—Pensaba que si quieres quedarte aquí unos días para escapar de Callum York, le diría a mi novia que coja un avión y venga mañana para acompañarte.

Era un hombre y, pasara lo que pasara, siempre le resultaba inconveniente cuidar de Isabela.

Además, como había decidido protegerla durante el resto de su vida, como un hermano, tendría que mantener una distancia segura con ella, y la ayudaría de todo corazón en lo referente a los asuntos de la compañía.

Después de todo, ella todavía estaba ciega.

Cuando iba a dar una videoconferencia por la tarde, era él quien estaba allí para ayudarla a hacer preparaciones.

—No tengo ninguna relación con Callum.

Isabela se apresuró a explicar por sí misma.

Leandro le sirvió algo de comida, la miró durante un buen rato y le dijo: —Isa, te conocí cuando eras una estudiante que acababa de empezar el bachillerato, y ya han pasado catorce años, sé muy bien qué clase de persona eres.

—Aunque llevas toda la tarde en videoconferencia y pareces ocupada y dedicada,