Lorena dejó salir una risita traviesa al darse cuenta que el tacto no era como ella imaginaba, juraba que se iba a sentir como un palo duro y rústico, pero no… Era totalmente todo lo contrario, se sentía bastante suave y algo tierno, al igual como un tanto esponjoso en la punta.
Ella intentó mover su mano como había visto en los videos porno, pero, su movimiento era muy lento y Cristian tuvo que ayudarla para que hiciera un movimiento que sí le diera placer.
—¿Quieres hacerme un oral? —preguntó Cristian al darse cuenta que la joven tenía esa intención.
—Pero, no tengo idea de cómo hacerlo —confesó Lorena bastante avergonzada.
Cristian se recostó a la cama y miró de manera atrevida a su novia.
—Aprenderás si practicas —le dijo.
Lorena tomó la parte íntima del joven y lo miró s
Marc se sentía bastante a gusto con el masaje que Miguel le daba con las yemas de sus dedos en su cuero cabelludo.La mañana había comenzado bastante tranquila y ellos aún no deseaban salir de la cama. Les encantaba hacer ese tipo de planes cuando los padres de Marc no se encontraban en casa.—Me encantaría todas las mañanas despertarme de esta manera —confesó Miguel.—A mí también, —Marc volteó a ver a su novio a los ojos— ¿te imaginas viviendo conmigo? Los dos en un hermoso apartamento, donde podamos tener nuestra propia privacidad.—Sería fantástico —Miguel desplegó una gran sonrisa y después lo besó..Aquella mañana, aunque era soleada, con el cielo azul despejado y los pájaros cantando a todo pulmón, para Sasha no era más que un simple día en q
Los jóvenes soltaron una gran carcajada y después Lorena siguió su historia.—Cuando entré a la habitación lo vi dormido. El pobre estaba seguro que entre los dos no sucedería nada, pero yo estaba dispuesta a tener sexo con él. Así que, me acosté a su lado y la cara que puso Cristian, ¡uff! Se notaba que me estaba comiendo con la mirada.—Bueno, ¿y qué sucedió después? —preguntó Laura animada.—Lo hicimos —respondió Lorena con vergüenza.—¡Ay, pero cuenta, no nos vas a dejar emocionadas! —replicó Laura indignada.—Si vas a echar un cuento, que sea completo —regañó Marc.—Bueno, bueno —aceptó Lorena—. Nos comenzamos a besar, después Cristian me quitó la camisa y… —su rostro se puso muy rojo de la v
Lorena estaba recostada a la cama de Cristian gozando del delicioso masaje que el joven le daba en las piernas.—Recuerdo que una vez estuve en una carrera de ciclismo —contó Lorena—. Gané el primer lugar.—¿Hace cuánto fue eso? —preguntó Cristian.—Tenía quince años, entrené todo un mes. No dejaba de hablar de la carrera en mi casa, mis padres estaban bastante aburridos por eso —Lorena soltó una carcajada.—¿Tanto te gusta el ciclismo?—Sí, me gustaba bastante.—¿Te gustaba?—Sí, después lo dejé —confesó Lorena—. Desde esa vez que casi me accidento cuando intenté rebasarte en tu auto, me dan miedo las bicicletas.Aquello revolvió los sentimientos de Cristian, su mente le trajo los recuerdos de cómo le gritó esa n
Laura llegó a su casa llorando a cántaros, sentía sus nervios hecho trizas. No dejaba de recordar la manera en que Camilo le gritó y lo feo que se sintió soportarlo.Se encerró en su habitación sin saber qué hacer, poco a poco su respiración se agitó y la sensación de ahogo la comenzó a atrapar.Llevó una mano a su pecho y se dejó caer lentamente cerca de la cama. Rodó la mirada por toda la habitación tratando de recordar en dónde había dejado su inhalador. Tenía mucho tiempo que no lo utilizaba, nunca pensó que debía volver a usarlo, pero no, ahí estaba, volviendo a tener una crisis nerviosa.Trató de calmarse, pero se le hacía imposible. Sacó desesperadamente su celular de su cartera y con sus manos temblorosas trató de llamar a alguien que la ayudara, pero, ¡¿a qui&ea
Laura, trece años de edad: La señora Margarita se acercó a la puerta principal de la casa y abrió cuando la escuchó sonar. Un hombre de unos cuarenta años, alto y robusto con una barba perfectamente arreglada entró con rostro muy serio.—¿Qué te pasa?, ¿por qué lloras? —le preguntó a la señora Margarita.—¡¿Qué me pasa?! —inquirió ella dejando rodar sus lágrimas por sus mejillas—. Me llamaron del colegio de Laura y me preguntaron qué le sucedía, porque no socializa con nadie en su salón, a veces llora y una vez la llevaron a la enfermería porque se estaba ahogando.—Eso le sucede porque se parece a su madre, tú eres igualita a ella —gruñó el hombre.La señora Margarita caminaba detrás de su esposo que se
Camilo dejó salir un suspiro y después frotó su rostro con sus manos, sabía que perdería ese quiz, no pudo repasar nada por el estrés de la mala relación que estaba teniendo con Laura.Sasha estaba sentada a su lado bastante concentrada respondiendo las preguntas. Le encantaba sentirse inteligente y estaba totalmente segura de que sacaría una nota perfecta.A la salida de clases la joven se acercó a Camilo para molestarlo como solía hacerlo casi todos los días.—Oye, pimpollo colorado —le dijo con una enorme sonrisa.—Deja de joder, Sasha —gruñó Camilo mientras tomaba sus libros.—Ay, ¿qué comiste?Camilo acomodó su bolso en su espalda y le dio una mirada fulminante. Se iba a ir, pero, después recordó que Sasha era una de las mejores amigas de su novia.—¿Dónde
—Cristian no nos comentó nada —replicó Miguel.—Ayer lo vi con el anillo en la mano. Era impresionante, se veía muy carísimo —dijo Camilo—. Parece que le iba a decir anoche, pero no pudo y se lo propuso hoy cerca al lago.Y fue así como todo el grupo se reunió en la casa de Lorena esperando a que la joven llegara para que anunciara la noticia.La señora Camila no dejaba de conversar con su hija Marcela sobre cómo debía ser la boda y Marc las ayudaba dando algunas ideas.—Acabé de llamar al señor Vides para saber si estaban allá dando la noticia, pero no, no han llegado —informó el señor Durán entrando a la sala.—Entonces, ¿dónde están que no han llegado? —preguntó la señora Camila.—Deben estar hablando sobre cómo Lorena se va a instalar
Lorena se acurrucó en el pecho de Cristian y se acomodó en la cama.—No sé por qué tengo tan mala suerte —dijo la joven entristecida.—Amor, no sigas pensando en eso, ya dijimos que mañana lo íbamos a solucionar.—No quiero que mochen mi dedo —sollozó Lorena.—No te van a mochar el dedo —Cristian soltó una carcajada y después se acomodó a medio lado para verla fijamente—. No te preocupes, verás que para mañana nos vamos a deshacer de este problema.Lorena besó los labios de Cristian de una manera muy amorosa que sorprendió al joven.—Gracias —soltó—. Cristian, eres tan lindo conmigo que a veces pienso que no te merezco.El joven le dio un beso en la frente y le sonrió cariñosamente.—Es porque me encantas, Lorena. Desde que te conocí