Capítulo 453
En este momento, él solo quería ir a la casa de su suegra.

¿Acaso Ánsar seguirá a Lucía?

¡Este viejo tonto! Lo maldijo en su mente.

¿Qué diablos está pensando hacer?

...

Cuando Lucía llegó a casa, Ana aún estaba tomando el sol en el balcón y se alegró al verla entrar.

"¡Lucía, ven!"

Lucía se acercó apresuradamente.

Ana señaló las varias macetas de suculentas que había criado, y con un orgullo inmenso presumió ante su hija, "¡Mira, las he criado muy bien! Estas plantas tienen una vitalidad increíble, ¡pueden crecer así con solo regarlas una vez cada dos semanas!"

Lucía se rió entre dientes.

En su memoria desde que era pequeña, su madre nunca se ocupaba de esas plantas y flores, cualquier cosa que tocara, seguramente se marchitaría.

Ella solía bromear diciendo que lo único que su madre no había matado eran ella misma y su hermano Emilio.

Ana le lanzó una mirada de reojo, sonrió con los labios apretados y sabía que su hija seguramente se estaba burlando de ella, así que continuó manipulan
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