- No me siento responsable de su enfermedad. Sabes que fue Sebastián...- ¿Fuiste “tú” quien la dejó embarazada?- ¿Nunca pensó en la posibilidad de que el niño fuera suyo?- Eso es un ultraje. - Ella gritó. Allan haz algo. Dile que se va a casar. Héctor está denigrando la imagen de nuestra hija. ¿Cómo podías pensar que ese niño era de Sebastian?- Nadie puede obligarme, Celine. Ya no tengo 21, como cuando hiciste lo que hiciste, obligándome a hacer un compromiso oficial con Milena.- Allan... - Miró a mi padre, buscando ayuda.- Celine, voy a la oficina con mi hijo. - Dijo Allan, haciendo un círculo con la silla de ruedas, hacia la antesala, que conducía al ascensor.Celine seguía quejándose, con su llanto fingido, exigiendo algo que ni siquiera Milena quería.Podría apostar que Milena estaría feliz de que uno de nosotros finalmente tuvo suficiente.Seguí a mi padre al ascensor con él. Fuimos a la oficina sin intercambiar una palabra. Tan pronto como llegamos, se detuvo y señaló el s
- ¿Porque? Celine cree que necesita un trabajo para distraerse. Ella solo se queda en casa y cuando sale va al centro comercial a comprar. Milena ya ni siquiera quiere viajar.- Un trabajo para Milena no tiene por qué ser precisamente el de vicepresidenta de North B. Y que quede claro que no me refiero a ella como un hombre que la conoce, casi un pariente... Pero como un profesional y CEO de North B.- Quizás tengas razón.- Quiere que le pague un salario de vicepresidente, puedo hacerlo. Pero el ejercicio de las funciones del cargo está fuera de discusión. Necesito a alguien que realmente me ayude y entienda acerca de la empresa y lo que hay que hacer.- ¿Alguna vez has pensado en alguien?- Sí, había pensado en Bárbara.- Ella no es lo suficientemente madura. Todavía no... Y sabes que sacarla de Perrone será difícil. Sebastian debe estar haciendo todo lo posible para que ella se quede allí. Especialmente cuando ella sabe que estás... "Interesado" en ella... Sin mencionar apasionado.
Estaba acostado en la cama. No esperaba que la noche terminara de esta manera. Ben me llamó irresponsable y planteó la posibilidad de que Allan se enojaría conmigo después de lo que hice que hiciera su hijo.Sí, había sido irresponsable. Salma me advirtió sobre los documentos de la moto. Y también me hablaron de los cascos. Aún así, dejo que la emoción y la adrenalina hablen más fuerte. Fue como si volviera a los tiempos que pasé con Jardel, cuando hacíamos locuras sin importarnos las consecuencias.Héctor no era como Jardel. Era un hombre de verdad, tenía una reputación que mantener, aparecía a menudo en las noticias de todo el país.Tenía 27 años y a veces actuaba como si fuera más joven. Y no importaba que no pudiera vivir tantas cosas siendo adolescente. ella había pasado. Y llegó el momento de actuar como una mujer. Pero... ¿Y si ese fuera yo? ¿Y si nunca cambié, y fuera un eterno adolescente, que no pensaba mucho en las consecuencias de nada? Cuántos trabajos he perdido por abri
- Solo te quiero de rodillas si es entre mis piernas, Héctor.Joder, ¿acabo de decir eso? ¿Quién eres, Bárbara Novaes? ¿Qué es ese sentimiento que parece cegarte? ¿Qué es esto, que hace que las mariposas en tu estómago sean constantes, te quedas sin aire, tu corazón se acelera y cuando no ves a este hombre, todavía no se va de tu mente?Aparentemente tampoco esperaba la respuesta que le di, porque estaba un poco sin acción.- Me cambiaré de ropa... Prometo ser rápido.- Tómate todo el tiempo que quieras... Simplemente no puedo garantizar que soportaré esperar aquí y no invadir tu habitación.- Sí, lo harás... Acabas de invitar a una mujer en pijama, recién levantada, a una cita. Así que consigue cualquier cosa, Heitor Casanova. Sonreí y corrí hacia la habitación.Tan pronto como abrí la puerta, Ben estaba rebuscando en mi armario, con todas las puertas abiertas de par en par.- ¿Qué estás haciendo? - Estaba confundido. “¿No estabas en tu cama, soñando con ángeles… o demonios?Miré la
- Es decir, la masturbación. ¿No era más fácil decir que me estabas masturbando? - él se rió. – Volviendo a la puta... ¿Fue... bueno?- Nunca había recibido sexo oral.- ¿Qué? Redujo drásticamente la velocidad del coche.- Sí.- Pero, no tenías novio, ¿quién murió?- Sí, y yo no lo maté. – Lo dejé muy claro.- Yo se. - Él se rió.- Salí con él durante ocho años y no he recibido un oral en este tiempo.- ¿Eso es verdad? ¿Es posible?Asenti. Realmente se veía increíble.- Y... ¿La prostituta hizo el trabajo?- Me robó, Héctor.- ¿El robó? ¿Como asi?- Me dio oral y cuando me desperté se había ido con mi bolso, que contenía el celular, una tarjeta nueva que me acababa de dar mi abuela y todo el dinero en efectivo que había recibido de ella junto con ella. Y... No tuviste sexo conmigo... Como... Solo...- Bastardo. ¿Tuvo el placer de chuparte e incluso cobré dinero por ello? Dame su nombre y haré que lo maten.- ¿Tú harías eso?- Sí, lo haría. Por ti, lo haría. - El me miró.- Él... minti
Un estanque iluminado por la luna, rodeado por paredes cubiertas de enredaderas verdes, yacía detrás de esa puerta de espejo.Había una mesa de cristal con dos sillones y un cubo de champán y copas. De hecho, tengo la impresión de que vi los mismos cubos al lado de la cama y también en la bañera de hidromasaje.Creo que si viviera otra vida después de esta, tal vez no conocería un lugar tan perfecto para el sexo como este.Héctor todavía me tenía en sus brazos.- ¿Te gustó? – me preguntó dulcemente.- Sí... Es todo hermoso.- Reservé pensando en ti... En nosotros.- Gracias. - Acaricié la parte de atrás de su cuello, sintiendo ya mi cuerpo estremecerse con la simple mirada de él y la posibilidad de lo que vendría después. - Yo... pensé que después de estar encerrado en el ascensor parte 3... Ya no me buscarías.- ¿Por qué no te buscaría más, Bárbara?- Porque... Ya habíamos tenido sexo.Sonrió, mostrando su perfecta dentadura y entrecerró los ojos:- Quiero más... Más... Mucho más.Su
- Para olerte cuando no estás cerca de mí. Tuve sexo con tus otras bragas.- ¿Eso es verdad?- Sí... Ahora voy a tener sexo con su dueño. Cuando tenga diez calzones, definitivamente estarás pegado a mí... En mi casa, en mi cama. Y entonces...- Vamos... - Abrí las piernas, no queriendo hablar de bragas.- No me canso de admirar tu cuerpo desnudo...- El sabor es quizás mejor que la vista. – Provoqué.- No tengo dudas. Tiró de mi cuerpo contra él y se arrodilló frente a la silla.Lamió mi longitud, profundamente. Sentí exactamente cada parte que tocó. Entonces su lengua jugó con mi clítoris, provocando una sensación completamente loca dentro de mí. Cerré las piernas, involuntariamente, evitando que se fuera.- Cálmate, mi amor... - Los abrió con sus manos y su lengua entró en mí, follándome tranquila y profundamente.Pensé que podría romper la tumbona con la fuerza que mis manos pusieron sobre ella. Los movimientos de Héctor acabaron conmigo. Sin siquiera saber quién era, completamente
- Yo no sé nadar. - le confesé, avergonzado, tratando de recuperar el aliento.- Perdóname, Bárbara. Yo no sabía. - Estaba preocupado, sus manos sostenían mi rostro entre ellas.De repente, el miedo dio paso a la gracia y empezamos a reír.- Vale, condón roto, casi te ahogo... ¿Qué más puede pasar?- ¿Prendí fuego al palo de pole dance? - No me contuve.- Puedes prenderle fuego a todo, Bárbara. Pero solo después de que nos hayamos ido y hayamos terminado nuestra noche. Quiero despertar contigo a mi lado.- ¿Qué hora es? – Me acerqué, envolviendo mis brazos alrededor de su cuello, tocando nuestros cuerpos sumergidos en el agua tibia.- No me importa el tiempo... No quiero ni que pase el tiempo, a decir verdad.- YO...Joder, por un segundo casi dije que estaba completamente enamorada de él. Mirar profundamente esos ojos verdes era una invitación a contar verdades escondidas en el corazón."Tú…" me animó a continuar.- Lo quiero de nuevo... Todo de nuevo.Se rió y me tiró al agua de nue