Capítulo 356
Deseaba disfrutar un poco más de su intimidad...

El rostro de Lucía se volvió discretamente rojo, recordando que esas palabras las había dicho ella a él antes.

Polo la miró en silencio.

Sonrió y su gran mano rodeó su hombro expuesto...

En la mañana temprano, Polo se despertó lentamente y vio que Lucía seguía durmiendo. Se levantó suavemente y fue a la cocina a buscar la sopa que Josefina había preparado temprano.

En estos últimos días, Josefina le preparaba diferentes tipos de sopas todos los días para fortalecer su cuerpo. Tomaba sopa varias veces al día.

Sin embargo, a pesar de todos los cuidados y suplementos, parecía que aún se encontraba débil.

Polo se rió suavemente. Apenas llegó a la cocina cuando escuchó el maullido de un gatito.

La ventana de la cocina daba al patio, y un gato naranja gordo saltó al alféizar de la ventana, estirándose perezosamente al sol.

Este gordito naranja era un visitante frecuente en Nyisrenda.

Cuando lo vio por primera vez, era un gato callejero pequeño
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