Samary.Gracias a la metedura de pata de nuestros amigos la tensión que había entre Daimon y yo se relajó, ya no me sentía tan avergonzada, recordando a la mujer en la que me había convertido la noche anterior, ni saltaba ante la mínima provocaciones de ciento empresario.Vale y Bacon habían hecho bastantes locuras, y se habían puesto en suficiente evidencia ante el mundo, como para que la pasión que había despertado Constantine en mí, tuviera mucha repercusión, a la hora de tratarnos el uno al otro, además las carcajadas que habíamos soltado ambos, a costa de nuestros desastrosos mejores amigos, había aligerado un poco el ambiente.Durante el vuelo, más bien me dediqué a leer la información de la caída de las acciones de la empresa de mi padre, mientras mi marido trabajaba en su ordenador. En los noticias de economía, Akon se dedicaba a negar que fuera cierto su rotura con la empresas Nikolaus, mientras esta última, mantenía silencio, Me imaginé que eso sería parte de la estrategia
Samary.Mientras la intrusa era apartada miré a mi marido, que permanecía serio, y rígido, con la mandíbula apretada, y mirando a la persona que tenía delante de él.Mis instintos me decían que la tía de Constantine, según nos había dicho esa mujer, que claramente me ignoraba, prestando toda su atención a mi marido, era claramente para molestar a Constantine.Y bueno ya tomada mi decisión, sólo había que llevarla a cabo, así que adelantándome me puse delante de la sonriente víbora, que sólo miraba a mi marido, con una sonrisa llena de deseo.- “¿Y usted es?”- dije colocándome entre mi marido y ella. Pareció que esa acción mía le molestó, porque frunció el ceño, mirándome, como queriendo analizar quien era ese ser tan molesto que le impedía llegar a su objetivo, mi hombre.Hice que mi sonrisa se ampliara, y mi años de modelo hicieron su aparición, dejé que las expresiones de mi cara expresaran relajación y soberbia nivel arpía, como si la aparición de la pelirroja fuera un mal menor, q
Valerie.- “Pero maldita mujer ¡estamos casados!, y no sólo esos, estamos en el ojo del huracán, debemos mantener las apariencias, y no llamar más la atención, si queremos que esto funcione. Debemos vivir juntos”- me decía totalmente harto de mi actitud Bacon. Esta era como la quinta discusión, desde que esta mañana, que nos levantamos juntos en la misma habitación, tras el peor error de mi vida.Sabía que no estaba siendo nada colaborativa, principalmente, porque después de los videos, que a esta hora salían por todas partes, me recordaban las mil y una cosas que no se debe hacer, cuando estas ebria. La primera no emborracharte con un hombre que te atrae tanto que, eres capaz de cazarte con él en las Vegas, para luego no recordar la noche de bodas, que de seguro fue espectacular. - “Zorra Valerie, tu vida definitivamente, es un puto desastre.”- me dije a mi misma por enésima vez.Pero no sólo por eso, sino porque ni siquiera podía eludir mi responsabilidad. No sólo había colaborado
Valerie.Me fui despertando poco a poco mientras era transportada en unos cómodo y agradables brazos, que me recordaron por unos segundos, a gemidos apasionados, el olor intenso y agradable de su cuerpo, un cuerpo duro fibroso, que daban ganas de hincar mis dientes en él, mientras mi cuerpo se estremecía por las caricias y los besos. Era tan maravilloso que no pude evitar gemir ante el recuerdo.- “No creo que sea el mejor momento para gemir guerrera, tu suegra te está oyendo ahora mismo.”- la voz ronca y algo teñida de frustración del pervertido, me hizo abrir los ojos de repente, para mirar a mi alrededor.Me encontraba en la sala amplia y muy lujosa de una gran mansión, y delante de mí, una bella mujer rubia de mediana edad de ojos verdes intensos, un hombre alto y muy atractivo para su edad, moreno de ojazos azules, un azul muy parecido en el que me había sumergido en mis sueños, y finalmente una joven, que hacía poco había cumplido los dieciocho o era incluso menor por su aparien
Valerie.El trayecto fue rápido, seguro que el pervertido no lo hizo más largo de los normal, pero ¿Por qué me parecía que no terminábamos de llegar a mi cuarto, a mi cama y a los dos desnudos disfrutando el uno del otro? ¿Quizás por qué hacía tanto que ansiaba esto, que una décima de segundo de espera más de lo normal, para mí, era un mundo? Nada era comprensible para mí, sus besos, y sus caricia se me hacían conocidas, deseadas. Mi cuerpo absorbía su tacto, como si reconociera a su dueño, en un momento me vi depositada en la cama, el intentó alejarse, para quitarse la ropa, pero ni eso le dejé, si hacía falta arrancaría esas prendas con mis dientes, pero Bacon Martin tenía prohíbo alejarse de mí, y sólo había una razón, no quería ni deseaba recuperar la razón, quería perderme en todas esas sensaciones, y quedar tan agotada, que ni me diera tiempo de repetirme a mí misma el “Te lo dije”.Lo agarré fuertemente y le quité el suéter que olía tan bien, olía a su perfume mezclado con ese
Narrador.Mientras nuestras damas vengadoras, vivían su propia vida, en espera que, de dar, a sus regreso, los pasos para su venganza, y que todo se fueran cumpliendo, en California, un CEO se reunía con sus inversores y sus abogados. Estaba preocupado con la situación de la empresa, las acciones estaban bajando, y no quería hacer una restructuración de personal, porque eso harían cundir aún más el pánico, pero, aunque aún no tenía perdidas, pronto comenzaría a afectar a la parte financiera de la empresa.Decidió guardarle esta al CEO de Nikolaus L.G. Electronic, pensaba cobrárselas, a ser posible trayendo a su cama a esa diosa que ahora era su esposa, quisiera o no quisiera, hacía tiempo que los limites no existían para él, cuando quería algo lo cogía y punto.Pero por ahora lo más importante era salvar su empresa, y había varias opciones sobre la mesa, pero la más destacable era una aumento de la inversión, o incrementar el capital de la empresa. Todos estaban de acuerdo, así que la
Caroline Miller. - “Pero ¿Qué se cree la m*****a rubia?, ¿Quién se cree que es para hablarme y amenazarme?, ¡Maldita sea! me voy a vengar de ellos, de todos ellos.”- la ira me inundaban los poros. - “¿Quieres acabar con ellos?”- una voz masculina me hizo salir de mis pensamiento. Al girarme me encontré con un atractivo hombre castaño, vestidos de Armani, su cuerpo era musculado, no tanto como mi Constantine, pero era bastante atractivo. - “Creo que podemos ayudarnos mutuamente, ambos deseamos lo mismo, que el matrimonio de Nikolaus se rompa, tú por él y yo por ella.”- la ira volvió a mí, no en tendía que tenía esa mujer. - “¿Pero qué demonios tiene esa mujer para que los hombres se vuelvan locos por ella?, ¿Su coño es de oro?”- dije indignada. Él sólo sonrió, me pareció muy atractivo, y cierta parte de mi cuerpo se despertó. Lo deseaba. - “¿Bueno qué tal si hacemos un trato?”- me dijo acercándose a mí, haciendo que mi cuerpo se calentara. - “Bueno depende de lo que me des a cambi
Samary Miré a Vale, ambas sabíamos que con esto estábamos arriesgando muchas cosas, entre ellas nuestros matrimonio, así que decidí que si iba a ser sincera con el hombre que amaba, debía darle pruebas, y todas mis pruebas estaba dentro de esa habitación, y en mi mente. - “¡O todo o nada!, Kayla, siempre estaré contigo, juntas siempre, como cuando empezó todo esto.”- por primera vez Vale me llamó por mi anterior nombre, el que me habían dado mis padres al nacer, el nombre por el que mi padre invirtió su vida, para crear una empresas para que su hija tuviera el lugar donde dejar salir todo lo que su mente prodigiosa, tenía dentro. El hombre que fue asesinado por oponerse a que su hija cometiera el mayor error de sus vida, casándose con un maldito bastardo. No pude evitar que unas lágrimas resbalaran por mis mejillas. - “Gracias, Robin, eso me ayuda mucho.”- dije sentándome en el sillón a la espera que sonara el timbre de la puerta, y nosotras, o más bien yo, tuviera que contarle al