La vida estaba comenzando a dar giros un tanto extraños, Hugh aún siente angustia por lo que ocurrió con su hijo Larry, aunque siempre supuso que algo pasaba con él, no era fácil aceptar su condición homosexual, no lo era. Aunque socialmemte era cosa del pasado ocultar las preferencias sexuales de las personas, no resultaba tan sencillo encontrarse en esa situación. ¿Amaba a su hijo? Por supuesto que lo amaba, tanto como a Steve, eran su razón de continuar adelante luego de que Támara lo abandonó con sus dos pequeños.Mientras se abstrae en sus pensamientos, es interrumpido por una llamada desde la oficina de su asistente.—Sr Bullock, alguien lo busca.—Dime, Stephanie, ¿de quién se trata? —el sonido de las voces de fondo confunden a Hugh.—Déjame pasar, tengo derecho a entrar aquí cuando lo desee.—Señora pero no puede entrar —la mujer logró zafarse y caminó por el pasillo leyendo los rótulos de las puertas hasta dar con la de presidencia. Abrió la puerta y Hugh quedó paralizado al
La relación de Steve con su madre mejora rápidamente. Una extraña conexión los une, era como si el tiempo no hubiese pasado y aquellos veinte años de ausencia se hubiesen convertido en segundos. Se veían constantemente para desayunar o almorzar. Él le contaba sobre cosas de la empresa y de lo que había sido su vida en esos años y ella lo aconsejaba o simplemente le brindaba ese abrazo que tantas veces le hizo falta.—Perdóname por no haber estado a tu lado cuando me necesitabas.Steve sintió su ausencia por tanto tiempo, que ahora que podía tenerla cerca, no le importaba nada más. Entrando en confianza le contó sobre su relación con Chelsea y con Larissa. Como mujer, ella le aconsejó tomar una decisión y no jugar con los sentimientos de ambas mujeres, mucho menos si aseguraba amar a una de ellas. Para él, aquello palabras eran las que necesitaba escuchar, pues entre ser y deber ser, siempre había optado por la segunda. Debía ser un buen hijo, un buen hombre, una buena pareja.En cambi
Desde que Freya, llegó a Manhattan decidió darle un nuevo rumbo a su vida. Se había casado muy joven, gracias a la insistencia de su padre de aceptar a Timothy Wesler como su esposo. Timothy era un reconocido multimillonario que vivía en Montreal, quien quedó impactado por la belleza de Freya en su visita a Manhattan. Erick no podía perder la oportunidad de casar “bien casada” a su hija, era parte de su tradicion familiar los matrimonios por conveniencia. Por lo que después de la muerte de su madre, Freya no tuvo más opciones que obedecer a su padre. Llevaba siete años casada con un hombre que no amaba y que había logrado embarazarla ni siquiera. Hastiada de su falso matrimonio, decidió separarse de él y finalmente, regresó a New York para la boda de Fred.Aunque no tenía pretenciones al comienzo de quedarse en New York, esa misma noche, conoció en el bar a un hombre que la hizo sentir muy especial, con el cual podia ser ella misma, una Freya sin caretas, ni poses, por lo que decidió
Esa misma noche, Chelsea llegó al aeropuerto, mientras aguarda la llamada por el interlocutor, aprovecha de leer los mensajes que no había podido revisar por lo ajetreado del día. Al abrir el chat, se emociona al saber que Gus le cuenta sobre su reconciliación con Larry, eso la llenaba de satisfacción. Ya desearía ella poder atreverse como él a tanto. Mas, no se atrevía a destruir las ilusiones de Fred, a pedirle el divorcio y huir a los brazos de Steve. ¿Los brazos de Steve? Se confronta a sí misma. Él seguí estando comprometido con la insufrible de Larissa, no había oportunidad entre ellos, excepto como amantes y aunque aquella mañana se dejó arrastrar por la pasión, no estaba dispuesta a convertirse en amante de Steve y a volver a traicionar a Fred. Nadie sabe como se sentía las veces que su mirada se cruzaba con la de él, mientras almorzaban o cenaban o cuando ella iba a darle las buenas noches antes de regresar a su habitación. Él era un hombre demasiado bueno como para ella juga
Los encuentros entre Fred y Vicky no cesan, no aminoran, no descansan, a pesar de todo lo que verse puede traerles por consecuencia, ninguno de los dos es capaz de quitarse las manos de encima. Chelsea cada vez está más distante con Fred, el trabajo ocupa mucho de su tiempo, él mismo no se había dado cuenta de las horas que tenía que parar en la empresa hasta que la vio a ella tomando su papel, llegando a la casa al anochecer muerta del cansancio. Definitivamente, Chelsea no se merecía un engaño de esa magnitud, pero por mucho que él lo intentó, todo parecía que, mientras más se proponía alejarse de Vicky, más atraído se sentía, el hecho de que era algo prohibido solo lo convertía en más interesante. Vicky, por su parte, había intentado hablar con su prima varias veces porque cuando estaba con Fred se sentía la mujer más feliz del mundo pero, cuando esa fantasía pasaba, cuando la burbuja explotaba, la culpa la corcomía desde lo más profundo de sus entrañas. Muchas veces quiso co
La situación es un poco caótica todavía en la mansión de los Sielgman, tanto Fred como Vicky estuvieron un buen rato tirados en el suelo recuperando su habitual respiración además, Vicky no estaba segura de si sus piernas le responderían de la manera en la que se suponía debían hacerlo, se había asustado demasiado, la situación que acababa de vivir había sido terrorífica, Erick Sielgman había intentado violarla. Ni siquiera podía pensar en lo que habría sucedido si Fred no hubiera aparecido justo cuando lo hizo, ya ella había intentado librarse del agarre de Erick varias veces sin tener resultado y él estaba como cegado, como si no estuviese razonando lo que hacía. Las lágrimas todavía se escurrían de los ojos de Vicky cuando esta logró ponerse en pie, fue directo hasta la mesa del comedor, tomó el mantel y se envolvió todo el cuerpo con él, Fred ya la había visto desnuda, conocía su cuerpo a la perfección pero en esta ocasión se sentía ultrajada, desprotegida al haber quedado con
Durante el viaje de Steve a Suecia, tal y como él se lo pidió, Támara se ocupa de cuidar de Hugh. Ella llegó esa misma mañana y él al verla se encolerizó al verla.—¿Qué haces aquí, mujer? —Hola Hugh. ¿Así saludas a la mujer que se va a encargar de cuidar de ti?—Yo no necesito que te encargues de mí. —respondió con hostilidad. —Vine porque nuestro hijo no los pidió, así que no pienso faltar a mi promesa —caminó hacia él, con la bandeja que contenía el vaso de agua y las píldoras que debía tomar.— Te traje agua para que bebas tus medicamentos.—Eso lo pudo hacer tranquilamente la empleada. Te dije que no te necesito, Támara.—Bueno, vamos mejorando. Por lo menos me llamaste por mi nombre. —Ella le entregó el vaso y él lo sujetó casi arrebatándolo de su mano. —Gracias —dijo parcamente y bebió sus píldoras. —Eres un buen chico. ¿Quieres que conversemos un poco o prefieres que me vaya? —preguntó ella con amabilidad. Hugh estaba algo confundido y ansioso. Desde que Támara se marchó d
Los días pasaron tan rápidos que nadie se dio cuenta de ello, Chelsea enfrascada en la empresa y con la cabeza hecha todo un lío sin ver la manera de contarle a Fred, sobre su verdad. Vicky intentando borrar de su cabeza todo lo que le había tocado vivir con Erick, a pesar de que sabía que no estaba a solas con Fred como aquella noche, todavía sentía miedo, pensaba que su asaltante podía llegar de repente de un momento a otro para terminar lo que había comenzado pero, para su suerte, desde el segundo exacto en el que salió corriendo como una sabandija por la puerta principal, no volvió a entrar más. Fred también estaba enfocado, estaba más concentrado que nunca en su recuperación, este último se había dado cuenta que, aquel día en el que salvó a Vicky de las garras de su padre, sus piernas se sintieron algo diferentes, las notó más ligera que en ocasiones anteriores, pero no había estado seguro si se debía al pico de adrenalina tan alto que tuvo en ese momento o a que en realidad es