Capitulo 5

Abro los ojos y me encuentro con una habitación que claramente no es la mía “Que

diablos”

digo para mis adentros.

Alguien se mueve a mi lado, me espante, lo que hace que mis senos queden al descubierto.

No me digan que no paso lo que estoy pensando.

Me giro para ver quien esta junto a mi, al girar me encuentro con un Carlos que me mira fijamente.

No me jodan

Hay recuerdo todo lo de la noche anterior, mis mejillas se calientan puedo jurar que están de color carmesí. Un creciente enojo se forma dentro de mi.

—Demonios te aprovechaste de mi— digo enojada cubriendo mi cuerpo con las sabanas aunque no sé para que si él ya lo vio con lujo de detalles.

—Eres un hijo de puta— Termino de explotar.

—No espera, yo no me aproveche de nadie tú en ningún momento pusiste resistencia.—Dice a la defensiva.

—Obvio idiota, estaba bajo la influencia del alcohol. —Aunque

no

del

todo.

Esto lo digo para mi.

Me levanto de la cama envuelta en sabanas, recojo mi ropa y bolso del suelo y me dirijo a una puerta que creó es el baño y resulta ser el  closet, salgo del closet encontrándome a un Carlos que me mira con diversión.

—¿Que te causa tanta gracias?— digo con cara de pocos amigos.

—Que te cubres algo que ya ví hasta con lujos de detalles y dejadme decirte que tiene un cuerpo perfecto.— dice remojando su labio inferior con su lengua.

—Idiota. ¿Donde esta el baño?— pregunto, me quiero largar de aquí.

—En esa puerta—dice señalando una puerta a mi izquierda.

Me introduzco en un gran baño de tonalidades azules. Coloco mis cosas sobre un estante, dejo caer las sábanas, saco una mariposa de mi bolso y me recojo el pelo para que no se moje.

Me doy una ducha rápida, saco ropa interior limpia que traigo en mi bolso, uso los mismos pantalones negros de la noche anterior, saco una blusa de vuelos blanca y unas sandalias de piso del mismo color también de mi bolso, me ato el pelo en una coleta alta y salgo del baño con mi bolso y celular en las manos.

Lo ví sentado en la orilla de su cama con unos pantalones de chándal gris con el torsos descubierto. “Que

abdomen” cierra

la

boca

Alejandra

que

se

te

caí

la

baba.

Desbloqueo mi celular marco a una central de taxis. —Necesito una taxi lo más antes posibles—Digo a la recepcionista.

¿A que dirección señorita? — interroga.

—¿En que dirección estamos Carlos?— le pregunto sin mirarlo.

—Yo te llevo —responde.

—No— digo dándole una mirada de reproche.

Señorita ¿A que dirección envió el taxi?

—Carlos la dirección por favor. —digo en un susurro.

Me extendió la mano para que le diera el celular, se lo llevo al oído.

Envielo a la calle A esquina B del residencial Villas palmas—dijo serio y corto la llamada.

Buen

residencial.

—Ven vamos—dice abriendo la puerta de la habitación.

Salimos de la habitación caminamos por un largo pasillo y luego bajamos una gran escalera, yo iba detrás de el, llegamos a la cocina.

—¿Quieres algo de comer?— pregunto.

—De tus manos no quiero nada— digo con molestia.

Nos quedamos en un silencio incomodo como por unos 10 minutos hasta que la bocina de un auto lo rompió.

—Creó que llego mi taxi, ¿Me podría llevar a la puerta?.

—Claro, por aquí.— dijo empezando a caminar.

Llegamos a la entrada , me monte en el taxi sin ni siquiera despedirme cuando lo miro le veo pagándole al taxi.

—¿Crees que no puedo pagar mi propio taxi?— reprochó enojada.

El no dijo nada solo termino de pagarle al taxi y volvió a su mansión.

Le di la dirección de la casa de mis padres no tenia ánimos de estar sola en mi apartamento.

Después de 5 minutos de trayecto el taxista se estaciona frente a la mansión de mis padres.

Me desmonto del taxi y le doy una propina, saco mi llavero de mi bolso y busco la llave de la puerta principal, al entrar me encuentro a mis padres, mi hermano, su esposa y su hija sentados en la antesala.

—Como que no me llego el memo de la reunión familiar.—Digo soltando una sonora carcajada. Me acerco a cada uno y le doy un beso y un abrazo.

—Bueno los dejo que continúen con su platica— digo dirigiéndole a las escaleras— Cualquier cosa estoy en mi habitación.

Narra

Carlos

Han pasado dos semanas desde que hice mía a Alejandra y aun no le la saco de la cabeza.

Es tán hermosa, con su pelo y ojos negros como la noche, sus labios carnosos, sus curvas definidas, están inocente pero a la vez tan mujer.

—«Que me

echaste

Alejandra»— digo para mi.

—¿En que piensas amigo?— Me pregunta mi amigo Luis sacándole de mis cavilaciones.

—Pensando un poco— suelto una carcajada.

—Umm, ya veo ¿Como se llama?—me pregunta Luis.

—¿Quien?— pregunto devuelta haciéndome el desentendido.

—En quien piensas—dice.

—No es nadie importante—le vino un ojo —solo necesito tirarme a una que otra modelo para sacarme la de la cabeza.

—¿Seguro?— suelta una carcajada.

—Ya lo veras— le digo — ahora a la junta con los españoles.

Me puse de pié y salimos los dos de mi oficina.

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