Oía voces y no sabía de dónde. La oscuridad lo envolvía y todo su cuerpo se negaba a hacerle caso. Pero no le dolía anda. Solo agotamiento era lo que estaba presente. No le gustaba no saber que ocurría o que había pasado, no le gustaba no tener el control de la situación. Apenas recordaba los sucesos después de que empezara su celo.
Primero el calor, después la necesidad y el estremecimiento de su cuerpo por reclamar una hembra y sabiendo que tenía una que lo esperaba había sido peor la tortura al punto de casi perder el control. Después aquel aroma dulce que lo impulso a correr y atraparlo, para devorarlo completo.
Un dolor en su brazo siguió después de eso y las cicatrices a causa de su propia mordida no desaparecerían
Layan le sonreía al otro alfa sentado frente a él. Después de casi media hora contándole la historia oculta de su hermana, a pesar de los gruñidos y malas caras de parte de Hades, había concluido satisfecho.-Estás seguro que podrás lidiar con esto, tienes alguna idea de lo que dirán el resto del Consejo cuando se entere de que tu hermana estuvo siempre debajo de sus narices--Si tu no dices una palabra, no tienen que enterarse de lo que realmente ocurrió- reposó la barbilla contra su mano- Tengo guardado varias cosas bajo la manga y no creo que nadie me refute nada, a menos que te pongas en mi contra y me delates--Debería- Layan lo miró con el ceño fruncido- Te llevaste a alguien m&iacut
Nebraska caminaba varios pasos por delante de Hades.Por la forma en que movía sus hombros y cabeza hacia cada lado le daba a indicar al alfa que ella más que estudiar el pasaje a su alrededor, más bien guardaba retratos de los lugares por donde caminaban como si alguna vez volviera a perder la vista y necesitara depender de sus otros sentidos. A pesar de que no sonreía, su olor le decía que estaba más que contenta, agradecida y complacida por poder apreciar otra vez nítidamente su alrededor.En cambio, él no estaba ni cerca de estar medianamente feliz. La gota de la duda de lo que Layan le había hecho a Nebraska aun picaba y dolía en su orgullo y más cuando ella lo arrastró esquivando la conversación. Conociéndolo, el lobo pelirrojo no hab
Existía una frase que decía: me flechó cupido y eso fue lo que creyó Nebraska al oír a Hades. Giró el rostro hacia el otro lado con un leve sonroso. Aquello la había tomado de sorpresa y con las defensas bajas.-Nebraska- la llamó al notar su cambio de comportamiento.-Nada- ella agitó la mano para quitarle importancia pero el sonrojo no bajaba y él lo noto, no dijo nada. Seguro que ella pensaba que el solo la aceptaría a ella, y a sus hijos también, pero que aceptara adoptarlos era una cosa totalmente diferente.-¿Puedo hacerte yo a ti algunas preguntas?- esta vez fue el lobo el que quería hacer el interrogarorio-Acaso no era yo la que
-Más-Fue la única palabra que Nebraska pudo escuchar por parte de Hades antes que sus labios fueran sellados nuevamente por los del lobo en un beso tan salvaje como apasionado. A pesar de lo brusco que pudiera parecer no era para nada doloroso. La lengua del mayor se encargaba de tocar los puntos específicos y enredarse en la de ella solo buscando no su satisfacción propia, sino la de su compañera.Nebraska nunca había creído la frase de aflojarse las piernas, pero ella misma la sintió en carne propia. Sin darse cuenta sus rodillas se doblaron perdiendo el equilibrio, pero sin su boca perder atención, un grueso brazo abrazo su cintura y la mantuvo contra el cuerpo más sólido y fuerte.Nebraska apretó l
Hades tenía que reconocer una cosa.Solo se había sentido tan excitado tres veces en su vida. Una era con su celo habitual, la otra, cuando tuvo a Nebraska debajo de él, cuando ella traspasó los límites de su aislamiento y tercero, ahora.Sabía que el cuerpo en sus brazos temblaba de placer, pero él no estaba mejor. Los músculos de su espalda estaban tensos, al igual que el de sus brazos. Algunas gotas de sudor llegaban hacia el borde de su pantalón, conteniéndose, porque hoy no era un día para él, aunque no podía garantizar no perder el control si su querida omega seguía violándole el cuello con sus labios.Gimió gravemente y apretó todo el sen
Siran terminaba todos los papeles de un bulto para empezar con el de las cuentas. La presión de que su alfa no estuviera en la manada le ponía mucha responsabilidad sobre sus hombros que no debía ni podía delegar a nadie.Agradecía que su esposa se estuviera encargando de las demás cosas, como la organización de los nuevos integrantes, el seguimiento de los suministros y de inventar excusas para todos aquellos que preguntaban por qué no veían a su alfa hacía días, incluso cuando su celo ya debía haber terminado. Además la pregunta de donde estaba su prometida era la más común, sobre todo por parte de sus cachorros, que no paraban de interrogar a Sara sobre el paradero de su madre.El pretexto que se habían ido con Layan para r
Siran continuó lavando el cuerpo de su esposa y compañera, esta vez desplazando sus manos por la estrecha cintura y sobre su abdomen donde se detuvo unos segundos. Sara se dio cuenta que los ojos de él se habían quedado mirando fijamente a este punto.-¿Quieres tener cachorros?- le preguntó ella casualmente.Él negó con la cabeza.-Todavía no-Sara sonrió tranquilamente sin que sus palabras le dolieran. Para ser sincera, sabía de la carga de trabajo que tenía por ser beta, y más ahora que tenía que estar velando con muchas más cosa como el hecho de acaban de reunificar las dos manadas y los cambios que vendrían c
Satisfecho, no era la palabra adecuada para describir como se sentía Hades en estos momentos. Apreciaba con una ligera sonrisa el contorneo del cuerpo de Nebraska al caminar unos pasos delante de él. Reconoció que le encantaba verla de tan buen humor ahora. Suspiró complacido y se sacudió el cabello que llevaba alborotado y ligeramente húmedo por las acciones anteriores de ambos.Se pasó la lengua por sus labios y sintió todavía el sabor de la loba sobre ellos. La idea de recorrerla completa y saborearla, ahora que ya habían entrado en más confianza, se materializaba poco a poco.La vio detenerse hasta que se ubicó a su lado y puso una mano sobre la curva de su espalda baja, un lugar que le gustaba tocar más de lo que quería reconocer