Isabela no respondió nada.

Leandro expresó su opinión, y al ver que ella no respondía, comprendió que sentía inferior.

Si el que le gustara fuera cualquier otro hombre normal y corriente, tal vez Isabela no se sintiera inferior por ser una ciega, pero ahora mismo, tenía que enfrentarse a Callum, de la familia York, que era la familia más rica de Wiltspoon, mientras que todas las posesiones de la familia Nuñez sólo habían llegado a los mil millones.

Y era posible que parte de ese patrimonio fuera embargado, y cuando eso ocurriera, junto con los negocios legítimos que pudieran salvarse, se estimaba que sólo tendrían unos pocos cientos de millones en activos.

No se podría comparar con la familia York que contaba con una propiedad de cientos de miles de millones de dólares.

Debido a sus propios problemas, Isabela se sentía inferior e indigna de Callum.

Tras la cena y un breve descanso, Leandro llevó a Isabela de vuelta a la ciudad.

Cuando llegaron, Callum y los demás acababan de salir del