Héctor tomó mis dos senos en sus manos y comenzó a hacer movimientos circulares con sus caderas, volviéndome loco:- Entonces... me voy a correr... en unos segundos... - Mi voz se apagó.- Pueden ser segundos, Bárbara... U horas... Esperaré a que vengas a que me corra, ¿de acuerdo?- ¡Dime que eres real, maldita sea! Apreté sus hombros con todas mis fuerzas.- ¡Ahí! Sí, soy real... Y siento dolor. – gimió."Te ataré… lo juro…" Arqueé mi cuerpo.- ¿A tu lado? Se movió lentamente dentro de mí. - Di que sí.- No... En la cama. Y me vengaré...- Me encanta la venganza.Gemí y cerré los ojos con fuerza, sintiendo mi cuerpo explotar en un intenso y loco orgasmo. Y luego se derramó dentro de mí y siguió follándome un rato más, incluso después de correrse.Relajé mi cuerpo, atrayendo mucho aire a mis pulmones.- Vale, si hay toallitas húmedas por ahí cerca, te tiro por la ventana, Héctor... Te lo juro. - Cerré mis ojos.- Mi vida no corre peligro entonces. ¿Por qué tendría toallitas húmedas p
- Mi abuela es todo lo que tengo. no puedo dejarte- ¿Y puedes dejarme? Su voz cambió.- Parece que mi ausencia no te afectó mucho, ya que te encontré con la rubia de la verga de en medio, ¿verdad?- ¿Por qué siempre me pones las cosas difíciles, carajo? Se pasó los dedos por el pelo.- No me dijiste qué estaba haciendo exactamente ella aquí. Ya di mis explicaciones sobre lo que fui a hacer el sábado... Y fue un caso grave de enfermedad. Recuerdo que me prometiste que romperías con Milena y Cindy – me reí. - Hasta tiene gracia decir que... Sometiéndome a cobrarte por terminar tu relación con "dos mujeres". Que lejos he llegado...- Cindy no es una mujer fácil.- Me importa una mierda esto.- Lo necesitaré.- ¿Qué quieres decir con "necesito"? Fruncí el ceño, sin poder creer lo que estaba diciendo.- No tengo otra persona confiable para hacerse cargo de Babylon.- Heitor, ¿estás tratando de decir que vamos a ser pareja, sin embargo tu ex se encargará de tu negocio millonario, que suele
Sonrió tímidamente:- Me alegra que le haya gustado, Sra. Bongiove. Pero lo compré como lo pidió el Sr. Héctor.Miré al rubio con la polla del medio y le pregunté con sarcasmo:- ¿Y cómo te pidió Héctor que me compraras las bragas?- Pequeña, de encaje, sexy y a la vez delicada.Reí y agité mi cabeza:- Eran todos perfectos. Y le encantó. - Garantizar.Cindy me miró.- ¡Hola hermosa! ¿Está listo? Ben se detuvo a mi lado.- Nací listo, amor. – Me eché el pelo hacia atrás, respiré hondo y caminé por la calle meneando mi culo duro y mi pelo cien por cien original (mechas doradas, lo confieso!).En el camino le conté a Ben exactamente lo que había sucedido, tanto en Perrone como en North B.- Al final no se equivocan tanto, ni Sebastián ni Héctor. Joder, vas a dejar todo aquí, Babizinha. ¿Cómo vamos a vivir los tres sin ti? Por eso no menciono a Salma y Maria Lua.Suspiré. No sabía que lo que más me molestaba era dejar a Héctor.Antes de irme al campo ese mismo día, Ben me preguntó:- Pié
Dos días después de mi llegada al campo, recibí una llamada de Héctor. Decir que mis piernas no temblaron de inmediato y que mi corazón no latió más rápido sería una mentira.Ay Héctor, cómo me gustaría que me dijeras ahora mismo que sacaste a Cindy de tu vida, de tu casa, de tu país... Si para eso me llamaste, seré tuya para siempre. Pero si no... Te encontrarás con mi furia."Hola…" dije, tratando de no sonar nerviosa.- No puedo soportar extrañarte. – Dijo de una vez.- Esta oración se puede cambiar. ¿Puedo sugerir que sea "Bárbara, te extraño mucho". ¿Que crees?- Joder, entiendes. Que manía tienes de tratar de confundirme... Y volverme aún más loco de lo que ya estoy.- Puedes cambiar esto por: Bárbara, sin ti ni siquiera puedo pensar con claridad...- Joder, ¿cuándo vuelves?- Esta la reemplazas por: “¿Cómo está tu abuela? Espero que bien."Estaba en silencio al otro lado de la línea, pero podía escuchar su respiración nerviosa.- Dime que Cindy no está a cargo de tus asuntos en
- Gracias por cuidarme. Y déjame tus cosas.- Yo... tengo un trabajo.- Um, gracias por llamarme y avisarme, para tranquilizar a tu abuela. Tal vez es mi culpa que tuve un ataque al corazón, sabiendo que estabas desesperado por un trabajo y todavía negándote a mi ayuda financiera para vivir.- Abuela, lo siento. Pero si supieras todo lo que me ha pasado en las últimas semanas, no sé si lo creerías.- ¿Qué tal si comenzamos con el lugar donde trabajas?- Conseguí un trabajo en Perrone. dije emocionada. - En una posición alta. Estoy casi en la oficina del director general. - Bromeé.Ella no sonrió. No dijo una palabra. Y su rostro se cerró.- Abuela... ¿Estás bien? ¿Sientes algo? - Me preocupé.- ¿Quién es el director general?Arqueé una ceja, confundida.- Sebastián Perron.- No conozco.- ¿Conoces a algún CEO en tu vida? - Me reí.- Sí... A ver... Heitor Casanova, Allan Casanova...- Estos no valen. Todos saben.- ¿Qué haces exactamente en Perrone?- Soy responsable de Marketing. Un t
- Gracias por cuidarme. Y déjame tus cosas.- Yo... tengo un trabajo.- Um, gracias por llamarme y avisarme, para tranquilizar a tu abuela. Tal vez es mi culpa que tuve un ataque al corazón, sabiendo que estabas desesperado por un trabajo y todavía negándote a mi ayuda financiera para vivir.- Abuela, lo siento. Pero si supieras todo lo que me ha pasado en las últimas semanas, no sé si lo creerías.- ¿Qué tal si comenzamos con el lugar donde trabajas?- Conseguí un trabajo en Perrone. dije emocionada. - En una posición alta. Estoy casi en la oficina del director general. - Bromeé.Ella no sonrió. No dijo una palabra. Y su rostro se cerró.- Abuela... ¿Estás bien? ¿Sientes algo? - Me preocupé.- ¿Quién es el director general?Arqueé una ceja, confundida.- Sebastián Perron.- No conozco.- ¿Conoces a algún CEO en tu vida? - Me reí.- Sí... A ver... Heitor Casanova, Allan Casanova...- Estos no valen. Todos saben.- ¿Qué haces exactamente en Perrone?- Soy responsable de Marketing. Un t
- No puedo, bebé. Necesito cumplir la promesa que le hice.Cielos, me dolía tanto el pecho. Recordar a mi madre me rompió. Era un anhelo tan grande e intenso. Y supe que nunca podría deshacerme de ese sentimiento dentro de mí. Porque no la volvería a ver, con su dulce sonrisa, su constancia y optimismo y la certeza que me daba de que todo saldría bien, siempre.Si había una promesa de que no descubriría la verdad, mamá estaba segura de que buscaría vengarme del bastardo.Por supuesto que iba a averiguarlo, de una forma u otra. No quería saber quién era mi padre. Pero para estar seguro quién fue el hombre que hirió a la mujer más perfecta del mundo entero: mi madre.Mandy secó mis lágrimas y dijo:- Ya no eres un niño... Y lo sé. Pero mientras viva, te protegeré de cualquier cosa que pueda lastimarte.Arrancó el coche y se alejó de nuevo. Caminamos en silencio hasta que llegamos al sitio.Tan pronto como entramos en la casa, dije:- Me quedaré aquí por un tiempo.- No... Tienes que vol
Bien, ¡ahora le doy órdenes a Perrone! Joder, ¿qué estaba pasando? Nunca había visto a Sebastián así. Era tan dulce y gentil, incluso cuando estaba enojado. Pero en ese momento no fue así.Sebastian entró en la habitación y yo lo seguí. Antes de cerrar la puerta, le dije al secretario:- Ya dejaste de darle mensajes míos una vez, ¿recuerdas? ¿Qué diablos tienes contra mí de todos modos?- Nada, señorita Novaes. Sacudió la cabeza.- Espero que no me dé poder, porque lo primero que voy a hacer es contratar a otra secretaria.Realmente no entendía qué tenían contra mí los secretarios de todas las empresas. Incluso parecía algo combinado.Entré y cerré la puerta. Estaban Sebastián, Tony y la mujer que coordinaba la parte de RRHH de la empresa Perrone.- Hola... - Saludé, tratando de no parecer el loco que llegaba tarde a una reunión importante y aún “causaba” en la recepción.Relájate, Bárbara, eres casi la directora ejecutiva aquí. No te dejes engañar, Sebastian es tu padre y por eso tie