Capítulo 404
Lucía salió de la ducha y se dirigió a la cubierta del barco.

En ese momento, el sol estaba en el centro del cielo, debería ser mediodía. Aunque era otoño, la temperatura seguía siendo alta y la cubierta se calentaba bajo el sol, caminar descalzo sobre ella era muy cómodo.

Lucía vio a Ánsar sentado en la proa del barco.

Ánsar también la vio y se volvió para saludarla.

"Tío", dijo Lucía, sonriendo y asintiendo con la cabeza.

Ánsar le hizo un gesto para que se sentara a su lado.

"¿Y tu novio?", le preguntó sonriendo.

"Fue a lavar la ropa", señaló Lucía hacia el bosque, "está al lado de la fuente".

Ánsar giró los ojos y se acercó a ella para preguntar en voz baja, "Por lo general, ¿es él quien lava la ropa en casa, verdad?"

"Tenemos una criada en casa, ella suele hacer las tareas domésticas", respondió Lucía.

Ánsar frunció el ceño, "Entonces, ¿quieres decir que este chico holgazán no hace nada?"

Lucía se sorprendió y sonrió incómodamente.

No entendía por qué este tío se preocupaba tanto.

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