—Ya amor, por favor no te pongas así, no te enojes conmigo, me haces sentir mal y eso me pone muy sensible, me siento fatigada cuando estás molesto e indiferente, ya dije que lo siento. Theo de verdad lo siento, prometo que no volverá a pasar, ¿puedes darme un beso?

—¿Que lo sientes Tiana? ¿Qué es lo que sientes? ¿El hecho de que no te interesa el embarazo o el que te la pasas justificando tu irresponsabilidad con nuestro hijo? —se suponía que no iba a hablar más de ese tema, pero me llenó de frustración el modo en que actuaba, parecía una niña, estaba siendo tan inmadura, que no lo toleré—. Tiana si no lo querías debiste haberte cuidado, si no deseabas a mi hijo debiste haber sido sincera, hubieras abortado, hubiera preferido eso a tener que lidiar con tu maldito desinterés, cualesquiera síntomas con voluntad podemos llevarlo, no te he dejado sola, hago todo lo que puedo y tu solo justificas tus estúpidas faltas.

—No me hables así Theo, no tienes derecho.

—¿Vez tu maldito egoísmo?