Al escuchar aquella voz, Nebraska intentó retroceder sin éxito. Su alrededor se volvió totalmente gris y todas las conexiones que había creado con su manada se rompió. Todo se desvaneció, solo quedando su conciencia en un lugar vacío. Entrecerró los ojos y respiró profundo. Unos pasos se oyeron a su espalda y se giró lentamente sabiendo quien estaba ahí.
-Mi hermosa loba- Liam se detuvo a unos metros de ella con una extraña sonrisa en sus labios –Sabía que eras especial, que sobrevivirías y que encontrarías una forma de enfrentarme- se carcajeó escuchándose casi lunático- Eres la mejor-
-Liam- la voz de Nebraska salió tranquila a pesar de la situación –Al parecer comer el coraz&oac
Los dientes de Nebraska se cerraron en torno a la carne y líquido caliente llenó su hocico. Un aullido desgarrador invadió la extensión de la zona de tal forma que todos se quedaron paralizados con la cola entre las patas y las orejas abajo.Liam se sacudió intentando quitarse la loba más pequeña de arriba y giró la cabeza agarrándola de la pata, enterrando sus colmillos en la delgada piel, destrozando los delgados huesos y tirándola a un lado. Nebraska aterrizó a unos metros de él y se incorporó escupiendo con asco un pedazo de carne que había llevado consigo. La pata que había sido mordida se reconstruyó con una velocidad increíble. La sangre de Layan le había dado la capacidad de regenerarse y la fuerza en su cuerpo aceleraba este proceso.
Solo había una cosa que podía hacer. Y esa era ganar. Por la manada, por todas las personas que confiaban en ella, por sus hijos, por Layan, por la hija que tenía que su vientre y por el lobo que le había hecho ver el mundo de una manera diferente. Por lo que no importara lo que pasara, ella debía destruir a Liam y más esencial, mantenerse con vida.Con esos pensamientos en su mente se abalanzó contra el enemigo. Esta vez enfocó todos sus sentidos y fuerza para dar los mordiscos necesarios. Sabía que mientras más ella se demoraba más posibilidades había que Layan y Hades corrieran peligro. Pero Liam se movió muy rápido y sus dientes aterrizaron encima del omoplato. Estos temblaron al tener contacto con la superficie con poco músculo. Aun así apretó y arrancó la pi
Por primera vez en años, Nebraska se sintió durmiendo en una burbuja. Todo a su alrededor era irrelevante. No sentía nada, no pensaba en nada, solo había tranquilidad y fue un sentimiento gratificante. Si pudiera quedarse así por más tiempo sería maravilloso pero se dio cuenta que aquello estaba durando mucho y ella tenía ganas de ver rostros familiares. Así que con más esfuerzo que el que pensaba abrió los ojos lentamente.Rápidamente el techo reconocible de su habitación con Hades se enfocó. Ah, estaba de vuelta. ¿Cuánto tiempo había estado durmiendo? Debía ser mucho pues su cuerpo estaba entumecido completamente y le dolía de todo. A pesar de que había estado durmiendo se sentía cansada, muy cansada, al punto de que los párpados volv
Hades sintió como sus rodillas se ponían inestables y su cuerpo tembló violentamente mientras su palma estaba sobre el vientre de Nebraska. Hilos invisibles de poder se enlazaban entre sus dedos haciendo que picaran. Su rostro se puso tan pálido que Nebraska pensó que se iba a desmayar. Lo rodeó con los brazos y lo sostuvo rápidamente. Verlo colapsar dos veces sería demasiado para ella, ya había pasado por el susto antes. El gran lobo parecía de gelatina y sus temblores eran muy notables. La cabeza de Hades cayó pesadamente hacia adelante y las lágrimas calientes mancharon el pequeño hombro de su esposa.La volvió a rodear con sus brazos y la apretó contra él. Quería comprobar que era verdad, que lo que había dentro de su loba era cierto. Que no estaba soña
-AHHHHHHHH- un grito resonó en toda la mansión poniendo de punta el pelo de todos los lobos que estaban dentro.Nebraska había hecho todo lo posible por aguantar los gritos en su boca pero este último fue imposible haciéndole perder toda su fuerza y caer en la cama con el cuerpo bañado en sudor. Jadeando fuertemente mientras un llanto llegaba a sus oídos. Sara corrió y pasó un paño seco por su frente y cuello en un intento de refrescarlo.La omega había tenido cinco partos antes y un aborto pero ninguno tan difícil como este. El embarazo no lo había pasado mal. Los meses había trascurrido tranquilamente mientras veía su panza crecer, oía a su esposo pelear porque ella quería hacer cosas y él no la dejaba y sus hi
El aire era helado. Las paredes irregulares de cristales congelados distorsionaban las sombras provocadas por las pocas gotas de agua que usaban huir desde el techo. El delgado suelo transparente que amenazaba con romperse. Un lugar tan inhóspito, extraño y solitario donde nadie le gustaría estar.Unos lentos pasos rompían el agotador silencio. La figura avanzaba por los diversos caminos que formaban un laberinto como si aquello fue su rutina diaria. Las luces proyectadas levemente se reflejaban en las largas mechas de cabello plateado alrededor de la inmensa e imponente figura. Litus, alfa de la manada de hielo se sentía como en casa.El lobo avanzó confiado, aquel extraño lugar formaba parte de los terrenos de su manada desde hacía tantos años que se había perdido d
Hades sabía que el embarazo en las lobas era un problema total sobre todo para los machos. La razón. A partir de la segunda semana empezaban los antojos de madrugada. Antojos que podían ser de diversos tipos. Desde salir a correr como morder a su compañero simplemente porque necesitaba aliviar sus colmillos.En el caso de su bella esposa y reina de su manada Nebraska…las cosas fueron un poco…diferentes.Por naturaleza las lobas tenían antojos por máximo tres cosas a lo largo de todo su embarazo. Pero quizás era porque ella era una omega que la situación fue un poco diferente.Empezando que iniciaron no en la segunda semana sino después del primer mes pero con tanta fuerza que Hades realmente se estaba volviendo loco. Y eso que fuera máximo tres antojos. Novatos, Nebraska ya tenía cuatro meses y él ya había perdido la cuenta de por cuantos había pasado.
Nebraska sabía de muchas cosas. Era una loba inteligente que aprendía muy rápido. Conocía sobre las manadas, sobre anatomía de los lobos, había aprendido a como intentar ser una buena madre para sus cuatros hijos más grandes y su nueva cachorrita de dos años Priscila. Pero había una cosa que no sabía…y era qué le regalaría a su esposo el día de su cumpleaños. Y eso le estaba rompiendo la cabeza en mil pedazos. Porque quería darle a Hades algo muy pero muy especial. Él se lo merecía y no tenía idea que podía estar a la altura. -na…Rei..na…Reina- la voz de Leoxi la sacó de su retardo. Ella alzó la cabeza y pestañeó varias veces. -¿Qué ocurre?- recuperó la compostura. Leoxi se sentó frente a ella con el escritorio de por medio y le puso unos papeles delante. -Eso mismo me pregunto yo- el lobo y ella estaban trabajando en ese momento en la organización de la guardia de la manada para aligerarle el trabajo a Hades- Ha estado algo en