Parte 3: Skiller Quítate la bufanda que cubre tu rostro y muéstrate…hum…Tú no eres hija de Darían…Pero viéndote de esta manera (da una vuelta alrededor de ella, observándola detenidamente), nunca pensé que tuviera una compañera así, rubia, de ojos marrones, más alta que la chica de ojos hermosos, me refiero a Azul, no a ti. —Asumiré la responsabilidad, por venir sin ser autorizada. Existen muchos cargos de los cuales poder acusarte, desde evasión de impuestos hasta acusaciones graves contra el internado, infringir la sagrada ley como evadir tu responsabilidad o ir en contra de tu juramento. —No somos asesinos, es una ofensa a nuestra ley suprema e integridad como protectores. Tengo ojos y oídos en toda la ciudad, sigo los pasos de cada uno de sus misiones (se detiene frente a Ishana, recorriendo con sus ojos su cabello, deteniéndose en sus ojos), es una verdadera lástima. Los ruidos se intensifican y la puerta es abierta intempestivamente. —Ishana qué haces…con él. —Varek has v
El sonido de las campanas estrechándose entre sí, emitían vibraciones que al ser captados por el tímpano generaban pequeñas corrientes eléctricas que haciéndoles doler la cabeza, pero aun así logre oír que llamaban mi nombre incesantes veces. Me sujeto de los hombros, reiterándome la pregunta. —¿Ishana donde esta? —A salvo…pero quiénes son estas personas. —Lo olvidaste…Por lo menos harás memoria hoy. Los reflectores nos apuntaban como si estuviésemos en un escenario. —quédate quieta Azul, ¡quitare tus esposas…por un demonio, no es la llave! El piso cubierto de fragmentos de vidrios que nos rodeaba, y un sombrío balcón que ocultaba al hombre que nos trajo aquí. “Los presentes tendrán una única oportunidad de librarse de mis torturas, y como buena fe mía, hare una excepción especial por ojos bonitos, luchen en combate y sálvense.” Estruendos cada tres pasos, señal de advertencia, midiendo nuestras capacidades, izquierda o derecha, un paso en falso, era todo o morir. Los días pasa
Una hora antes del escape, siendo las 3:00 a.m. sin un minuto menos, encendieron las luces de color verde para alumbrar sobre el Cristal, el rostro de la bella durmiente. —La hermosa mujer es la perfección para mí. Aunque ese vidrio no hacia alarde su belleza en un cristal, —quiero que resguarden hasta el mínimo movimiento y lugar de mi maravillosa obra, Zaira. Una hora después, el cuerpo de la mujer había sido robado del cristal que la mantenía encerrada. —¿Cómo deberé castigarlos? Soy quien les paga. Presiono sus dientes, rechinando en señal de molestia. Dejando la llave rota, señalaron la puerta forzada, y levantaron todos los recipientes destrozados sobre la loseta. Las cámaras de seguridad solo votaban una sola imagen que se repetía una y otra vez, la mujer en el cristal. Todas las cámaras han sido manipuladas. Chasqueo la lengua exigiendo. —No existe culpable, pero alguien debe asumir la culpa, por empañar mi trabajo. Los dos peones que tiraban de los tobillos de sus comp
Hermana bebe un poco de agua, déjame sostenerlo y dártelo. Acomodaba su almohada, colocando el vaso sobre la mesa de noche. —Lamento haber demorado en buscarte, ha sido un periodo doloroso el verte a merced de una comunidad tan egoísta. Los ojos de Zaira habían perdido esa chispa que deslumbraba a cualquier persona. —No voy a perdonarlos. Falco levanto las cejas curvadas, arrugando la frente, y cuyos parpados abiertos, labios y separados, mostraban su asombro. —Es mejor que descanse por ahora, retirémonos. —la cubrió con las sábanas. Rodrigo se mantuvo impasible, cerrando los puños con fuerza, sin dejar de mirar a Zaira. —necesito un poco de alcohol para despertarme. —Beberás nuevamente. Retirándose del salón, se tocó ligeramente la nariz. “No Falco”, camino con las manos en los bolsillos con los hombros encorvados. Hasta que salió al balcón a tomar un poco de aire, deshaciéndose de la chaqueta que llevaba puesta. Con copa en mano, trago en seco, levanto los hombros hacia atrás,
Omar, es una persona muy significativa para mí, por eso guardaba las fotos de niño hasta su adolescencia, lo tiene registrado, cada foto representaba cada momento feliz que tuvo, y la que más guardo con recelo es el de la época navideña, el primer año juntos. Rebuscó los bolsillos de la mochila, “aquí tengo la foto de nuestra familia inicial”, el hombre que lo lleva en sus rodillas, es nuestro padre, un investigador que fue desaparecido por indagar en el caso de la luna roja. Interrumpiendo en el estudio Evans ingreso, mencionando. —Obtuve información sobre nuestro padre, él fue inculpado y al demostrar su inocencia, el director del caso A, se encargó de nunca volviese hablar. Es ese mismo hombre quien se encarga de embarrarme de basura, para hundirme y hacer lo mismo que con mi padre. Tienes testigos, prueba alguna que ratifique lo que dices, sino lo tienes, deja que el Doctor Darian, nos lo cuente Evans. —Reunidos todos, puedo hacer pasar a mi testigo. Aseverando Darian, mostro
“Es como si hubiese recibido un gran golpe”, su cabeza dolía, reviso su frente al percatarse de la mancha de sangre en el suelo, poniéndose de pie, sacudió su ropa, diciendo “Skiller donde diablos me has dejado”, el camino frente a ella, estaba obstaculizado con piedras de todo tamaño. Retirando cada piedra pequeña en las escaleras, subió, y el olor a madera quemada impregnaba el ambiente. Con las manos hinchadas y encontró un candado en la puerta. Buscando con que romper el candado, tomo una roca en punta, consiguiendo hacer una fisura en la madera, mirando a través de él. —¡Silencio! Pasos rápidos y firmes, eran hombres custodiando del otro lado de la puerta, busque donde esconderme, pero era no había salida, me apegue al muro, abriéndose un pasadizo oscuro y profundo, ante mi incredulidad. —Hay alguien fuera jefe. Sin tener mucho que pensar, entre, choque en el suelo con algo parecido al metal, mientras más me adentraba en el pasadizo una luz se vislumbró. Un extraño lugar fue e
“Adentrándonos a un oscuro y extenso bosque donde el hombre aún no ha poblado, donde lo que nuestros ojos ven no es necesariamente lo que es. Un reflejo vibrante, desde la mirada del cielo, un color abrasante que ante nuestra vista es borroso, y en nuestras manos desaparece.” Desde que despierto, puedo ver la majestuosidad del amanecer, desplegando poco a poco para abrazar con su luz el bosque, iluminándolo, de esa manera suelo salir a trotar durante las mañanas, mientras procuro vigilar que ninguna bestia salvaje salte la baya. Cumpliendo con lo que soy, una cazadora que por ningún motivo puede desobedecer órdenes. Suena el timbre, hora de reunirse. —pronunció Zaira en voz alta mientras corría. Llegaste puntual, ni un minuto menos…Zaira. —expresó Zero. “Oh mi dulce y encantadora cazadora
¿Quién anda ahí?, muéstrese ya. -dijo sujetando un palo de madera en sus manos. Una niña en este lugar, parece estar en apuros. Tranquila, te ayudo, te has perdido. Vine por comida. -dijo la niña de ojos grises, saliendo asustada. Es la primera vez que veo una niña pequeña, si te alarmaste por mi presencia, de verdad lo siento. Caminé para llegar al campamento, sacudí mis botas negras con lodo. Zaira que llevas en esa canasta. ¿Steven en serio me regañarás? es fruta. No puedes estar yéndote sola por ahí. -Steven ya lo avisé, ¿también debería a decírtelo, a ti? -chasqueó la lengua y siguió caminando sosteniendo la canasta. Zero, no me reproches. -añadió Steven levantando la mano en señal de alto. Pensé que preguntarías por Falco, como siempre. Solo dije eso por Falco, la considera su hermana menor después de todo. -Deberías relajarte Steven, tu maestro como lo llamas, no es tu todo, entiendes. -colocó su mano sobre su hombro. El jamás influiría en mí. -salió por la puerta tr