lo que te estás metiendo?- Si soy juzgado, condenado, arrestado o lo que sea y Heitor está con Maria Lua, estaré bien. Sólo quiero que ella esté a salvo. Nada más me importa. Y su seguridad solo existe si Anya y Breno están lejos... Lejos.- Si Héctor no cree que la hija es suya con Bárbara, no acepta
Las lágrimas parecieron calmarme de alguna manera, aunque solo fuera fugazmente.Sí, pensé en mentirle a Héctor. Pero ahora, escuchar de boca de Daniel ese plan para engañarlo, fue como un control de la realidad. La mentira había durado demasiado. Era el momento de la verdad, sin importar lo que pasara después. Si no aceptaba a Maria Lua, me fugaría con ella.- No quiero hacerte llorar, Babi. Quiero que seas feliz. Al principio te quería. Hoy ya no me importa. Me quedaré a tu lado, de una forma u otra. Y ordenar mi vida, gracias a este bebé, que Salma planeó con tanto mimo e interés y que, al final, facilitará la vida de muchas personas.- ¿Cuánto tiempo crees que durará esto? ¿De verdad crees que podrás mentirle a Héctor toda tu vida?- Tú mentiste... Salma mintió... Todos le mintieron. Y cuando Casanov
No había nada que hacer más que enfrentarse a Heitor Casanova. No había manera de probar la historia de Salma sin los diarios. Él pensaría con seguridad que yo estaba involucrado en todo su plan.Tomé un baño de gato, mientras miraba a Maria Lua en el carrito. Extraño mis duchas largas, esas en las que me tomaba mi tiempo bajo la ducha, mientras el vapor se apoderaba de todo el baño y hasta era posible escribirle notas a Ben en el sudoroso cristal de la ducha.Actualmente no había tiempo para crear vapor a partir del agua caliente. La ducha fue demasiado rápida. Sin embargo, solo ese día, María tendría que tener un poco más de paciencia, porque yo necesitaba al menos ponerme al día con la depilación.Mientras lo hacía, comencé a reír:- ¿Quién dijo que vas a estar desnuda hoy, Bárbara Novaes? H&ea
Abrí los ojos, aún un poco mareada. Estaba tenso y me levanté de inmediato, recordando exactamente lo que había sucedido.Estaba en la habitación de Héctor.- Tranquila, Bárbara. No puedes levantarte así. – Héctor se me acercó, acostándome de nuevo en la cama.- Descalificado, si tiene esposas, arrésteme ahora. O me escaparé. - supliqué, mientras él sonreía con la comisura de sus labios, hermosamente.Me agarró de los hombros y me miró.- No huirás, Bárbara. Yo no voy a dejar. Estás atrapado conmigo, para siempre.- Necesito levantarme. ¿Dónde está María Lua?- ¿El bebé? Es con Nick. - El dice.Retiré sus manos de mis hombros y me puse de pie, poniéndome las sandalias.- Bárbara, ¿qué tienes?
- ¡Usted está mintiendo! Es el padre de María Lua. Haz un maldito ADN si quieres y te asegurarás de que sea tuyo. Puedes negar cualquier cosa en la vida, Héctor, excepto su paternidad. - grité, sintiendo odio.- Me hice una vasectomia despues del embarazo de Milena, me descalificaste. No puedo ser padre. Nunca quise hijos. ¿Así que llamas a mi puerta con un hijo que debes haber tenido de cualquier hombre que recogiste en la calle y tratas de pegarme? – se rió, pasándose las manos nerviosamente por el pelo – Muchos ya han probado esto conmigo, Bárbara. ¿Crees que eres inteligente? No, no es. Es sólo uno más... Como todos los demás.- No soy como los demás... Soy Bárbara.Todo comenzó a girar demasiado rápido. Me incliné en una silla, sintiendo que mi cuerpo necesitaba apoyo una vez más. No podría ser