Los gemelos se miraron entre sí al darse cuenta de que tenían al enemigo en casa. Fue Peter el primero en salir corriendo de la habitación, seguido muy de cerca por Patrick, sin embargo, ambos se detuvieron abruptamente al encontrarse con su padre en la sala.Peter escondió la foto que había impreso, lo último que deseaba era darle una impresión fuerte a su padre, por lo que dejó la hoja caer y la pateó debajo del sofá.—¡Papá! —gritó Patrick y corrió a los brazos de Michael, esta vez fue Peter quien lo siguió.—Hola, mis chicos, ¿todo bien? —preguntó Michael depositando un beso en sus cabezas.Michael tuvo mucho miedo de no volver a ver a sus hijos, a su pequeña nieta, a su familia. Por un momento pensó que no despertaría luego del desmayo que había sufrido.Para su suerte no había sido así y hoy tenía una segunda oportunidad que la vida le había dado de compartir y valorar mucho más a su familia.—Estamos bien, ¿Cómo estás tú? —preguntó Peter.—Mejor, hijo, mejor —convino sentándose
Guillermo llevó a Richard a su oficina y luego pidió a uno de los enfermeros que trajera a Angélica. El doctor sabía que quizá era un error permitir esta visita, pero también quería medir la reacción de Angélica, saber hasta qué punto su recuperación era verdadera y firme. O si existía la posibilidad de que sucumbiera ante la presencia de su padre.No obstante, Angélica no mostró ninguna reacción al ver a Richard frente a ella, su actitud fue casi indiferente.—¡Hija mía! —exclamó Richard al mirar a Angélica, pero Guillermo le impidió acercarse más.—¿Qué haces aquí, papá? —preguntó Angélica con una calma que impresionó no solo a Guillermo sino también a Richard.—Vine a verte, lamento no haber llegado antes —expuso con una sonrisa falsa y peligrosa.—No te disculpes, no es la primera vez que llegas tarde, ¿puedo ayudarte en algo? —preguntó.—No creo que sea prudente hacer ese tipo de pregunta, Angélica —intervino Guillermo.—Estoy bien —aseguró ella.Guillermo asintió. Sin embargo, n
Ryan parpadeó un par de veces al escuchar las palabras de Clarise, miró a Emma y ella no parecía estar mejor que él.«Quiero ser recordada como una de las modelos más famosas y cotizadas de todos los tiempos y no como una vulgar prostituta»«Y no como una vulgar prostituta»«Una vulgar prostituta»Las palabras se repitieron como un mantra en la cabeza de Ryan y en ese momento no sabía si llorar por haber sido la burla de Clarise por bastante tiempo, o reír porque el día que ella lo había rechazado le había hecho un enorme favor y en muchos más sentidos de lo que jamás se hubiese imaginado.—No me importa tu pasado, Clarise, a mi familia no le afecta en nada —pronunció Emma recuperándose de la impresión.—Lo sé, lo que trato de evitar es que Richard destruya la imagen por la cual trabajé mucho tiempo —insistió.—De hecho, tu reputación estará perdida si vas a prisión. No obstante, si consigues hacerte con la dirección de Richard y conseguir las pruebas que necesitamos… Podría olvidarme
Los siguientes días fueron pasando, convirtiéndose en semanas. La recuperación de Michael era cada vez más satisfactoria para alegría de la familia. Peter y Patrick se ocupaban de mantenerlo vigilado para que no intentara entrar a la biblioteca y retomar el trabajo. Tener a Natalia de su lado era una buena cosa, Michael se olvidaba del mundo una vez que su preciosa nieta de siete meses aparecía en su campo de visión.—Vamos a llevar a Natalia al jardín, ¿vienes? —preguntó Peter con la bebé en brazos.—¿Y qué es lo que le harán a mi princesa en el jardín? —cuestionó Michael.—Solamente la llevaremos de paseo, quizá juguemos un rato en la piscina y…—Los acompañaré, no dejaré a mi princesa con ustedes, par de atolondrados —dijo Michael poniéndose de pie.Los gemelos sonrieron, porque habían logrado una vez más interrumpir las intenciones de su padre de sentarse a trabajar.Natasha y Emma vieron con satisfacción como Michael caminaba detrás de los chicos y de Natalia.—¿Cómo van las cos
Angélica miró a Richard a los ojos por primera vez en muchos años, hoy no se sentía la mujer que amedrentó cuando era niña. Por primera vez pensó que tenía el control de la situación y la sensación era abrumadora.Tan placentera que llegó a preguntarse si era eso lo que su padre sentía cada vez que se metía con ella; cada vez que le hacía sentir un ser inferior que no valía nada.—¿Por qué tengo que ayudarte? —preguntó.—Te ayudé a salir de ese hospital donde Ryan y Emma Black te enviaron. Porque eres mi hija —agregó Richard usando un tono de voz calmado. Él necesitaba que Angélica volviera a hacer el trabajo sucio.—¿Me quieres? —preguntó y eso era exactamente el punto de partida para Richard.—Te quiero, siempre lo hice, no supe cómo demostrarte mi cariño. Te culpé de lo que no eras culpable —dijo acercándose a ella.Angélica hizo un esfuerzo sobrehumano para no alejarse ante el toque del hombre, y hacerlo casi le llevó la vida. A su memoria vinieron los golpes, las palabras hirient
Ryan miró a Natalia y su corazón se estremeció cuando su pequeña bebé estiró sus manitas para que él pudiera tomarla en brazos.—Pa-pá —pronunció la pequeña Natalia.Las lágrimas se desbordaron por las mejillas de Ryan, esta era la primera vez que su niña completaba aquella hermosa palabra.—Mi pedacito de cielo —susurró Ryan antes de cogerla en brazos y darle un beso en la frente. Él la meció entre sus brazos, miró el reloj y se dio cuenta de que apenas eran las siete de la mañana, por lo que decidió cambiarle el pañal a la bebé, para no despertar a Emma, quien dormía en el sillón.—Mamá ha tenido una noche difícil —le contó a Natalia.—Ma —respondió la pequeña.—Sí, cariño. Mamá necesita dormir un poquito más —continúo Ryan.—¡Señor Black! —exclamó la enfermera al entrar a la habitación y darse cuenta de lo que Ryan hacía.—Buenos días —saludó Ryan sin desconcentrarse de su trabajo.—¿Por qué no me llamó? Puedo cambiar a la niña —expresó la mujer en un tonto extraño.—Soy muy capaz
Ryan sostuvo el cuerpo de Emma antes de que cayera al piso, la llevó hasta el sillón y dejó que las enfermeras le prestaran los primeros auxilios.—Quédate con ella, Nat, y por favor no la dejes sola —pidió con el corazón hecho pedazos. No quería dejar a Emma sola, pero tampoco estaba dispuesto a quedarse y darle tiempo a quien se llevó a su hija de escapar.Ryan salió corriendo por el pasillo, se fijó en las cámaras de seguridad y corrió al cuarto de controles.—¿Señor? —el hombre de seguridad detuvo a Ryan muy cerca del cuarto.—Déjeme pasar, por favor. Mi hija ha sido secuestrada en este hospital —dijo con aprehensión.—Es imposible, estas cosas no suceden aquí, y…—¡Maldita sea! Permítame revisar las jodidas cámaras de seguridad, o le juro que va a arrepentirse —gruñó Ryan dispuesto a golpear al hombre de ser necesario.—Lo siento, señor, pero…—Voy a demandarlos, ¡voy a arruinarlos! —gritó Ryan a punto de perder la compostura.—Déjelo pasar —ordenó el doctor Anderson caminando en
El silencio reinó en la sala del departamento, o al menos de voces humanas, y lo único que podía escucharse era el ruido del localizador que el móvil de Emma emitía.—¿Qué es eso? —preguntó Ángel luego de unos minutos.—Es un localizador que llevaba el móvil de Clarise —respondió Ryan de inmediato.—Pero Clarise está en el hospital —mencionó Ángel.—Exactamente y la dirección del GPS está muy cerca de One Manhattan Square, alguien se llevó el móvil de Clarise y aunque no sé con qué fin, algo me dice que debemos seguir este rastro, es mi única esperanza de encontrar a mi hija —pronunció Emma.—Bien, Richard le ha dado dos horas a Natasha, y si él puede jugar, nosotros también lo haremos.Ángel explicó el procedimiento que llevarían a cabo para la operación, mientras su gente se ocupaba de proteger a Natasha de manera discreta.Él se haría cargo del resto.—Iremos contigo —dijo Ryan al ver las intenciones de Ángel de dejarlos atrás.—Es peligroso.—Natalia es todo lo que tenemos, no pod