CAPÍTULO 50

Asimilar la noticia de mi embarazo fue algo que nos llevó algunas horas.

Sin embargo, creo que cada vez que pensamos en lo que será ser padres ambos nos caemos de susto. Nadie nunca está preparado para ser padres. Reflexioné en lo que Joel dijo antes de irse y le marqué a mi ginecólogo para concretar una cita. Damián estaba ansioso porque nos la habían dado para el día siguiente por la tarde. Lo que, según él, le daría tiempo para trabajar y acompañarme.

Ahora, estoy en la mesa del desayuno en la cocina comiendo una ensalada de pechuga de pavo, espinaca, fresas. Amaranto y queso de cabra.

La verdad es que está muy buena y mi estómago parece apreciarlo. Estoy tomando de mi botella de agua cuando Damián entra y respira aliviado al verme comer algo. Se acerca a mí, deja un beso en mi cabeza antes de sentarse junto a mi

—¿Te sientes mejor?

Asiento dejando la botella sobre la mesa.

—Gracias a Celeste que me ha preparado esta ensalada—la miro desde mi asiento.

Ella me mira mientras termina
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