-Tengo que reconocer que eres más dura que una piedra- Hades caminaba lentamente, con las manos en los bolsillos de su pantalón, a pocos metros por delante de la loba.
Nebraska había insistido en caminar ella sola. Le había dicho, soltándose de sus brazos, que si seguían ayudándola en todo, no sería capaz de levantarse por ella misma, que agradecía su ayuda, pero que necesitaba hacerlo.
Mujer decidida, con un espíritu fuerte, cada vez se daba más cuenta que ella cumplía los requisitos. Aún era pronto y no podía dejarse cautivar, después de más de 600 años de firme convicción. El reinado de la manada de plata no era, ni sería de cualquiera.
La omega dio un
Hasta el mismo Hades se impresionó por su acción. El gruñido es su garganta no era una simple advertencia. No, no era el hecho que la estuviera tocando, había algo más que por el momento no sabía y lo molestaba al punto de apretar los dientes.El lobo castaño soltó las manos y se levantó cautelosamente, no le gustaba la intensa mirada plateada del alfa que parecía querer moverse en cualquier momento y rasgarle la garganta en dos.Sonrió disimuladamente y prestó su atención a la loba una vez que supo que no sería atacado.-Mi reina venga, todos estarán muy contentos de verla- iba a tomarla del brazo pero se detuvo en el aire. La mano de Hades se había posado sobre la cadera de
El silencio cortante y la atmósfera tensa incomodaron a más de uno. Los dos magnates se quedaron fijando su atención en cada uno. Ella le había pedido ver a su gente y él se lo había negado. Nebraska hizo de sus labios una línea y se levantó lentamente analizando cada uno de sus movimientos, aun así sus rodillas crujieron. Aguantando el dolor se acercó a donde debía estar el alfa y se detuvo delante de él alzando la cabeza.Su olor delataba calma, tranquilidad, no arrebato como Hades se imaginaba después de su negativa.-Solo quiero verlos y que vuelvan a su estado normal--No- el alfa volvió a negar.-¿Por qué?- incli
Uno de los guardias entró corriendo a la celda con una expresión exasperada en el rostro.-Alfa, Comandante, los lobos, los lobos- le costaba articular palabras- de buenas a primeras se quedaron quietos, sus ojos cambiaron de color y se quedaron inconscientes-Hades miró a su hermano que no salía de su misma impresión. En sus brazos Nebraska apenas podía moverse, había agotado el último atisbo de energía que le quedaba y dentro de poco acompañaría a sus compañeros a un buen merecido sueño, pero no quería. Sacudió la cabeza en un intento de espabilarse.El alfa sintió el movimiento y le prestó atención.-Despu&e
Nebraska parecía caminar a su juicio y literalmente lo hacía. Sara a su lado la dirigía por una se las tantas alas de la mansión que no conocía. Parecía más nerviosa que ella misma.-Cálmate Nebraska, tu tranquila- sus manos estaban sudadas y temblaban ligeramente, ese no era buen indicio.Se detuvieron delante de una inmensa puerta de roble con incrustaciones de metal y cobre. El sonido de esta abriéndose erizó la piel de ambas lobas. Hades apareció con un semblante serio y tenso, hasta que cambio al ver a la omega.Su delgado cuerpo ya con sus debidas curvas recuperadas enfundado en aquel vestido plateado le quedaba hermoso. Su rostro parecía más joven pero no perdía seriedad debid
Abrió los ojos con la respiración atorada en su garganta. El techo se cernía sobre ella en una nebulosa clara que reconoció. Estaba en su habitación. Se incorporó con cuidado. Cada músculo de su cuerpo rugió y tuvo que morderse los labios para no gritar.¿Qué había pasado? ¿Dónde estaba? ¿Qué había ocurrido con sus cachorros? Lo último que recordaba era haber saltado contra alguien y todo negro después. Había una inmensa laguna mental desde haber oído las palabras de aquel lobo.Aquel lobo. ¿Qué demonios se creía? Le hablaba como si ella fuera una mísera basura que no valía nada. Eso la había molestado, pero la gota que había colmado el lí
Si había algo que Nebraska había aprendido a lo largo de los años era que las lágrimas no resolvían absolutamente nada, así que derramarlas era en vano. En vez de eso, tenía muchas cosas en las que pensar y que hacer, una de ellas era el estado de su relación con ese alfa que cada vez que podía le mencionaba que era suya.No podía negar que tenía mucho que agradecerle, había hecho por ella y su manada más que cualquiera, aun cuando el precio era su cuerpo, el cual dentro de poco hasta eso perdería, su independencia.Acarició la marca de mordida en su mano. Aquella noche en que Rudoc intentó marcarla después de la boda, ella se negó y precisamente esta piel era la que había sufrido. Había cubierto su
La risa frenética de la loba invadió de forma molesta el comedor. La atención de todos estaba enfocada en aquellas dos hembras que se enfrentaban. Más de uno se había levantado de su asiento para intervenir. A pesar de tener nuevos integrantes y de irse adaptando, tenían órdenes específicas de Hades de no atacar a ninguno. Siempre había alguien que se hacia el chivo con tontera y obviaba la palabra del alfa. Ese, por supuesto, terminaba castigado. Y esta no sería una opción.En primera, aquella loba estaba amenazando e insultando un cachorro indefenso, error fatal, segundo se metía con la que había sido la reina de la manada gris y la nueva protegida del alfa. Al igual que Sara, meterse con ella o sus hijos significaba ofender al mismo Hades.
A Hades solo le dio tiempo a levantar la cabeza en dirección a su beta antes de sonreír ocultando cualquier expresión que pudiera asustar a la niña. Catalina era la menor de los cinco hermanos tanto en edad como en cuerpo, apenas le llegaba a él a la cadera pero sus ojos no mostraban la inocencia infantil de una cachorra de su edad.-¿Y por qué no puedo casarme con tu madre?--Porque ella no puede ser reina- la voz de la niña salió aguda e indignada.Los dos machos se miraron incrédulos.-Eso no lo decides tu pequeña- Hades se incorporó, a pesar de hablar con una cachorra, que parecía tener unas leyes bastante idas de las manos – Yo soy el