Por el momento, los ahorros del Anciano Señor Hunt y la Señora Hunt podían cubrir los gastos.

El Anciano Señor Hunt dijo que sus hijos y nietos deberían contribuir a pagar las cuentas una vez que la Anciana Señora Hunt fuera dada de alta. En cuanto al gasto que asumieron el Anciano Señor Hunt y la Señora Hunt, los hijos y los nietos debían devolverles el dinero. No le parecía bien que unos ancianos como ellos siguieran viviendo sin dinero a mano.

Los ancianos eran codiciosos, pero sabían que sus hijos y nietos no serían tan amables si no les dejaban nada a su nombre.

Era mejor contar con un fajo de billetes que con sus hijos biológicos.

Ya que la pareja de ancianos tenía unos ahorros de varios cientos de miles de dólares, los hijos solo recibirían unos cien mil dólares por familia si lo repartían en partes iguales. Aun así, nadie rechazaría dinero gratis.

Cuando llegó la enfermera con la cuenta del día anterior, el Anciano Señor Hunt la tomó para echarle un vistazo. Frunciend