Han pasado tres días y el no me ha vuelto a tocar, me besa y me deja alguna que otra caricia pero se queda en solamente eso.Ya no siento ninguna molestia ahí abajo pero no se lo he hecho saber, maldita vergüenza y pudor. He hablado con Madeleine sobre esto y me ha dicho que es normal que desee yacer con mi esposo y sí además es un hombre como el mío con más razón todavía si cabe.Aún me siento insegura por mi aspecto el y Madeleine me recuerdan todos los días lo equivocada que estoy. Quizás aquí o en Londres no se sea el estereotipo de mujer que se lleva, mi piel no es tan pálida, mi pelo y mis ojos no son claros, está claro que aunque yo creía ser más parecida a mi padre no lo soy. Soy una belleza española como un día lo fue mi madre o eso es al menos lo que le dicen.La navidad está próxima por lo que el duro invierno no tardará en llegar.Hoy es jueves y he decidido dar el día libre a toda la servidumbre incluida Madeleine. Quiero que James pase un día especial, ayer por casualida
Después del desayuno acompañamos a Madeleine y a Fred hasta el parque, más tarde pasaremos a recogerlos.James decide ir paseando ya que el museo no está demasiado lejos de la casa Pasamos dentro las tres mejores horas de mi vida, he disfrutado tanto que estoy eufórica, en mi felicidad he olvidado que James se ha debido aburrir como una ostra, pero este no se ha quejado ni una sola vez.Cada vez que quería ir a ver otra cosa este me ofrecía su brazo y la mejor de sus sonrisas.Salimos del museo cogidos del brazo, recuesto mi cabeza sobre su pecho, quién me hubiese dicho hace unos meses que podría llegar a ser tan feliz.— James vamos a buscar a Madeleine y a Fred—— No todavía tenemos tiempo para una cosa mas— dice sacando el reloj de su bolsillo.— A dónde vamos?—— Es una sorpresa, pero no te aflijas ya estamos cerca—Llegamos hasta un edificio bastante antiguo este tiene un pequeño escaparate. En el se hayan unos cuantos ejemplares clásicos.James abre la puerta y me invita a pasa
— Edwin Cárdigan, Barón de Trelew—Madeleine me entrega un papel y salimos de ese edificio, ni siquiera se dónde hemos estado las últimas dos horas. Estoy en shock.Leo el papel y veo que es una dirección, se la indico al cochero y este nos lleva hacia allí.Bajamos del carruaje y llamo a la puerta. A nuestro encuentro sale un hombre bastante mayor, se ve que está adormilado. Con las prisas no le me he dado cuenta de que ya medio Londres debe de andar durmiendo.— Qué desean y a estas horas— dice con un acento muy marcado y visiblemente molesto por las horas.— Estoy buscando a Lord Edwin, necesito hablar con el con premura—— Y no puede esperar a mañana—— No por supuesto que no, usted cree que si no fuera importante vendría a estas horas—El frunce el ceño y sigue parado en la puerta.— Cómo la debo anunciar?—Estoy apunto de responder por Isabel Duncan pero ahora que lo recuerdo el no asistió a mi boda por motivos de trabajo, así que igual hasta desconoce el apellido de mi esposo.
Hace algo más de una semana que regresamos y aunque dicen que la distancia y el tiempo curan el corazón. El de James no es el mismo, sigue siendo tan cariñoso y amable como siempre pero a menudo lo noto distante y absorto en sus pensamientos.Madeleine contacto con ese señor en el pueblo, para mi propia protección no le dijo quién era la que pagaba. Su trabajo era simple vigilaria a Ingrid durante una temporada y recabaría todos sus trapos sucios y cada uno de sus movimientos.Semanalmente le comunicaria a Madeleine sus averiguaciones y a partir de ahí. Tomaría medidas. Aunque ya tenía algo en mente, nunca pensé que dentro de mi se pudiese albergar tal odio e inquina.La semana de Navidad estaba cerca, la hermana de James y su madre vendrían a casa a pasar las fiestas, deseaba conocer a mi cuñada y que está fuese como una de mis hermanas. A mi suegra bueno... simplemente la ignoraria, aunque no me gusta el rencor esta nueva yo no permitira ninguna humillación más.Madeleine acaba de
Nos levantamos temprano ya que queremos comprobar que los caminos son transitables, gracias a Dios está ha sido la primera nevada del invierno pero no ha cuajado lo suficiente para abnegar los caminos.Desayunamos junto al resto de invitados con la excepción de la recién casada, su recién estrenado marido la ha dejado descansar, alegando que ayer fue un día demasiado cansado y estresante para ella.Un escalofrío recorre mi cuerpo, siento lastima por ella y sé que no debería, pero ella sola se lo ha buscado. Terminamos de desayunar y salimos a caballo.El aire es más frío si cabe, que ayer pero me consuela pensar que pronto estaré sentada cerca de la chimenea.Llegamos a la casa y Madeleine se encarga de que preparen sendos baños calientes.Me introduzco en la bañera y el olor de las esencias me provocan una arcada.— Qué esencias has añadido al baño Madeleine?—— Aceite de romero y lavanda—— Son demasiado fuertes, la próxima vez por favor no las pongas—— Entiendo, Isabel cuándo tuvi
— Aún no se lo has dicho?—— No, se lo diré la mañana de Navidad ese será mi regalo, tu crees que estará feliz?—— Y por qué no debería estarlo? Ya te adelanto que lo estará— responde Madeleine sonriendo.— Señora acaban de llegar dos carruajes— dice una de las chicas del servicio interrumpiendo nuestra pequeña conversación.Estás deben de ser mi suegra y mi cuñada, James ha salido al pueblo por lo que me toca recibirlas a mi, bajo hasta la planta baja y salgo hasta la entrada de la casa, allí veo como baja mi suegra y detrás de ella aparece una mujer rubia con un niño entre sus brazos. Unos pasos por detrás un hombre moreno les sigue el paso.— Isabel te veo muy bien, me alegro que hayas dejado de usar ese horrible vestido gris—Creo que no lo ha dicho con maldad, más bien creo que ella es así. Por lo que decido sonreír.— Soy Ari, bienvenida a la familia hermana— dice la rubia acercándose a mí y dándome un abrazo.— Encantada— respondo bajito.— Y mi hijo no lo veo por aqui—— Ha id
Este capítulo será narrado bajo el punto de vista de James... Este narrará varios episodios de su vida junto a Isabel.Estamos a punto de llegar a esa maldita casa, es la primera vez que vengo por estás tierras y también creo que será la última.Mañana se celebrará mi matrimonio, un matrimonio que no deseo y el cual aborrezco pero al que no me puedo negar.Nunca entenderé las razones de mi progenitor para unir mi vida con la de una mujer que no he visto en mi vida y a la cual desconozco totalmente.Aún así por mi apellido y el legado de mis antepasados es algo que debo cumplir.Bajo junto a mi primo del caballo, mientras madre baja del carruaje.Un señor mayor el cual imagino que es el cabeza de familia se sitúa en la entrada de la casa junto a tres jovencitas.Una de ellas debe de ser mi prometida, la primera es castaña de ojos oscuros. No posee curvas marcadas y para nada caderas generosas, la segunda es más redondeada de cabellos dorados y piel más clara y la última debe de ser la
Condado de Sussex 1866Los meses pasaron y con ello llegó el nacimiento de nuestro primogénito, no podía creer que mi esposo se colará en la habitación y se desmayara durante mi parto.Aún con eso y un buen golpe en la cabeza fue el mejor día de su vida, mi pequeño James vino al mundo para cambiarlo.Un bebé tan parecido a su padre que hasta se podría dudar de mi propia maternidad, menos mal que hubo testigos de que yo lo traje a este mundo y aunque el bebé no se pareciese en nada a mí lo que de verdad me importaba era que estuviese sano.Un mes después de su nacimiento tuve que enfrentarme al peor de los enemigos! un marido y un padre sobreprotector.Dos semanas tardamos en llegar hasta casa de mi padre, en múltiples ocasiones llegué a dudar de llegar a tiempo a la boda de Mary. Yo que decidí salir con tiempo para poder pasar unos días más a su lado y gracias a este cavernícola llegamos el día de antes de la boda.He de decir que me sorprendió la reacción de mi padre al llegar, este