Nebraska abrazaba a su gran lobo mientras él la hacía gemir. Con movimientos constantes que podían ser más fuerte pero la ancha espalda estaba tensa conteniéndose. Aun cuando él le había dicho que no podía contenerse medía su fuerza para no dañarla. Su grueso brazo rodeaba su cintura cuidando de no lastimar su herida y manteniendo su posición en el borde de la mesa mientras la otra sobaba el muslo hasta sus nalgas, dejando sus dedos fijos en la piel blanca.
Su olor la envolvía, su boca la devoraba, sus manos la marcaban. Ella solo podía entregarse a él. Sentirse querida, amada, protegida.
Hades abandonó su boca para dirigirla al cuello, lamiéndolo con ansias. Sus dientes arañaban la piel y Nebraska tembló.
Nebraska disfrutó el corto tiempo que pasó con sus hijos pero tuvo que respirar agotada. Ellos se habían pasado tanto tiempo pegados a ella que necesitó que Sara se los llevara aunque sea un momento para poder descansar y pensar con claridad todo lo ocurrido. Además, cada vez que la abrazaban o se colgaban detrás de su cuello la lastimaban y ella solo escondía la mueca de dolor, no quería que supieran con lo que estaba lidiando. Como resultado la herida pulsaba impidiéndole levantar los brazos.-¿Estás lista?- Hades entró a su habitación rato más tarde.-Si- le dijo se forma suave con los ojos cerrados y respirando pausado -¿Puedes recogerme el pelo?- lo miró por encima del hombro –No creo que pueda hacerlo yo misma-
Nebraska tuvo que esperar por lo menos dos minutos antes que todo los lobos alfas de aquella sala volvieran a calmarse. Ella había cerrado los ojos en calma, sin dejarse perturbar. Sabía que aquella iba a ser una pelea difícil de ganar pues, después de todo, no confiaban plenamente en su persona. Sintió el peso de la mirada de su esposo más no le respondió. Esto era algo que tenía que hacer le gustara o no por el bien de todos a su alrededor.Layan por fin puso orden nuevamente y ella abrió los ojos. En sus orbes no había ninguna muestra de que se echara hacia atrás.-¿Podemos seguir?- les preguntó inclinando la cabeza. Apenas la habían dejado continuar después de que les había pedido su sangre –¿César, pud
Una loba en celo no era algo fácil con lo que lidiar y eso era algo que Hades sabía muy bien. Pero en celo y con la sangre de varios lobos poderosos corriendo por las venas era algo que se le iba de las manos. Hades podía decir ahora que estaba bajo el control de su reina y mira que le gustaba.Nebraska era la única a la que le daría su sumisión si ella se lo pedía.Lo tenía pegado a la pared de la ducha, inmóvil. Los labios de ella estaban enredados con los suyos de él de forma posesiva, pero él no permitiría estar solo en posición sumisa. Sus grandes manos se habían desplazado desde su cadera hasta sus nalgas apretándolas contra la erección creciente. Sus lenguas tenían una batalla para ver quien tenía co
Saisen caminaba con su brazo sobre los hombros de uno de sus gemelos, Leoxi. El lobo se parecía más a su mamá, que a él. Más bien sus dos hijos tenían el carácter de la madre. Ninguno había sacado su temperamento juguetón. Tal vez fue porque sus primeros cinco años se habían criado solos con ella, hasta que él los encontró de casualidad. Sino hubiera pasado ese día, no tuviera a sus adoradas bendiciones con él.Su esposa Celesia, era la loba más fuerte que había conocido, lo había entrenado y enseñado casi el 90% de todo lo que sabía. En tiempos de guerra habían terminado incluso y siendo ambos enemigos de fracciones diferentes. Pero ella fue capaz de proteger a sus cachorros de todo daño. La amaba y respetaba por eso, más de lo
Nebraska había decidido muchas cosas en los momentos que pudo tomarse para ella misma para pensar. Primero, no podía decirle todavía a su esposo sobre la criatura en su vientre. Sabría que él estaría reloco de contento pero eso solo haría que sus preocupaciones fueran más. Como reina y su mitad, su trabajo era quitarle peso de los hombros, no ponerle más.Hades había sufrido la pérdida de varios intentos de cachorros, si le decía, en primera no la dejaría participar en la guerra venidera y ese era un lujo que no podían darse o sino no le hubieran dado la confianza de sus sangres. En segunda estaría pensando todo el tiempo en que su cachorro podría morir y ella no quería verlo angustiado. Ahora era un momento decisivo. Se necesitaba todas las energías y las mentes
Nebraska se llevó la mano al pecho. A pesar de que su rostro se mantenía calmado como le habían enseñado, incluso si el mundo se le caía arriba, tenía una angustia que le quitaba el aliento. Cuando había sido reina, esta actitud se había reformado magistralmente-¿Qué ocurre mi reina?- la voz de Hades llegó a su cabeza y se maldijo, eso era lo que quería evitar.-Nada- le respondió suprimiendo sus emociones.-Puedo sentirte por nuestro lazo, estás preocupada--Hades, estoy bien- intentó sonreír mentalmente pero le resultó imposible, estaba nerviosa, nunca había tenido tantas
Al escuchar aquella voz, Nebraska intentó retroceder sin éxito. Su alrededor se volvió totalmente gris y todas las conexiones que había creado con su manada se rompió. Todo se desvaneció, solo quedando su conciencia en un lugar vacío. Entrecerró los ojos y respiró profundo. Unos pasos se oyeron a su espalda y se giró lentamente sabiendo quien estaba ahí.-Mi hermosa loba- Liam se detuvo a unos metros de ella con una extraña sonrisa en sus labios –Sabía que eras especial, que sobrevivirías y que encontrarías una forma de enfrentarme- se carcajeó escuchándose casi lunático- Eres la mejor--Liam- la voz de Nebraska salió tranquila a pesar de la situación –Al parecer comer el coraz&oac
Los dientes de Nebraska se cerraron en torno a la carne y líquido caliente llenó su hocico. Un aullido desgarrador invadió la extensión de la zona de tal forma que todos se quedaron paralizados con la cola entre las patas y las orejas abajo.Liam se sacudió intentando quitarse la loba más pequeña de arriba y giró la cabeza agarrándola de la pata, enterrando sus colmillos en la delgada piel, destrozando los delgados huesos y tirándola a un lado. Nebraska aterrizó a unos metros de él y se incorporó escupiendo con asco un pedazo de carne que había llevado consigo. La pata que había sido mordida se reconstruyó con una velocidad increíble. La sangre de Layan le había dado la capacidad de regenerarse y la fuerza en su cuerpo aceleraba este proceso.
Último capítulo