—Samantha, por fin estás en casa —se escucha en la otra línea.—¿Quién es Samantha? —le pregunto a Fendy.El Dr. Fendy me mira y solo sube los hombros. En un momento, siento la respiración de Black. Le hablo para mantenerla tranquila.—Black, soy yo. Mantente con calma, te iremos a buscar —digo, tratando de que no haga nada estúpido.—Hmmm, sí… está... bien…Escucho cómo su voz se corta, pero responde disimuladamente. Me pongo nerviosa y enojada a la vez. Sigo escuchando.—Samantha, tanto tiempo. No pensaste visitarme después de la cárcel. Ohhh, bien dicho, eres cobra negra, ¿verdad? Black —habla la persona desde la otra línea.Me quedo helada. Black es Samantha. ¿Cómo no lo sabía? Volteo y miro a Fendy, y él me mira como si no entendiera nada.—¿Samantha es Black, cierto? ¿Una tal cobra negra es ella también?—Sí, es ella. Se llama Samantha Clindy.Estoy en shock. Samantha Clindy era la chica que la familia Clindy tenía prohibido mencionar. Ahora entiendo su odio hacia la familia. Con
Le di replay al video grabado. Disfruté un momento de la cara de asombro de Alejandro.—¿No me explico cómo una niña mimada tiene tales habilidades? Seguro que es de la familia Stomcling.—Sí, es ella. Para tu información, no era una niña tan mimada; ella era la cabeza de todo. Mayormente, dirigía las empresas de su familia. Su cerebro era la máquina que podía arreglar todo en la sombra, pero todos la conocían. La podías ver a ella y no a la ahora heredera única.—Después de usarla, su propia familia la echó. ¿Y tú piensas hacer lo mismo? ¿Acaso no fue lamentable esta mujer en su vida?Me sorprende que ahora este bribón la esté defendiendo.—¿Y a ti qué te pasa?—Tú lo has dicho, su familia jugó con ella. A que es el cerebro, ellos la cambiaron y la reemplazaron con una llamada hija única. La auténtica heredera. ¿No lo encuentras demasiado raro?—Está muy complicado si lo ves fuera de los temas en los cuales ella fue acusada.—¿Qué terminaste por considerar?—Ella es una joya. No piens
—¡Aquí! Está un poco hinchado. Esos malditos pensaron que estaban anestesiando un cerdo.—Hmmm, tienes razón. Pero creo que Fendy deberá hacer algo. No luce bien.—A la m****a, ¿crees que afecte nuestro plan?—¡Cállate! Ahora esto es más importante. ¡Fendy, ven aquí rápido!—¿Qué pasa? ¿Por qué gritan las dos?—Mira eso. Solo trátalo y que no deje rastro en su cuerpo. Tengo la impresión de que la droga interpuso algo más.—Déjame ver. M****a, ¿qué droga te echaron?En ese instante, Black estaba roja y sudorosa. Su mirada había cambiado, y la fuerza con la que apretaba su labio inferior hacía que cualquiera pensara que en cualquier momento iba a explotar, llena de sangre.—Lady C, me encargo de ella. Tienes mucho que hacer ahora. Ellos te esperan afuera. Calma a los chicos heridos.—Mmmm, vale. Cuídala.Después de salir de la habitación, me dirigí hacia donde estaban. La mayoría de los heridos eran graves, mientras que otros no. A todos los graves les di consuelo. No deberían moverse ha
La mañana estaba bella. Tan bella que mi estado de ánimo estaba por las nubes. Bajé y encontré a los chicos desayunando. Algunos lucían bien y otros un tanto demacrados por lo de ayer. De todos modos, aquí estábamos. Black estaba en la cocina junto a Fendy. Cuando los vi, pensé en sus acciones de anoche y me sonrojé. «Oh, por Dios». Uno de ellos me vio y me saludó cortésmente. Aunque sabían mi identidad, ninguno se atrevió a desobedecerme después de lo de ayer.Black conocía mis gustos. Un vaso de leche estaba en la mesa esperando por mí. Tomé mi vaso y salí a la terraza, con la vista puesta en el mar. Observaba a la gente que caminaba y corría, otros solfeaban. El aire fresco y relajante del mar era lo mejor. No había duda, era lo mejor.Abrí mis manos y respiré profundamente. Me concentré y solté el aire. Me sentí tan relajada que podía llorar de lo bien que estaba este momento. Miré a mi alrededor y sonreí. Había muchos hombres corpulentos abajo.Con un simple traje de baño, sus cue
Claverio condujo hasta el Banco Central, su corazón latiendo con fuerza mientras el paisaje urbano pasaba rápidamente por la ventana. Estacionó a una cuadra del banco, su mente llena de pensamientos sobre lo que estaba a punto de hacer. Se bajó y caminó por la calle, con toda la gracia que el mundo podía reclamar en su ser. Era la primera vez que recorría una calle desde que salió de la cárcel, y la sensación de libertad era abrumadora.Todo había cambiado un poco. Las tiendas lucían más modernas, las luces de neón parpadeaban con un brillo renovado, pero nadie en la calle podía ignorar a una mujer que lucía tan bella. Sus tacones altos de seis centímetros chocaban con fuerza contra el ladrillo que cubría la calle central, resonando como un eco de su determinación.Al entrar, todas las miradas se posaron sobre ella. El chico de servicio al cliente la vio y se levantó de inmediato, temiendo que fuese un cliente importante y que su comportamiento la ofendiera. La sala de espera estaba ll
Después de conducir por un largo tiempo, Claverio decidió entrar en un banco y retirar dinero. Max la había advertido sobre la importancia de hacer todo en lugares diferentes para no llamar la atención sobre sí misma. Podía ahorrarse la molestia y hacerlo en el Banco Central, pero al sentir que un ojo la miraba, prefirió ir a una sucursal más pequeña para realizar su transacción.Al llegar, se sorprendió al descubrir que solo podía retirar un millón de dólares como mínimo. Ella no necesitaba un millón ahora, solo doscientos mil para pagar a sus hombres y hacer algunas compras.—Solo quiero doscientos mil. No más —dijo con firmeza.—Lamento los inconvenientes, señorita, pero solo está permitido el retiro de un millón. La razón es que su cuenta está saturada —respondió el cajero, con una voz monótona.—Vale, retira un millón —dijo Claverio, resignada.—De acuerdo, por favor coloque su huella digital aquí.—¿Qué? —preguntó, sorprendida.—Sí, es requerido por el banco. Es una suma mayor y
Tomaba una siesta cuando uno de esos engendros vino a tocar mi puerta. Al levantarme de mala gana, me sorprendí al ver a Alejandro, cuya expresión mostraba asombro.—¿Y esa cara? ¿Qué te trae aquí a esta hora? —pregunté, frunciendo el ceño.—¡Ehy! Son las seis de la tarde. Ven, mira aquí.—¿Qué cosa? —respondí, intrigado.Me mostró su laptop, donde había un video de un coche corriendo a toda velocidad, esquivando todas las cámaras de seguridad como un maldito profesional. Me sorprendió que alguien pudiera tener tal habilidad.—¿Terminaste de ver? Pues mira quién hizo todas esas acciones —dijo, entregándome una foto de Nadin antes de subir al coche. Cuando salió, tenía otra imagen. Se había cambiado de estilo, y eso la hacía lucir mucho más bonita. ¿Verdad que sí?—Oye, estás mirando demasiado la foto. Te acabo de decir que ella fue quien esquivó todas las cámaras.Era sorprendente, y ahora el asombrado era yo. Esta chica era realmente interesante. Seguí mirando el video, impresionado p
Me dirijo a mi habitación y me acuesto, pensando en lo tormentoso que es esta vida. Tras no poder conciliar el sueño, tomo un vaso lleno de whisky. El primer trago no hace mucho efecto, así que agarro otro y lo bajo de un golpe. El sabor áspero y ardiente se desliza por mi garganta, provocando un escalofrío en mi barriga. Aplaudo por ello, sintiendo que he conseguido algo. Bajo la cabeza, sintiendo que el mundo no vale nada, y finalmente me duermo. Era un truco que usaba mucho en la cárcel; cuando me golpeaban, el alcohol me ayudaba a no sentir nada.Mañana llegará y será el gran día, el día en que, por fin, veré a esas personas que me dieron la espalda. Un momento que me causa tanto temor como expectativa. Cada vez que pienso en ello, el miedo se apodera de mí más que la convicción. Pero, a pesar de todo, una sensación de satisfacción por mi preparación me inunda. Soy valiente, fuerte y decidida. Mañana daré un paso único, clavaré mis palabras y mis acciones donde más les duele. Firma