AdrianoSolté una gran carcajada, era increíble que esté sujeto se metiera en todo lo que no le conviene. —¿Me imagino que está feliz? Por lo que veo logró lo que muchos no pueden, enamorar a la señora —él habla con resentimiento..—Algo que prácticamente tú nunca podrás hacer, solo eres un chofer y ya —le dije. —Sé muchas cosas de usted, cosas que seguramente ni la señora ni nadie de por acá sabe —él dice, mientras limpia sus zapatos con la bota del pantalón—. Yo de usted andaría con cuidado, porque sencillamente cada movimiento que haga mal será beneficioso para mí y malo para usted. —¿Qué es lo que quieres decir? Porque no me gusta que anden con rodeos. Esas cosas no van conmigo, así que te recomiendo que dejes las amenazas para después, o mejor te las guardes en algún lado porque para mí no tienen importancia —le comenté, mientras la miraba fijamente acortando la distancia entre nosotros dos. —Quiero decirte que no me subestimes, aunque no lo creas puedo hacer mucho más de lo
CharlotteSus manos recorren mi espalda desnuda, podría detenerme, podría simplemente parar y decirle que sé todo. Sin embargo, cuando las fuerzas de atracción son más fuertes que esto, simplemente no hay marcha atrás. Con él pierdo mi fuerza de voluntad, con él pierdo mi esencia y lo que soy… Lo peor es que no se si eso es algo bueno o malo. Cierro mis ojos cuando siento su boca, sus besos húmedos hacen contacto con mi piel y puede que esté loca, ¿quién no lo estaría al escabullirse a un lugar lejano con el hombre que te quiere hacer daño? Él aprieta mis manos, sus besos suben de intensidad, un gemido involuntario sale de mi boca, es algo que no puedo controlar. Sus manos bajan, tocan mis muslos, aprieta levemente por donde pasan. Suelto una risa nerviosa, cuando él besó mi cuello. Sí, siempre me he regañado por ser tan débil en ese aspecto, es claro que un hombre que me sabe satisfacer, no es fácil de desechar. Él me gira, para luego apropiarse de mis pechos, los saborea como si
CharlotteTenía que encontrarme con ese hombre, él quedó en contarme algunos detalles sobre lo que sucede con Adriano, debo saber la verdad, debido a que él solo contó una parte. Llegó hasta ese restaurante, ubicado afueras de la ciudad. La verdad tampoco confío mucho en él, en especial porque si es capaz de traicionar a su propia sangre, que puede esperar uno de lo demás. Llegó y Fabrizio se ubica estratégicamente en caso de que deba atacar. ¿Por qué con él debo estar alerta y con Adriano simplemente me alejo sola? eso es algo que no me voy a poder responder con seguridad, hay algo de eso que no me deja tranquila, pero que de inmediato me pone inquieta. Veo como se acerca, pocas veces lo he visto, normalmente me acostumbro a tener trato principalmente con Adriano, este hombre es como alguien invisible para mí. Tiene la barba un poco más poblada de como la recuerdo, pero la mirada es la misma que la de su hermano. Le hago señas para que se siente mientras lo miro con frialdad. Él
Adriano Me siento viendo como aquella mujer baila de manera tentadora en frente de mí. Sí, tuve que traer a unas cuantas mujeres hasta aquí, necesitaba pensar con claridad luego de lo vivido con Charlotte. Mi cabeza da vueltas, esa mujer se ha metido de más en mi vida y ahora estoy debatiéndome si tirar todo a la basura y simplemente dejar que las cosas así, comenzar una relación seria con ella, empezar de nuevo y dejar la venganza en el pasado. La verdad puedo intentar olvidar el pasado, hacer todo lo posible para que podamos estar bien y tranquilos los dos, aquí es donde me entra la confusión por saber que sucedería si me escabulle de responsabilidad de todo esto, y aunque no sería nada ético de mi parte, es lo que me dicta mi mente. —¿Amor? Me encantaría ir ya a tu habitación —comenta con lujuria aquella mujer, mientras besa mi cuello de manera desesperada.—No, si quieres que te folle, lo haré en otro lugar que no sea mi cuarto. No eres digna para estar allí, recuerdo la imagen
Adriano Escuchar que mi tío ha sido asesinado de la peor manera, es algo que no puedo tolerar. Agarré el arma que tenía, necesitaba salir y acabar con esta mi3rda de una vez por todo. —¿Para dónde vas así? debes calmarte, debemos buscar una solución —grita Enzo. Mientras mi mente se nubla. Imaginarla dando la orden de acabar con ellos. —Esa maldita p3rra se metió de nuevo con mi familia y no va a tener ni la más mínima consideración con ella y con los suyos. —Enzo me detiene. —Hermano, no te metas en esta mi3rda, porque si debo darte tu merecido con tal de que me dejes pasar, lo haré —espetó con furia.Agarró mi cabeza, no puedo creer que ya no esa mujer me quite lo más preciado que tengo. —Te lo dije, si no acabamos con ella… Ella va a acabar con nosotros poco a poco —sus palabras clavan en mí, son como una daga—. Dame el honor de acabar con ella, traerte la cabeza en nuestro honor, en el honor de los que perdimos. Lo miro y pensar que él pueda tocarla, que pueda posar sus m
CharlotteAprieto mis manos, la llamada del idiota de donato me deja fuera de lugar. —¿Cómo me estás diciendo eso? dijiste que ibas a acabar con él —le gritó. —Lo intenté, pero él está loco. Se escapó, él va a acabar contigo mujer. —Ruedo mis ojos, él es un incompetente. Pienso y no veo porque esto sea mala idea, total… será la mejor forma para acabar con él. —Perfecto, acá lo estaré esperando. Ni te atrevas a aparecer de nuevo en mi vista, porque te aseguro que te cortaré la lengua por comenzar a decir cosas, por intentar parecer lo que no eres, porque solo eres una pequeña lagartija que intenta tener poder, sabiendo que no estás capacitado para hacerlo —le dije intentando ser lo más clara posible.—Charlotte. No puedes simplemente juzgarme por lo que haga mi hermano. te garantizo que te podrías llevar una sorpresa grande —comenta con alevosía. No esperé que hablara más, de verdad me exaspera un hombre así, colgué la llamada y llame a Luciano. Hoy estamos recibiendo un container
CharlotteCamina lentamente con pasos firmes, su mirada está llena de odio y eso en verdad es demasiado excitante. Quisiera que me tomara acá, que me hiciera suya. —Rindete Charlotte, porque por mi parte, no vas a quedar viva —dice, con su mirada fría. —Pensé que me querías matar… pero de placer —le dije con ironía. —Jamás, escúchame bien Charlotte, jamás te quise llenar de placer. Las p3rras como tu, solo sirven para dar placer y no para sentirlo. Te desprecio, te detesto —sus palabras son frías, queman y duelen como un carajo. —Bueno, acá me tienes. No soy una cobarde que pretende ocultarse para poder conseguir las cosas, no lo soy. Hablo de frente. Adriano se acerca a mí, con sus pasos firmes, con su mirada intacta. Siento su respiración sobre mí y mentiría si dijera que no quiero que me tome en estos momentos, su porte se ve realmente lujurioso, siento como mi intimidad se humedece… él es un maldito que solo se metió en mi cabeza y sus orgasmos son jodidamente únicos y bueno
Charlotte Nos ocultamos detrás de unas paredes, estábamos solo los dos, las ganas de que él terminara con lo que estaba haciendo, que me haga suya en estos momentos, la adrenalina que siento sube mi nivel de excitación al ciento por ciento. —¿Trajiste compañía, Adriano? —le dije, él me miró con una mala mirada.—Vine a hacer esto solo, así que no tengo idea de donde salieron, aunque seguramente es obra tuya, porque eres tu la que se encarga de hacer ese tipo de cosas —ruedo mis ojos, él solo me está subestimando. —Si crees eso, lárgate. Puedo encargarme de esto sola. Es claro que es una pinche trampa que alguien me puso, o nos puso —digo, pensando lo que está pasando. Esto no puede ser obra de Luciano, nadie más sabía de esto, aunque no creo que él fuera capaz de hacer esto, porque acabó con dos de mis hombres. Escuchamos como la balacera estaba más grande, comenzaron a disparar hacia todo lo que vieran. —Debemos buscar la manera de salir de acá. —¿No crees que es la mejor mane