Lucero Bach se enfrentaba a un dilema, ante ella estaba el famoso mafioso italiano, el único y verdadero… La Sombra, al fin estaba a su alcance y lo mejor de todo, es que estaba completamente vulnerable, era su oportunidad, solo debía dar aviso de donde estaba y quien era realmente, pero eso implicaba romper el pedido de sus suegros, el cual fue claro y preciso una vez que Eros, Stefano y Mateo salieron de la mansión Zabet, nadie haría o diría nada a Alessandro, claro que en ese momento no estaban al tanto que él era la sombra italiana.
— Eros… debemos informar… — hablo bajo y cerca del oído de su esposo, pero aun así Santoro la escucho.
— Mi verdadero nombre es Alessandro Santoro, hermano de Luis Santoro, padre de Estefanía Santoro, reconocido empresario italiano y líder de la mafia siciliana, puedes informar a los Bach que sabes mi identidad,
Una semana había pasado, siete días en los que parecía que el tiempo se había detenido, no solo para Alessandro, para todos era igual, la joven rubia ya no estaba en terapia intensiva, el embarazo seguía su curso, estaba fuera de peligro, aun así una bandas con cables en el abdomen de Vicky dejaban saber cuál era el estado de Alejandra, su corazón bombeaba un poco más fuerte que el de su madre, mientras los doctores trataban de descifrar porqué de la demora de Victoria en despertar, era demasiado tiempo, más en alguien tan joven, ya habían descartado cualquier complicación en la herida por la que fue ingresada, la operación había sido un éxito, por lo que a los médicos solo les quedaba apuntar al coagulo que Victoria tenía en su cabeza, algo había ocasionado que la joven no despertara.Candy llego al hospital y como cada mañana, enc
Como se esperaba la cena transcurrió en un silencio incomodo, si bien todos trataban de no hacer o decir nada que pudiera estresar a Victoria, era inútil, aún quedaban muchas cosas por aclarar, Alessandro trataba de mostrar su mejor cara aun sabiendo que su mujer no podía verlo, este hombre ya había aprendido que ella sentía todo lo que pasaba a su alrededor, sin necesitar sus ojos para saber cómo se sentía cada uno, los niños fueron llevados a descansar y ahora si la charla pendiente se llevaría a cabo, aunque el mafioso italiano tenía claro algo, no importaba lo que sucediera esa noche, Victoria era su mujer y nadie separaría a su familia.— Creo que deberíamos hablar mañana, Vicky debe estar cansada. — dijo Candy un poco preocupada por la forma en la que sus hijos miraban a Alessandro.— No te preocupes mamá, mientras antes terminemos con esto, mejor será para mi salud mental. — la rubia fue honesta, el estrés la agotaba de sobremanera.— Valiente, eso eres y eso serás, debería apr
Victoria solo una vez se había sentido tan indefensa y expuesta, fue la primera vez que Alessandro la tomo, la única vez que había atado sus manos, por lo que comenzó a sentirse nerviosa y el mafioso se dio cuenta. — Tranquila gatita, este castigo te gustara y si no llega a ser el caso solo dime que me detenga y lo hare. — mientras le hablaba al oído Alessandro llevo su mano a uno de los pechos sensibles de Victoria y apretó su pezón, provocando que un gemido saliera de los labios de la joven. — Solo disfruta… si puedes. — y es que el italiano realmente la castigaría, la llevaría a suplicar por un orgasmo. Victoria paso de sentir el cuerpo caliente del hombre, a quedar sola nuevamente en la cama, la alfombra que cubría el piso de la habitación tampoco ayudaba para saber qué era lo que el hombre estaba haciendo. — Ale. — lo llamo mientras su rostro se movía de un lado a otro, tratando de agudizar su oído, pero no obtuvo respuesta. Al cabo de unos minutos sintió como Alessandro tom
Los días pasaron, convirtiéndose en semanas y luego en meses, todo parecía marchar bien, Neizan se había encargado junto con los Bach de hablar con los Constantini y los Zabrek aclarándoles que todo estaba bien con LA SOMBRA ITALIANA, alegando que tenían un trato, ya que Alessandro necesitaba seguir con sus negocios, pero no estaba dispuesto a rebelar su verdadera identidad, su vida junto a Victoria prometía ser tranquila, para todo el mundo la joven Zabet contraería matrimonio con el respetado empresario Italiano Santoro, eso es lo que todos sabría y con ello estaban seguros que tanto Vicky como sus hijas estarían bien y a salvo, pero la mente de Victoria tenía sus propios conflictos, Stefano había dejado atrás el pequeño inconveniente con las adicciones, incluso Zafiro logro que ingresara en un grupo para manejo de la ira, esa misma que a veces le hacía meter la pata, pero parecía que el mundo conspiraba contra su hermano.— ¿Qué sucede gatita? Tienes alguna molestia. — pregunto de
Amir llego al final del pasillo donde su hija había sido llevada, le pidieron que esperara un momento que el doctor la estaba revisando y aguantando la incertidumbre junto con el miedo espero, fueron unos minutos, pero a él le parecieron horas, se relajó un poco cuando el médico, mismo que había traído a Victoria a este mundo, salió para informarle como marchaba todo. — Amir, tranquilo, todo está bien, rompió la fuente, pero ya solo faltaban días para la fecha que habíamos pactado la cesaría, la dilatación es solo de tres, por lo que la bebé aún no está ubicada en el canal de parto. — ¿Y eso quiere decir? — pregunto nervioso y confundido el mayor. — Que la cesaría no saldrá con mayores complicaciones, ahora le están colocando la anestesia, por lo que te pido que sigas a la enfermera así te ayudan a alistarte. — el doctor trataba de mantener la calma, pero por dentro estaba muy nervioso, él conocía a los niños dorados desde que estaban en el vientre de Candy, eran una parte importan
El jueves a primera hora de la mañana Victoria Zabet pidió ingresar a la habitación de su futuro esposo, la medicación que le habían estado suministrando al mayor para mantenerlo en coma estaba siendo retirada poco a poco, para que Alessandro Santoro pudiera despertar, por lo que ahora si estaba en una habitación privada. — Quiero estar sola. — pidió la joven y su madre salió cerrando la puerta tras ella. — Amor mío, no sabes la falta que nos haces. — dijo mientras pasaba su mano por el rostro del hombre, que aun en coma sintió el contacto de la mujer que amaba. — Me gustaría estar en la finca, caminando por los viñedos, bajo tu atenta mirada, porque sé muy bien que me mirabas, siempre sentí tus ojos en mí. — Victoria hablaba anhelando aquel tiempo, sin saber que los dedos del mafioso comenzaban a moverse. — Pase lo que pase Alessandro Santoro, recuerda que soy una cautiva de tu amor, por lo que siempre volveré a ti, mi hermosa sombra, si despiertas antes que yo… cuida a nuestras hi
No hubo poder sobre la tierra que hiciera desistir al mafioso italiano apodado la sombra, para que esperara en su habitación, el hombre tomo a su hija en brazos y en el momento que su hermano le ofreció una silla de ruedas, este lo vio matándolo con la mirada. Él era Alessandro Santoro, también conocido como la sombra, no necesitaba una silla de ruedas, solo necesitaba ver a su futura esposa, dejando a todos sorprendidos, el hombre cambio la bata de hospital por su ropa de calle, tomo una vez más a Alejandra en brazos, con el mismo afán con el que un pirata custodia su mayor tesoro y con paso firme se dirigió a la habitación donde llevarían a Victoria cuando terminara la operación. — Esto debe ser una broma. — dijo el italiano cuando encontró a Hades allí. — Hola primo, veo que traes a mi ahijada para que la conozca. — respondió en tono divertido el ángel de la muerte. — Jodete. — respondió molesto y como si de un niño berrinchudo se tratara cubrió el rostro de su hija con una mant
Ver el rostro de Victoria siempre era un premio para su familia, pero ahora estos hombres sentían miedo, ¿acaso la maldad podía lucir más hermosa?, por fin entendían a la perfección porque LA SOMBRA ITALIANA se había convertido en un cautivo de esta pequeña, como fue capaz de dejar todo por ir tras ella, su Reina, y como no caer ante ella, un perfecto ángel que podía moverse entre el día y la noche, o mejor aún convertir un día brillante en la noche más oscura, como en este momento. — Atalo, pies, manos y que quede desnudo. Fabrizzio cumplió al pie de la letra lo que su jefa pidió, lo que ninguno de los presentes se había percatado era que Alessandro había llegado a aquel lugar, el hombre era astuto, aprendía de sus errores, ya una vez su mujer había escapado de él, y aunque ahora todo era distinto, el miedo nos lleva a hacer locuras, fue por eso que el italiano le coloco un rastreador en el anillo de compromiso, y cuando descubrió que su bella gatita no estaba, se dio a la tarea de